Parte de historia sin título

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Hoy era el día, el día más especial del año, hoy era catorce de Febrero, y ahí estaba el, con su perfecta cara de recién levantado y no me lo podía creer, traía sobre sus manos una preciosa bandeja de color plateado con un desayuno magnífico, empezaba muy bien este gran día, me pidió que me vistiera y me dejó sobre la cámara un pañuelo de seda blanco, cuando salí ahí estaba el, le entrege el pañuelo y el me lo puso sobre los ojos, monto en el coche y me llevó a un lugar con un olor muy peculiar, olía a azahar y podía oír agua caer por todas partes, cuando me quitó la venda estábamos en la juderia, en un precioso restaurante, había alquilado una terraza llena de flores y con una fuente gigante para nosotros solos, pedimos algo ligerito y me entregó algo, era un anillo de compromiso, este día no podía ser mejor, cuando terminamos me volvió a poner el pañuelo y entramos a un sitio con un aroma muy peculiar, era incienso cuando me quitó el pañuelo estábamos en unos baños árabes, los más famosos de nuestra ciudad, parecía como si hubiéramos viaja en el tiempo muchos años atrás, ahora toca relajarse, dijo el. Tras una hora de circuitos de relajación y masajes salimos y como era de esperar me vuelve a vendar los ojos, todo era tan especial, no podía creermelo, todo era tan perfecto.

Siento que me monto otra vez en el coche y cuando quiero darme cuenta ya estamos en el destino, ahofa es diferente, huele a aire limpio, a sierra, me quita el pañuelo y me dice mira hacia arriba, ¿Ves todas esas estrellas? Ahora quiero que pienses una cosa esas estrellas para algunas personas son muy pequeñas e insginificantes pero para otras es la cosa más importante de su vida, quien de verdad las aprecia, eso eres tu para mi, nos fundimos en un beso, pero.. Que estaba pasando todo se estaba volviendo turbio y negro, la cabeza de daba vueltas, no me lo podía creer todo esto era un sueño, me levante de la cama, como era de imaginar el no estaba con mi desayuno preferido esperándome , salí hacia el salón y ahí estaba el tirado en el suelo, otra vez la misma historia, tenía los ojos como las últimas veces que paso, tenía los ojos inyectados en sangre, todo el salón estaba revuelto y con muchas cosas rotas, se levantó tambaleándose y me empezó a chillar no podía creer que esto estuviera volviendo a pasar, me chillaba, me decía que por que no tenía recogida la casa, que por que no estaba el desayuno hecho para cuando el llegara, empezó a pegarme y a tirarme del pelo, yo sólo me arrinconé y rezaba por que parará, por que pasará ya otra de tantas.
Todo se estaba volviendo turbio, ¿Seria otro sueño? ¿Me despertaría y vería a mi marido con mi desayuno preferido a los pies de la cama? No esto no era así, esto ya era el final, por fin voy descansar, porfin estare tranquila de verdad.

Otra de tantas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora