Prólogo

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- Hey, ¿Qué haces aquí cenando sola?

- Hola, Nada estaba agobiada y he aprovechado que tengo que mirar unos papeles.

- Itzi tienes que desconectar del trabajo un poco.

- Prefiero desconectar de la familia.

- Uf, no me hables de la familia, estoy de papá hasta el moño, no soporto que tengamos que hacer este papel de la familia feliz.

- Sabes cómo es, nunca va a dejar que en público nos mostremos como somos.

- Pero si no puede ni mirarme a la cara... nunca va a aceptar que...

- Merche sabes que papá te sigue queriendo, solo que es un poco carca y no entiende lo que te has hecho.

- Pues debería ir entendiéndolo hace dos años ya...

- ¿Entendiéndolo? Todavía no ha entendido mi separación con Nacho y de eso hace cinco años.

- Madre mía...

- Cielo, nacimos en la familia equivocada.

- Bueno, ya puedo añadir una cosa más a la lista de equivocaciones, no acerté ni una, sexo equivocado, familia equivocada... menos mal que no me equivoqué de hermana. – Dijo riéndose.

- Sí pues, menuda perla de hermana te ha tocado, está más loca que otra cosa.

- Bueno eso es verdad, ¿Qué clase de persona normal se pone a trabajar para desconectar de la familia?

- Me han enviado esto de la empresa de Nacho y he aprovechado.

- Déjame ver anda. – Dijo quitándole los papeles.

- Dame eso por favor.

- No sé cómo logras entender algo de aquí.

- Pues porque estudié esto, es solo una gestión de cobros.

- ¿Pero una abogada no tendría que estar defendiendo a personas en juicios?

- Soy abogada empresarial, no solo ejerzo esas funciones. – Dijo riéndose.

- ¿Oye y esto? – Dijo cogiendo una servilleta de papel que tenía al lado. – Que yo sepa esto no entra dentro de tu trabajo.

- Eso es que me aburría mientras leía, siempre es lo mismo.

- Deberías haberte dedicado al mundo del arte, no cualquiera dibuja así y menos en una servilleta de un restaurante.

- Sabes que el dibujo siempre ha sido un pasatiempo para desestresarme, nunca he querido convertirlo en mi trabajo.

- Lo sé, lo sé. Por cierto, ¿Has visto cómo te mira ese camarero? – Dijo mirando detrás de ella.

- ¿Qué dices? – Dijo sin girarse.

- Que sí, que sí, ya verás. – Dijo antes de levantar la mano para llamarlo.

- Buenas noches, ¿Desea tomar alguna cosa? – Dijo amablemente.

- ¿Podría traerme una copa de vino blanco? Y llévese los platos de mi hermana que ya ha terminado. – Dijo señalándola.

- Ahora mismo. – Dijo sonriéndole y cogiendo los platos, antes de que se fuese ella puso la servilleta de papel dentro del plato para que se la llevase y al ver el dibujo se giró y le volvió a sonreír.

- ¿Ves lo que decía?

- Oh vamos, simplemente estaba siendo amable.

- Ya, pues a mí no me ha sonreído de esa forma.

Desde que te vi supe que eras para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora