Salgo al jardín y me siento en el columpio en el que jugaba cuando era pequeña. Todo parecía más grande unos años atrás cuando pasaba aquí horas y horas. Me encantaba imaginar que yo era la princesa más poderosa de todo el mundo; aunque claro, eran fantasías estúpidas... Me levanto del columpio, pues ya es demasiado pequeño para mí y no quiero que se venga abajo. Me recojo mi pelo color fuego en una trenza, como las que me enseño a hacer mi madre unos años atrás. Siempre he pensado que el que yo tenga el pelo rojo era porque mi elemento natural era el fuego, pero ya no estoy tan segura... También sé controlar el aire. Claro que esto lo mantengo en secreto, nadie puede enterarse, ni siquiera mis padres... Siempre he pensado que mi "don" de controlar dos elementos se debía a que mi madre controla el fuego y mi padre el agua, aunque claro no tiene sentido, el agua y el aire no es lo mismo... Me coloco en el centro del jardín e intento atraer toda la energía posible hacia mí, como me enseñaron en la escuela. Al principio solo me molesté en aprender a controlar el fuego, ya que fue lo le dije a todo el mundo que controlaba, pero más tarde me di cuenta de que hacía cosas extrañas con el aire sin quererlo, así que comencé a mostrar más interés a las lecciones que les daban a los de viento, y hoy en día lo controlo un poco, aunque me queda mucho por aprender, y no sé cuándo lo haré ya que hoy es el último día que pasó aquí, mañana ya iré a La Academia Nalia. Me entrarían ganas de saltar y celebrarlo si fuese una chica normal, pues aquella era la mejor escuela una vez habías acabado tus estudios obligatorios. Todos mis profesores insistían en que me presentase al examen, incluso mis padres después de que yo les dijese que no quería ir, me obligaron a hacer el examen porque decían que tenía potencial. Intenté con todas mis fuerzas no presentarme, incluso me rompí un brazo para evitar tener que ir; pero igualmente fui. Cuando me pusieron el examen ante mí intenté contestar mal, intenté hacerlo lo peor que pude, pero algo dentro de mí me decía que aquello no estaba bien y me obligaba a corregirlo y escribirlo bien. Pero hay un problema... Nada más llegar te separan según tu elemento, algo normal, siempre se ha hecho; pero aquí tienes que pasar una barrera que se pone de un color dependiendo de tu elemento. ¿Cómo se pondría la barrera cuando la atravesase ella, sabiendo manejar dos elementos? No lo sé, y me da miedo. Me concentro, intento que toda la energía venga a mí. Siento poder en mis manos, y se extiende por todo mi cuerpo. Cierro los ojos y trato de imaginarme levantando una ráfaga de aire. Noto como la energía sale de mí, en forma de viento, levantando un montón de hojas que hay a mi alrededor. Finalmente me encuentro envuelta en aire, me concentro todo lo posible, intentando que toda la energía que he conseguido coger, salga de mí lo más rápido posible para poder liberar más energía. Creo que lo he hecho bien, pues me he elevado un poco del suelo, cosa que antes nunca había hecho. Ahora tengo el problema de que no sé cómo bajar, supongo que relajándome y dejando que toda la magia salga de mí lo conseguiré. Cuando me vuelvo a encontrar en el suelo decido dejarlo, no me apetece nada seguir practicando, no me encuentro con ganas. Subo a mi cuarto ¡cuánto lo voy a echar de menos! Me tumbo sobre mi cama, y espero. No sé a qué estoy esperando realmente, tengo un montón de cosas que hacer, pero creo que no es el momento. Decido comenzar a llenar una bolsa de estas que usamos para los viajes, con algo de ropa. Le prometí a mi madre que lo haría antes de que regresasen de su paseo por el parque, y no quiero que se enfade... Meto toda la ropa que puedo, aunque tampoco quiero llevar mucha ropa, me conformo con muy poco. Además nunca me ha gustado la ropa, así que no tengo demasiada. Tampoco meto vestidos y faldas porque no las soporto, en serio, las odio, aunque mi madre siempre me compra alguna y me obliga a ponérmelas cuando ocurre algo importante, como en Navidad. Cuando la bolsa está llena no sé qué hacer; los libros me los darán allí y prácticamente todo me lo dan allí. Escucho que alguien llama a la puerta y bajo a ver quién es.
–¡Hola!- exclama Amira desde el umbral de la puerta. Amira es mi mejor amiga, es la hermana que he escogido. La abrazo y la invito a que pase.
–No me puedo creer que ya te marches mañana– me dice, sentándose en el amplio sofá del salón. Ella no empieza las clases hasta dentro en una semana, ya que ella irá a otra academia, sin duda con menos nivel que a la que acudiré yo, y lo cierto es que la envidio, aunque debería ser al revés.
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La Princesa De Los Elementos: Hechizada
FantasyUna sociedad en la que todo ser mágico controla un elemento. Todos los adolescentes esperan ser aceptados en una buena escuela en la que proseguir sus estudios y llegar a ser grandes hechiceros. Pero para Alexa haber entrado en la Academia Nalia no...