C.22

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Me sentía en el cielo. Flotando entre la frescura de su cabello, y disfrutando de la suavidad de su piel.
Mis párpados estaban relajados, y mis músculos no mostraban señal de tensión alguna.
Está conmigo -me dije, en el momento que intentaba apretar mas mis brazos hacia ella...nada.
¿Como era posible?
Una bocanada de aire golpeó mi mejilla y abrí los ojos.
No!
-Señor estamos a punto de llegar, no se preocupe. El tránsito ya avanzó.

¿Que?, que mierda pasa acá, y ¿Donde esta _______? Es imposible, estaba en mis brazos hace unos minutos, y de pronto...
Estaba en el taxi. En el mismo que abordé para ir al hotel. Me había quedado dormido.

No, no , no. No es posible!. Ya se me hacía raro que no haya intentado golpearme al verme...
¿Qué haría ahora? Tendría que pensar en como reaccionar...mas bien pensar en lo que le iba a decir para que ella no tuviese el tiempo de razonar. Estaba perdido.
-Hotel Condrad....son 15 dólares.
Pagué sin darme cuanta el dinero que le daba, y tomé mis maletas.
Estaba temblando y a la misma vez sudando. Estaba nervioso. Ella estaba allí, a unos pasos, a unos pisos de mi. Tenía miedo. Al haberme enterado que había perdido un hijo...nuestro hijo. Mi mundo se derrumbó
Por mi maldita culpa.
Sabía que no podría vivir con ese cargo de conciencia. Asi que estuve a punto de darme vuelta e irme.
Pero luego pensé en ese sueño....¿que pasaba si confundía las cosas al no ir por ella, y se mataba?....lo mejor era tomar aire, levantar la vista, subir esas malditas escaleras, y aclarar todo. Y luego marcharme y dejarla hacer su vida. Dejar que sea feliz. Como se merece. Como siempre pensé que era.
Ella tan inocente y yo tan...bestia.
-Disculpe señor que necesita? -dijo el recepcionista con una sonrisa blanca y ancha hasta los pómulos.
-....Busco a ____(tn) ____(ta), soy su esposo....Sebastián ...
-Arango ....por supuesto. Como no reconocerlo....bueno su esposa se está hospedando en la suite presidencial. ¿Quiere que le avise su llegada?
-No!....quiero que sea...sorpresa por favor.
-Como guste señor. La señorita Arango se encuentra en el piso 15, habitación 210. Tome las llaves.
-Gracias! -le sonreí como pude, y marché hacia el ascensor.
Al estar de frente al ascensor, un escalofrío se apoderó de mi.
Un temor me recorrió desde la columna hasta la punta de los pies, erizándome la piel.
No me atrevía a subirme a esa caja magnética de metal ni por todo el oro del mundo....no después de enterarme que era claustrofóbico.
Miré las puertas abiertas dos veces, me di la vuelta, y fui a las escaleras.
Por mas que deba subir quince pisos, no volvería a subirme a esa cosa jamas.
Al subir los primeros escalones, mi corazón se estrujó y mi boca quedó en seco.
Recuerdos y recuerdos atormentaban mi cabeza.
<<Culpable>> era lo único que decía mi cabeza.
Avancé unos escalones mas, y por alguna extraña razón en mi mente resonó tres palabras: "Te Amo Sebastián "
Seguí mi camino...y me dejé llevar por mis pensamientos.

Flash Back.
Recuerdo haber estado en la playa.
-Tengo algo para ti... -dije sorprendiéndolapor detrás y besándola en la mejilla.
Ella sonrió, y se dio vuelta, mirándome con esos ojos profundos que me llevan al delirio.
-...Solo con tus besos soy feliz Sebastián ...no tienes porque...
-Sh! -la callé sobre sus labios- Debo hacerlo....sería un pecado no llenarte de regalos mi amor.
-Con que me llenes de besos soy feliz.
La besé, hasta dejarla sin aliento. Era tan simple y sencilla pero a la vez era maravillosa y hermosa.
Saboreé sus labios. Los mordí hasta que ellos pedían piedad. Ella solo sonreía, y jugaba sobre mi labio con su lengua....seduciéndome.
-Espera pequeña seductora....quiero darte algo.
Ella me miró inquieta con esos ojos profundos, y sus pestañas largas que me volvían loco.
Saqué de mi bolsillo un par de llaves y ella me miró sorprendida.
-Un auto?
Si bien nos hacía falta...no era necesariamente eso.
La tomé por la cintura, y nos sentamos en la arena, ella sentada sobre mis piernas, y yo rodeándola.
-Ya...dime que son estas llaves.
Le acaricié la mejilla con mi mano libre, y le susurré en el oído.
-Es la llave de tu nuevo hogar....de nuestro hogar.
Ella me miró con los ojos llenos de lágrimas y volvió a mirar las llaves.
-Que quieres decir Sebastián ?
Le dí un pequeño beso en la oreja.
-Quieres vivir conmigo amor?
En ese momento, se abalanzó sobre mi, y caímos en la arena.
-Es enserio? En verdad quieres vivir a mi lado? -susurró en medio de una emoción al borde del llanto.
Nos enderezamos.
-No hay nada que quiera mas en el mundo, que vivir junto a ti. Despertar todas las mañanas y verte en mis brazos, despeinada y dormida. Desayunar, almorzar, merendar y cenar junto a ti. Hasta podría decirte que quiero bañarme contigo -dije riéndome.
- Sebastián yo...
-Solo dime que si. -posé mis labios sobre los suyos.
-Claro que si Sebastián ....te amo.
Y me abrasó para luego besarme. Dejándome quizás en el momento mas traumático para mi...me había dicho te amo. ¿lo sentía realmente? O peor aún ¿lo sentía yo?
No le contesté nada, no sabía que. Y tenía miedo. Pero luego, unos días mas, me lo volvió a decir. Y notó con mas certeza que yo no le contestaba.
En ese momento se largó a llorar. Ya estábamos viviendo juntos. Iba todo perfecto, hasta que se tocaba el tema de quien amaba a quien.
No podía contestarle, porque no sabia que contestarle.
Yo me sentía mal, al saber que la hacía sufrir.

Marido Golpeador - Sebastian ArangoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora