ONE DAY.

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                                   Todo comenzó el 9/10/99 yo nací, no tuve mucha suerte entonces, mi mamá había muerto, y mi padre se había ido lejos, pues...ellos me han dejado sola. Y para mi mala suerte tuvieron que darme una familia adoptiva, que dieciséis años después serían una completa basura. Mi madre (no creo que la pueda llamar de esa forma) Me lastimaba sin razón alguna, y cuando iba a la escuela, me hacían lo mismo, realmente no quería sufrir eso. Y Aún que me hubiera pasado todas esas nunca me he quejado. Simplemente quise algo mejor que eso. Y mi madre adoptiva no me quiso, ella me llego a un internado para locos mentales, yo no estaba loca, pero quería hacerme eso..., todos quieren eso. Recién me estaba anotado en esa institución, y miraba la gente que estaba allí, me daba tanto miedo, con sólo mirar lo espeluznante que era allí, personas riendo locamente, algunos jugaban damas o ajedrez, algunos se peleaban con otros por ninguna razón alguna, unos enfermeros habían separado y algunas estaban durmiendo, y...había un chico allí, rubio, con los ojos marrones y un poco grandes pero tiernos, y labios finos, con una camisa de rallas, él me estaba mirado, él me hizo señales para que preste atención de lo que decían, pero como si se estuviera divirtiendo de que lo vea. Yo miré a la señora y mi madre adoptiva estaba platicando de un asunto sobre mí. Mayormente sobre mi salud, o mi edad.
-Señorita, ¿Me ha escuchado?
-¿Puede repetirlo?
-Oh, pobrecita, está tan confundida que, realmente es muy aislado, ¿cierto?-me ha preguntado, sí ha comido algo hace algunos días o hace rato...
-No, no lo ha hecho. ¿Qué no puede verla? O quizás tu madre es tan estúpida para no darse cuenta o no te deja comer de hace semanas ¿me equivoco?-dijo el chico rubio detrás mío.
-Mike, vete.
-¿puedo saber cuál es su nombre?
-Lo descubrirás pronto, ahora vete.
-Joven, ¿puedo hablar con usted?-Habló mi madre adoptiva que estaba junto a mí, simplemente me pareció de sorpresa que dijera eso. Él la siguió.
La señora que hacía preguntas sobre mí, acumulaba sus preguntas. Quise prestarle más a la conversación sobre mi madre y él.
-¿Sí?
-Puedes hacerme esté favor, a cambió de algo. Te haré mucho dinero si haces que su estancia de aquí fuera un infierno, e incluso trátala como si no fuera nada.
Fruncí el ceño dolida, él me miro, él supo que lo estaba mirando pero eso no le importó como para responder lo que era su verdadera respuesta.
-No me importa su maldito dinero, y... ¿Alguna vez le ha dicho eres una ¡Maldita bruja!?-Dijo Mike gritando la última palabra, la señora que me hacía las preguntas, se llamaba Gladys, lo miro espantada y luego corrió hacía él.
-¡Michael vete de inmediato a camilla!
Él fue sin quejarse con una sonrisa, y pude notar que él me hecho un último vistazo, y me sonrió tenía hoyuelos realmente tiernos hacía que se vea más bueno de lo que aparenta. Luego me habían llevado a un lugar con bastante fuerza que hizo que pegué un salto a la realidad. No me había dado cuenta que estaba viendo a Mike. Me habían agarrado tan fuerte que casi me caigo, pero eso no importó.
-Pues, pónganla en una habitación, y que no coma hasta el otro día.
Lo que había dicho se había escuchado por todo ese lugar, parecía una prisión con unas ventanas con arrojas y todo estaba de color grisáceo y el lugar que me envían era un lugar bastante pequeño, pero con techo alto, sin ventanas y estaba oscuro, sólo había una ventana y era en la puerta, suerte que no soy claustrofóbica, había una cama pequeña, pero no quería dormir allí, ellos me estaban viendo con una sarcástica sonrisa, y apartaron la única luz que me daba al menos en la cara, y con un fuerte portazo cerraron la puerta, y así como lo prometieron no me trajeron comida en todo el día, empezaba a tener hambre y estaba mareada, no había comido en casi una semana. Alguna voz decía "Pss" Desde la ventanita de reja en la puerta, me acerqué hacía la puerta temerosa.
-Hola.
-¿Qué haces aquí?
-Sé cómo la primera noche es una mierda. ¿Quieres algo para comer?
-¿En serio?
-Si, ¿quieres, creo que puedo pasarte por debajo de la puesta. Sólo cuida que Felux no te lo agarré.
-¿quién es Felux?
-Una rata. Le pongo nombres, es raro pero así soy.

Yo eché una pequeña risita.
-¿por qué me ayudas?
-¿Cuál es tu nombre?
-Gilda
-Oh, ¡Qué horror! Te llamaré Grace.
Sonreí.
-No has respondido.
-¿Alguien no puedo ayudar a alguien que no sea esa misma persona, sólo para ser amable por solo una vez?
-Nadie en su sano juicio, Mike.
Él rio.
-Existen personas, así. Sólo que todavía no las has descubierto.
-¿Te gustan las ratas?
-Oh, no. Sólo les pongo nombre.
...

Él se había ido cuando un enfermero vino asegurarse de cómo estaba. Ciertamente, eran las seis de la mañana cuando me levantaron con los rayos de la luz del sol. Ellos llevaron a todas las chicas de aquel lugar al baño para limpiarse, incluyéndome. Me vi en el espejo que estaba allí, era prácticamente tenía pecas muy transparentes, con los ojos claros como el agua, y tenía mi cabello marrón despeinado no tanto porque lo tenía corto no tan corto, pero corto. 

Luego de salir, todos estaban allí, algunos pegándose en la pared con la cabeza, otros gritaban locamente, otros estaban rezando, lo que sería bueno si vivieran aquí. Y otros estaban perdidos, o sentados dibujando con crayones negros. Y entonces vi a Mike, él estaba hablando con una chica, tenía el cabello marrón, lo tenía largo, y tenía los ojos grandes y lindos, pintados con un lindo color azul. Ella tenía algo en entre sus dedos. Un cigarrillo, sin previo aviso, me senté junto a ellos, Mike no tardo en hablar.
-Em, te presentó a Grace.
Emma me miro con el ceño fruncido, y me tiro una nube de humo grisáceo en la cara, entonces empecé a toser.
-Un gusto.-Dijo está chica riendo.
Una chica de cabello rubio.
-Los que empiezan a pensar que tienen una linda forma de salir aquí, ya pueden retirar ese pensamiento o sabrán lo que les pasará. Te veo a ti, Mike Richards.
Él se cruzó de hombros y le sonrió sarcásticamente. Él me había explicado que eso lo decía cada día, mayormente casi todos los que estaban aquí, lo que no estaban completamente locos, planeaban como salir de aquí, asesinos, prostitutas y hombres que viven aquí sin ninguna razón.
Emma dejó de sonreír y miro al chico que estaba jugando a las damas, tenía una triste expresión como de cansancio o solo quizás de aburrimiento, tenía rulos en todas partes, y era tez pálida. Traía remera azul y pantalones jeans azules. Emma se acercó a él y pude escuchar lo que decían, tenía los oídos más agudos de lo que la gente piensa.
-Henry, ¿quieres venir con Mike y conmigo?
Él simplemente se paró, y se sentó junto a Mike, sin decir una sola palabra por largo tiempo, él me miro.
-Ella no formará parte del plan.-Ordenó.
-¡Ella no está loca, Henry!-Le Exigió Mike, que estaba mirándolo con cara de pocos amigos.
-Me da igual eso, que se pudra con todos los demás aquí.
Mike me miro.
-Sí quisieras ser una persona con fortuna sigue mis pasos.
-¡Michael!-Gritó Henry.
-Uno, jamás digas esté secreto. Dos, necesitamos que nos ayudes a obtener una llave.-Dijo Mike, ignorando a Henry.-Pero no ahora, te diré cuándo.
-¡No!-Gritó Henry.
-Henry, no ves, ella es buena nótalo en sus ojos, no es tan mala como asumen.
Aún que él trataba de hacer eso por mí, ese chico no dejaría ir con ellos, al menos eso supongo.
-Ciertamente, sus ojos son de ojos claros, no ojos de la verdad. Mike.
-Oh, calla.-Ordenó.-Tu irás con nosotros, ¿aceptas?
-Sí así lo desean.
-Bien. Entonces te diré las quince reglas para escapar de aquí.

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Las quince reglas para escapar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora