Te escribí un poema en un trozo de papel

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Estaba sentado en una cafetería un día corriente como otro cualquiera, uno de esos días nublados y con poca luz.El café se estaba enfriando lentamente pero yo lo ignoraba, tenía un libro entre las manos la verdad es que era algo aburrido y monótono.

Sobre la mesa sólo estaba el café sobre un pequeño plato blanco, una cucharilla y una servilleta de papel.Todo parecía normal, todo estaba tranquilo hasta que la puerta de la cafetería se abrió. Al principio solo sentí la corriente de aire envolver mis pies, era un aire muy frío y molesto.

Pero luego me molestó el barullo, los fuertes murmullos de unas chicas que acaban de entrar y se habían dejado la puerta abierta.La verdad es que aquella mañana yo no estaba de muy buen humor y que unas niñatas dejaran la puerta de un cálido y cómodo café abierta no mejoraba la mañana mas aún cuando el aire que entraba era frío.

Pasaron los minutos y no callaban, comenzaba a enfurecerme. Estaban rompiendo mi calma.Cogí el libro, lo cerré de un golpe y con mala cara tomé el café de un solo sorbo.

Y justo cuando me iba a levantar para marcharme del incómodo y ruidoso lugar, vi la sonrisa más bonita y tierna de mi vida.Juro que en ese instante el amargo café que recorría mi garganta se volvió increíblemente dulce.

Los ojos más claros y brillantes que había visto nunca y una larga y clara melena de color rubio.Me senté de nuevo y abrí el libro rápidamente, lo coloqué a la altura de mis ojos de una manera disimuladaDe estatura media, tez clara y delgada. 

Llevabas un vestido azul claro, parecido al del cielo en verano,de tirantes que te llegaba hasta las rodillas. Nunca ví tanta belleza recogida en una persona.Tenias unas manos delicadas y pequeñas, y la risa màs hermosa del mundo, dejaba ver en ella tus blancos y alineados dientes sin hablar de tus pómulos...de un color rosa claro apenas predecible que te hacían ver mas niña pero aun así preciosa.

Mi sorpresa fue que formabas parte del grupo de niñatas que habían entrado unos diez minutos antes.Pero sin duda no eras como el resto, se veía en tu mirada, en tu forma de hablar, en tu voz...Mi corazón ya acelerado bombeaba la sangre a una velocidad incalculable, creí que no podrían aumentar mas mis pulsaciones, pero como siempre me equivoqué al sentirlas mas rápidamente en mi cuello a medida que te acercabas.

Creo que mi corazón estuvo a punto de desbordarse cuando cruzaste por mi lado y olí tu perfume, todo a mi alrededor se deshizo al contemplar tus caderas moverse de un lado a otro, tu forma de caminar me hipnotizó durante unos segundos, los cuales se me hicieron eternos.Y al ver tu cintura quise correr hacia ti y envolverla con mis brazos.Luego volviste donde estaban tus amigas y continuaste hablando con voz serena y atractiva.Cruzabas tus piernas de una manera increíblemente "sexy", y agitabas tu pelo con soltura.


Y entonces vi en el suelo una pulsera de colores vivos, supe que era tuya porque la vi atada a tu muñeca derecha al pasar por mi mesa.

Me levanté y la cogí con cuidado, parecía que estuviera tocando tus muñecas y tu piel.Te busqué entre la gente y te ví sonriendo, me acerqué pero me paró ver a un chico moreno a tu lado, ya se porque sonreías...Supongo que le sonreías a él, no podía competir con alguien así, alguien tan fuerte y aparentemente apuesto para las niñas de tu edad.

En verdad no se en que pensaba, es decir, tú eras una niña y yo tenía 31...así que dejé la pulsera en la mesa más cercana y volví a mi mesa para recoger mi aburrido libro, pero antes te escribí un poema en un trozo de papel, en aquella servilleta rectangular que la camarera me dió junto con el café.Y lo escribí con tinta negra para que no se fuera.Y lo dejé doblado sobre la mesa, junto a mi aburrido libro porque en verdad nunca me gustó ese libro.Fui a la barra y le dije a la camarera que me cobrara el café porque no quería estar mas en aquel sitio, porque ya no tenia sentido estar allí y ademas sentía que estorbaba.

Así que le pagé y me puse la chaqueta, abrí la puerta rápidamente para que a la gente no le molestara el frío ambiente primaveral y me marché.Entonces te diste cuenta de que había olvidado mi libro y corriste hacia mi mesa, lo cogiste y al levantarlo con rapidez la servilleta cayó al suelo lentamente, la agarraste y la curiosidad pudo con tigo, así que mirando a tu alrededor con disimulo la abriste y los ojos se te iluminaron al leer el poema, porque algo te hizo saber que tu eras la razón de cada verso y que esa perfecta caligrafía sólo podía provenir de un poeta enamorado, que cada palabra decía a gritos un "te amo", supiste al instante que esas rimas iban dedicadas a cada pedazo de ti, entonces te diste cuenta de que si no corrías ahora en mi busca nunca me encontrarías y nunca sabrías el nombre de tu anónimo poeta.

Lo se porque te vi leer mi poema quieta junto a mi mesa sin apenas fuerzas para sostener el libro.

Y porque te vi levantar la vista rápidamente, vi tu mirada de desesperación al buscarme sin respuesta.Lo se porque no quería dejarte, porque sentía que no encajabas en ese lugar, que no encajabas con esa gente, y mucho menos con ese chico así que me quedé mirándote a escondidas tras el cristal de la cafetería, pero sabía que después de leer la nota te asustarías o la arrugarías y que tirarías mi libro a la basura o lo dejarías donde estaba así que decepcionado me marché sin decir nada y con la mirada en el suelo.

Pero entonces me dió lástima dejar mi libro abandonado ya que él no tenia la culpa así que di media vuelta y entré en la cafetería, las chicas ya no estabais, todo estaba mas tranquilo ahora.El libro seguía en la mesa, como si nadie lo hubiera tocado.Lo cogí y me marché.Ya estaba en la calle cuando me quedé mirando el libro orgulloso de él aunque no me gustara, lo hojeé sonriente y un papel cayó al suelo.Era la rectangular servilleta, donde había escrito el poema.

Lo leí y sonreí al recordarte y un rayo de sol se coló entre las nubes para justamente iluminar el pedazo de papel y dejarme ver unas letras borrosas escritas en la parte de atrás.Le dí la vuelta, había una frase escrita, era letra de niña, de niña bonita.

"Será un placer coincidir en esta vida contigo..."Paralizado y con el corazón acelerado, me giré y allí estabas tú, apoyada en la puerta de la cafetería.Con una sonrisa tímida en la boca, supe que nuestros corazones bombeaban a la misma velocidad porque cuando las almas gemelas se miran a los ojos fijamente sus corazones se alinean.Y sin duda tú y yo estábamos predestinados a encontrarnos en aquella cafetería, en aquella ciudad, en aquella vida.



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