Capítulo Ocho

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Capítulo 8:

La luz de la luna, que anteriormente brillaba aislada durante la noche ahora era acompañada por millones de pequeñas luces de colores que adornaban las miles de casas de la ciudad, acompañadas por algunos otros adornos que hacían lucir a las casas como parte de una revista gracias a todos aquellos tonos de distintos colores brillando y parpadeando.

La noche lucia brillante y colorida sorprendiendo a los niños pequeños que pasaban y se quedaban anonadados mirando en todas direcciones, las luces hacían incluso a los más grandes soñar despierto y recordar su infancia, encontrarse con aquel momento de añoranza de cuando ellos mismos eran pequeños inocentes.

-¡Recuerden que hoy tenemos fiesta!.- hablé mientras terminaba de cerrar la camisa de botones después de darme un buen y merecido baño con agua hirviendo.

Anteriormente estas festividades no me agradaban del todo, pero ahora debía hacer un gran esfuerzo para celebrarlas y hacer de esto una costumbre para cuando naciera la bebé.

-¡Es algo que todos ya sabemos!- Me recordó Arturo peinando su cabello con lo que parecía ser medio bote de gel, negué y deje mi teléfono en la cama después de ver la hora en él.

-Bueno, me voy a terminar de poner estas cosas.- dije y él terminó saliendo de la habitación siguiendo con su cabello extraño, era curioso que cuando quería peinarse tardaba realmente horas en ello.

Miré mi cabello húmedo en el espejo y me encogí de hombros, lo revolví un poco con los dedos y me acomode mejor la camisa, me acomode los odiosos pantalones de vestir negros y me puse los zapatos, el cuello de la camisa era algo contra lo que no podía, pero sabía que no se vería del todo, así que lo dejé ser.

Tomé mi abrigo negro y baje las escaleras rápidamente, abajo Sofía ya me esperaba lista y hermosa  con un vestido color vino, medias y un abrigo en la mano, también negro, su cabello estaba ondulado y con un pequeño gorro, cuando me sonrió y saludo besé su frente encantado con la idea de verla vestida de esa manera.

Sin dejar de lado que el vestido se ajustaba perfectamente a su cuerpo y hacia que su estómago abultado resaltara sin verse realmente mal, se veía perfectamente hermosa.

-¿Lista para celebrar navidad, señorita?.- pregunté y ella asintió de forma rápida mientras su sonrisa crecía.

Tomó un bolso y colocó dentro del mismo su teléfono nuevo y reluciente, varias cosas más y una cámara, su rostro tenía algo de maquillaje, y aunque era muy raro verla con maquillaje, se veía hermosa, tomé su rostro entre mis manos y bese sus labios de forma muy suave para no arruinar su labial.

-¡¡Ya estoy listo!!.- gritó Arturo hacia nosotros, sabíamos que esa era nuestra señal para irnos.

Salimos juntos de la casa los tres, aunque realmente sólo íbamos por algunos familiares que no tenían auto o no podía manejar de noche hasta acá, además, los tres queríamos alejarnos de Brenda y mi madre por lo menos un rato, ya que su actitud grosera había crecido bastante, incluso solían poner muy ansiosa a Sofia, por lo que no la quería cerca de ellas.

Conduje hacia la casa de mis abuelos maternos o como yo les decia, mi nana y mi tata, a una pequeña casa de una planta, mi Tata tenia alrededor de 75 y mi Nana 72, ya ambos estaban en edad avanzada pero aún eran muy movidos y andaban por todos lados, en especial mi tata.

Quien a pesar de la edad seguía trabajando y rechazaba en gran medida el dinero que les quería brindar, lo amaba pero era realmente muy terco.

Cuando estacione el auto lo primero que vi fuera en el patio fue a mis dos tías, las cuales siempre se habían
creído superiores a nosotros, pero en verdad no tenían todo el dinero que  decían tener y su vida no era tan perfecta como contaban, una de ellas descuido a su hijo de 12 años a tal punto que el niño se escapó de casa, la otra, con tres hijas a quienes  dejaba hacer lo que les viniera en gana siempre y cuando no la molestaran.

A La Mexicana. (RESUBIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora