Viejas compañias, malas bienvenidas.

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¿Cómo pude acabar siendo el intercambio de Japón con Britannia? ¿Por mis reclamos al rey o la incapacidad de Nunally? Eso es lo que no se... Al final acabe junto con mi hermana en la mansión de los Ashford. Siendo parte de aquel instituto. Cada semana me dedicaba para ir a un templo pensando en cómo eliminar a Britannia ¡¡¡POR LO QUE NOS HICIERON!!!, hasta que me tope con otro niño.

-Destruiré a Britannia ¡no importa que tenga que hacer! -Me dije a mi misma, tapando mi rostro con aquel sombrero que traía puesto, sin dejar ver mis extremidades gracias a la gabardina que tenía encima.

-¿Cómo piensas hacerlo, Británico?- otra voz resonó atrás de mi. Escuche como le quito el seguro a la revolver (Pistola) que me apuntaba.

-¿Piensas matarme igual que lo hiciste con tu padre?- era como un juego de ajedrez. Yo ya poseía dos peones y el uno solo. Con esta platica el último en dar el JaqueMate ganara.

-¿Quién te dijo?

-¿Decirme que...? Era lógico que tu lo mataste... -me di media vuelta, quedando de perfil. Penetre totalmente mi mirada en aquel, simplemente de reojo- Lelouch Vi Britannia

-¿Esa es tu conclusión? Bueno, así que eres hijo de Britannia. Suzaku Kururugi -me seguía apuntando con el arma. Pero se notaba que no podía jalar del gatillo.

Regrese la mirada hacia al frente; sabiendo que el JaqueMate ya lo había hecho yo... 3-1; dándole la espalda nuevamente me digne en soltar las palabras que mi mente no podía resguardarlas por más tiempo.

-Si... Soy hijo de esos dos monstruos que me engendraron -Sentí como si alguien tomara mi brazo, inmediatamente dirigí la mirada al agresor. Al final mis elogios dieron frutos. Bajo el arma, la guardo y me ofreció su mano.-¿A qué viene eso?

-Seré tu amigo ¿Aceptas o no, chico?

Su mano me ofrecía confianza, amistad, felicidad, esperanza. Pero olvide que el creía que yo era un niño... -¿Traición?- ¡No!¡No es traición si lo consideras como un desconocido! -Tus esperanzas se irán abajo si estas con el, recuerda ¡Yo soy tu confianza, yo soy tu mano derecha, yo soy tu esperanza, felicidad... Yo soy todo para ti...-.

Lo medite por un segundo, las palabras de mi consciencia estaban inundando mi mente pero al final termine estrechando la mano de aquel. Le ofrecí venir conmigo hasta la mansión Ashford, donde me estaba esperando Nunally. Al principio se negó pero después de insistir que podría tener compañía, un hogar y familia acepto en venir.

Fueron pasando los días, después los meses, hasta llegar a los años... Me iba dando cuenta que aquel niño que fue terco en ese momento iba cambiando. Nunally se iba encariñando con el e incluso yo comencé a sentir algo por el... hasta que Suzaku decidido irse ¿Por qué razón? No lo se...

Estaba cumpliendo ya los 17 años. Para celebrarlo le pedí a Rivalz que me llevara en su motocicleta al casino. Una que otra vez para apostar y ganar en un juego de ajedrez. Yéndome victoriosamente de regreso a la academia Ashford (Sin olvidar que mi victoria no callaba a Rivalz) hubo un accidente. Un camión había chocado en una fábrica. Sinceramente no quería ir, pero para desatarme de Rivalz seria lo mejor. Subí a la parte de arriba del camión, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba adentro de la zona de carga; trate de llamar a mi acompañante pero no había señal a lo que significaba que estábamos bajo tierra... Me puse cómoda en una esquina esperando a que el camión descabellado se detuviera que sin darme cuenta termine durmiéndome UmU cuando desperté se escucharon disparos, pero eso no me importaba. Aquella carga o mas bien aquel secreto que había ocultado el imperio ¿Que es? Sin pensarlo lo abrí... ¡¡HABÍA UN HOMBRE ADENTRO!!  Por unos cuantos segundos pude admirar lo había dentro hasta que sentí como un golpe inesperado se planteaba en mi hombro empujando con gran fuerza contra la pared, causándome una herida que soltaba carmesí desde mi nuca. Alce la mirada algo embobada, escuchando otra vez el sonido que provenía del arma, al observar con más agencia vi como una persona de uniforme me apuntaba. Inundada por el miedo y terror no podía moverme.

Recuerdos marchitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora