Eran sus primeras vacaciones en casi dos años y tenía pensado aprovecharlas al máximo.
Desde que él se había ido de su lado que DongHae no había vuelto a pisar los lugares que frecuentaban juntos, evitaba caminar las mismas calles, pasar por los mismos negocios, incluso había dejado de usar su abrigo de invierno para cambiarlo por uno de otro estilo. ¡Si hasta se había mudado, demonios!
¿Por qué?
Simplemente porque todo aquello le recordaba a HyukJae y a su manera de caminar, de moverse, de vestir, de hablar, de hacerle el amor... Y, cada vez que pensaba en eso, sus ojos se llenaban de lágrimas que no podía evitar que se escurrieran de sus ojos como si hubiera abierto una canilla imposible de cerrar, como si hubiera desatado una tormenta que no se detendría jamás.
Cuando finalmente había logrado superarlo, había juntado el dinero suficiente y se había escapado fugazmente hacia la isla Jeju, un paraíso terrenal en medio de la nada, un lugar que le ofrecería la paz que había estado buscando durante casi cinco largos años.
KyuHyun, ya casado, lo había convencido de hacerlo, claro estaba, junto a la pequeña AhRa, sobrina y ahijada de Hae, la hija de su mejor amigo.
Kyu lo había persuadido, le había ordenado prácticamente que se fuera bien lejos y dejara, durante un tiempo, todo atrás. Kyu era la persona que más había estado allí, siempre acompañándolo, durante su caída y su resurrección, intentando que DongHae no se dejara morir por amor y que no se hundiera aún más de lo que ya lo había hecho.
Tras haber aguantado los sermones de KyuHyun, las palabras de aliento de su esposa, TaeYeon, y los abrazos cariñosos y sinceros de AhRa, DongHae había decidido, de una vez y por todas, darse una oportunidad y salir al mundo.
Sí, su vida había continuado tras los casi nueve meses de depresión que lo habían mantenido a raya de la sociedad. Después de ese período oscuro de su vida, en el que Hae había caído en el más doloroso de los infiernos (si es que ese lugar era concebible en el plano terrenal), se había animado a seguir adelante con sus estudios.
Mientras cursaba su maestría, había conocido a KiBum, un joven extraño que lo había eclipsado, pero que había resultado ser nada más que una ilusión, ya que estaba comprometido desde hacía algunos meses con una de sus compañeras de clase. No volvería a ser el segundo plato de nadie, menos que menos de una mujer, eso se lo había prometido a sí mismo y a KyuHyun en el momento en el que HyukJae se había deshecho de sus sentimientos más puros.
Desde ese entonces, DongHae no había vuelto a entablar una relación sentimental con nadie, ya que temía que volvieran a herirlo. Y no es que algo tan grande como un noviazgo estuviera en sus planes tampoco, ya que Hyuk había acabado con sus ilusiones y sus ganas de tener su propio cuento de hadas.
Hae estaba roto, no podría amar a nadie más y lo sabía; así que, cuando algún hombre se interesaba en él, simplemente se acostaban un par de veces y no volvía a verles la cara. De esa manera había roto el corazón de muchos chicos que lo veían como el hombre ideal, ya que era amable, tierno, adorable y muy bueno y salvaje cuando estaban entre las sábanas.
Era sorprendente cómo había podido ser totalmente sumiso y haberse entregado a HyukJae, con él era puramente pasivo y se dejaba poseer sin problemas. Pero no así con los demás, nunca más había dejado que algún otro hombre lo poseyera y lo dominara. Él era quien daba, siempre.
Sabía que no había remedio para el daño que le había causado el amor de su vida.
¡Diablos! Si algunas noches se acariciaba hasta llegar al orgasmo pensando en Hyuk y en toda su longitud, en cómo lo penetraba y le juraba que lo amaba, que jamás lo abandonaría, hasta obligarlo a sumirse en el mejor de los clímax. El problema llegaba cuando abría los ojos, volviendo de sus ensoñaciones, y estaba solo, en su habitación, sintiéndose totalmente usado y casi tan sucio como cuando se acostaba con esos hombres que no vería nuevamente... Y lloraba, lloraba hasta quedarse dormido o hasta el amanecer, cualquiera fuera el primero en llegar.
– ¿En qué piensas? – acercándose a él y acomodándose a su lado, en el sofá, Kyu lo sorprendió, en medio de su batalla interna, como de costumbre. – Me imagino que no tendrás la mente perdida en el idiota del Innombrable, ¿verdad?
Así era como su mejor amigo le decía a su... ¿Ex? ¿Habían sido una pareja verdaderamente, como para que Hae hablara de Hyuk como su ex-novio?
No.
Así era como Kyu llamaba al amor de su vida, a su Hyukkie.
El corazón de DongHae se comprimió y soltó un suspiro.
– No lo llames así – le pidió, totalmente acongojado.
– ¿Y cómo pretendes que le diga, eh? ¿Mono de feria? – el ceño fruncido de Kyu se acentuó y DongHae apartó su mirada. – Me molesta que sigas pensando en él después de tanto tiempo.
– Sólo han pasado...
– ¡Cinco putos años! – gritó KyuHyun, levantándose del sofá y caminando de un lado hacia el otro, respirando con dificultad. Suavizó su expresión y su voz. – Lo siento...
– Nunca serán suficientes – sollozó DongHae y su mejor amigo se acercó a consolarlo, lo mismo que hacía cada vez que discutían por la misma razón. Lo abrazó hasta que el otro se calmó y pudo volver a ser él mismo... Bueno, esta nueva versión de su persona.
¿Qué era lo que nunca sería suficiente? ¿La cantidad de años pasados? ¿El número de hombres con los que se había acostado?
Todo, quizá. Nada podría borrar sus recuerdos y los restos que había dejado HyukJae en su cuerpo y en su alma.
– ¿Tienes todo listo? – le preguntó su mejor amigo, una vez que la respiración de Hae se había normalizado. Simplemente asintió.
KyuHyun se levantó y tomó las valijas, listo para acompañar a su amigo hasta el aeropuerto.
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MASQUERADE
FanfictionGénero: Romance - Drama - Yaoi Clasificación: +18 Protagonistas: DongHae y EunHyuk Pairing: EunHae y mención de TeukChul