Capítulo 9

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Marco y yo anduvimos 45 minutos en busca del restaurante. En esos minuto, compartimos más gustos y confidencias. Me lo estaba pasando genial, pero me hacía sentir incómoda el hecho de que Marco me pagase la comida. Sólo nos conocemos de un paseo y poco más, no tiene porqué pagarme nada. Mas es muy cabezota, y no me ha dejado decir palabra alguna sobre ese tema.

- ¿Qué tipo de pizza quieres?- dijo pasándome el menú.

- Veamos...- dije mientras observaba el menú. ¡Había muchísimos tipos de pizza! Este es el paraíso, pero sólo podía pedir una. Finalmente me decanté por la cuarta pizza en el menú.- Una pizza de jamón, queso, bacon y champiñones.

- Perfecto, voy a pedirlas.- dijo levantándose para ir al mostrador.

Nada más irse Marco, saqué mi iPhone a función de revisar si tenía mensajes o no. Y, efectivamente, tenía un mensaje de mi madre. Me apresuré a abrirlo, ya que a ella no le gusta que le deje en visto y no le conteste rápido.

¿Qué tal estáis por Roma? Ya me dijo Paz que Laura había ido con otro chico a darte una sorpresa. Espero que te lo pases bien, y a ver si nos traes souvenires, besos.

Mamá.

Paz era la madre de Laura, una persona súper maja y cordial. Siempre que me quedaba a dormir en casa de Laura nos preparaba lasaña, un plato que a ambas nos fascina. Le contesté a mi madre nada más leer este mensaje. Una respuesta un poco breve, ya que Marco vendría en poco con las pizzas.

Estamos genial. No descuides, estos días iré a ver lugares y miraré souvenires. Besos.

Sara.

Y tenía razón, Marco se sentó dejando una pizza en mi sitio y otra en el suyo nada más mandar el mensaje.

- ¡Esto es enorme!- dije con ambas manos en las mejillas.

- Uno de los placeres de Italia, las riquísimas pizzas que hacemos.- dijo a punto de darle un mordisco a su pizza; cosa que se arrepentiría de hacer.- ¡Me abraso! ¡Me abraso!

- Eso te pasa por comer pizza recién sacads del horno.- dije pasándole mi vaso de agua, debido a que él había decidido tomar un té, y no alivia mucho el quemazón.

- Gracias, muchas gracias.- dijo haciendo una pausa para volver a beber agua.- Voy a pedir otro vaso de agua, descuida.

- Está bien, aunque siempre puedes darme de tu té.- dije vacilando.

- Eso está hecho.- respondió haciendo un saludo militar. A lo que yo contesté con una risa floja. Me lo estaba pasando bien con él, verdaderamente bien. Debería quedar con él más días. De ahora en adelante podré decir que tengo amigos italianos, aunque sólo sea uno.

- Ya está, ten.- dijo dándome mi vaso de agua lleno.- Cuidado no se te caiga.

- Gracias.- respondí mientras tomaba un sorbo.- Por cierto, ¿volveremos a mi hotel hacia las 17:00 h.?

- Supongo, ¿por?

- Oh, bueno, es que he quedado con mi novio a esa hora.

- Ah, entonces claro. Saldremos de aquí a las 16:15 h., para que nos de tiempo.

Roma, al revés la misma ruina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora