Capítulo 1.

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Paso la mirada por unos cuantos libros, hasta dar con el que buscaba. "A veces estás tan solo que tiene sentido" Charles Bukowski, lo tomo entre mis manos tibias cubiertas hasta la mitad por mi grueso suéter, y  sonrío al sentir el tacto de este hermoso libro, había esperado mucho este momento.

-¡Vaya! Por fin te encuentro. - lo llevo a mi pecho y continuo sonriendo bobaliconamente.

-¿Disculpa?- una voz grave y bastante conocida me saca de mi ensoñación. -¿Me hablabas a mi?

Esa voz... esa voz... No, no puede ser él, seguro es una mala jugada de mi subconsciente, digo intentando tranquilizarme a mí misma, me relajo y  volteo con cautela. ¡Puta madre! Me descompongo, para luego tambalearme anonada, definitivamente no ha sido una mala jugada... 

-Se... Se... - ¡Joder! ¿En qué estaba pensando? Me golpeo contra la pared mentalmente, no puedo llamarlo por su nombre se supone que soy Emma y no  Samantha la prepago fina que conoce.

-Se... supone que hablaba con el libro.- muerdo mi labio inferior y asiento frenéticamente. 

Pero que mala soy mintiendo, estaba a punto de decir su nombre.

-Oh, hablas con los libros, eso sí que es bastante interesante.

Santa mierda. ¿Ahora como salgo de esta? Simple, mueve tu trasero hacia la salida.- dice una vocecita chillona dentro de mi cabeza.

- ¿Sabes...? Te me haces conocida.- Ladea la cabeza y mira el libro que sostengo en mis manos.

Por un momento me quedo embelesada viendo sus pestañas golpear al parpadear, esos labios rojos y dulces, sus manos en los bolsillos del jersey con desgaste, la barba que nace sin control en su rostro. De repente entreabro los labios percatandome de que estaba aguantando la respiración. Maldición, necesito aire... Aprieto el libro contra mi pecho y respiro con dificultad.

- ¡Estoy completamente segura que no nos conocemos!- digo casi gritando.- ¡De verdad!- digo para finalizar. -Segura, muy segura.- insisto perdida y sofocada.

-Yo no diria lo mismo.- Sebastian toma un libro de la estantería y a continuación le echa un vistazo a mi ropa solo que lo hace con tanto descaro que me hace ruborizar.

-¡Oye desconocido! no hagas eso.

Cuanto quisiera lanzarme a sus brazos y decirle la verdad, confesarle que este año solo he sido suya. ¡Ajá! una puta de un solo hombre, eso si que es raro...

Pero lo cierto es que hace tres años había comenzado a trabajar para "Don Gabriel" actualmente mi jefe, al principio me vi involucrada en este mundo del sexo y el dinero fácil por culpa de mis desgracias, entre ellas estaba Alec, mi antiguo ex novio que me trataba de matar cada que vez que tomaba alcohol, sus golpes eran tan fuertes que llegue a estar internada en el hospital por más de un mes, en aquel tiempo me arrepentia de haberme escapado de casa de mis padres para huir con el imbécil de "Alec", mi vida con él al comienzo era perfecta, pero poco a poco fue convirtiéndose en un infierno, hasta que decidí escaparme de la casa en que vivíamos. Consideré mi escape todo un éxito puesto que nunca me encontró, pero ahora volviendo a lo verdaderamente importante; puedo decir que me volvi prepago porque necesitaba dinero, para vivir en un departamento y pagarme la universidad.

Llegue a Nueva York pérdida, golpeada y sin dinero, reconstruir mi vida era mi único objetivo, una cosa llevó a la otra, y ahora llevo tres años viviendo aquí, en ocasiones creía que era afortunada, en mi trabajo tenía derecho a escoger a mis clientes, a establecer mis horarios y a crear una identidad falsa para no ser reconocida o mucho menos juzgada. Trabajar en las esquinas como prostituta o por catálogos en internet si tenia sus diferencias, pues en los tres años que llevaba estudiando psicología y viviendo en el mismo departamento ni mi gata había llegado a sospechar.

Hidden Secrets.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora