Parte 1 capítulo 3

738 4 0
                                    

Me despierto antes de que mi despertador suene a las siete en punto de la mañana. Me gusta dormir con la persiana subida para que el sol me despierte poco a poco. Así puedo darle los buenos días, yo primero a mi novio.

Buenos días, mi príncipe. He notado tu ausencia en mis sueños.

Doy unos rodeos en la cama y finalmente me levanto. Hace demasiada calor. Me doy una ducha rápida y regreso a mi habitación con la toalla alrededor de la cintura. Llego a tiempo de apagar mi segundo despertador, el del móvil.

Buenos días, mi príncipe dorado. Para tu desgracia y fortuna mía, has estado presente en mis sueños. Tranquilo, no ha sido nada que tú y yo no hayamos echo antes :P

Yo también tengo la sensación de que cada noche, aunque no lo recuerde, sueño con él, aunque sea levemente. Porque al despertarme cada mañana, tengo la sensación de haber estado hace poco a su lado. Noto su presencia en mis recuerdos cada mañana.

Le respondo con emoticonos amorosos y bajo.

Mi madre acaba de entrar en casa, con una barra de pan en la mano. Acaba de dejar a Lucas en la parada del bus del colegio. Me da los buenos días como siempre y nos sentamos juntos a desayunar.

Me paso a buscaros me escribe Brandon cuando estoy untando nutella en las tostadas. No es una pregunta, sino una confirmación.

Odio cuando hace ese tipo de cosas repentinas, pero no se puede discutir con él. Es demasiado cabezota para hacerle cambiar de parecer.

―Al final, Brandon, pasa a recogernos ―le comento a mi madre.

Sonríe mientras termina de beberse el café.

Como ya sé de que va todo aquello, subo a mi habitación y preparo una bolsa con mi ropa del trabajo. Estoy completamente seguro de que al terminar las clases, iremos a su casa y luego él me dejaría en el trabajo.

Pita dos veces a los pocos minutos de que mi madre se fuese. Mi corazón ruge por unos segundos, pero se acaba calmado. Brandon tiene un mercedes plateado. Debe de ser de los coches más caros del pueblo. Abro la puerta del copiloto y sin decir nada me acomodo y me lanzo a los labios de mi novio.

Él tiene el cinturón puesto por lo que tengo que hacerlo prácticamente todo.

―Ufff... me encantas cuando me saludas así ―comenta pasándome el dedo por encima de mis húmedos labios.

Miro su preciosa sonrisa con los colmillos rectos, y más pequeños que sus paletas. No sirve como vampiro, pero para eso ya estoy yo.

Le devuelvo la sonrisa cuando se ha puesto en camino y le golpeo en el brazo. No me cabe ninguna duda de que yo me he hecho más dañó en los nudillos. Siempre gana él en fuerza, incluso cuando jugamos. Es un poco burro.

―Me dejaste el cuello marcado ―le muestro―. ¡Mi madre se dio cuenta!

―Si tú no me respirases tanto en la oreja con esos jadeos, no tendría que hacerte eso.

―Tienes una lengua muy traviesa, caballero.

―Mi lengua no es nada en comparación con lo que hace la tuya. ¿Quieres qué le enseñe a tu madre los chupetones que me haces?

―No creo que ella tenga ningún interés en verte el rabo.

Se ríe.

―Debo de tener también alguno en el pezón ―se sube la camiseta mientras conduce.

Y sí, tiene razón. Hay varias sugilaciones alrededor de su pecho. Tiene razón, me gusta mucho jugar con mi lengua y provocarle, ¿pero qué se puede hacer teniendo un dios como este para mí solo? Es completamente normal, que siempre quiera comérmelo entero.

Clumsy: una historia diferente (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora