CAPÍTULO XXI

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Harrick nos dejó en la puerta del hotel y Adam y los niños le agradecieron por el trato y las facilidades obtenidas cuando visitamos las atracciones del Brighton Pier. Yo me quedé un poco atrás para poder despedirme de él a solas, aunque principalmente porque quería controlar sus celos. Me había sugerido durante toda la tarde que le dijera a Edward la verdad y que tanto él como yo nos mudáramos a vivir con él, pero le informé que eso era imposible, yo jamás abandonaría a Adam. Intentó hacerme cambiar de opinión al ofrecerse a contratar a una enfermera profesional, pero eso sería darle a entender a Adam que era un estorbo y que estaba cansada de cuidarlo. Si en estos momentos era feliz, se lo debía a él y eso no tenía con qué pagárselo. Así que no había nada que meditar, no iba a dejarlo.

-En verdad deseo que me comprendas -musité cerca de la ventana- me pones en un dilema Harrick. Él es una persona importantísima para mí, nunca me abandonó y yo no pienso hacerlo ahora.

-No soporto la idea Zoé -me dijo apretando el volante- lo imagino cerca de ti, de nuestro hijo. Simplemente no puedo, discúlpame por ser celoso - dijo apretando su mandíbula- ¡Discúlpame por querer recuperar lo que me robaron! -soltó sin un ápice de arrepentimiento.

Abrí mi boca para decir algo pero no pude emitir sonido alguno. Él se dio cuenta de mi reacción.

-No lo dije en ese sentido -se disculpó- no te estoy culpando a ti.

Si lo estaba haciendo.

-Está bien Harrick, vas a enojarte, adelante. Que tengas buena tarde.

Caminé en dirección al hotel y subí las escaleras tan pronto como pude. Sus hirientes palabras fueron producto de su estúpido enojo pero sentí horrible que me lo soltara así; yo le había robado mucho y estaba arrepentida, no tenía por qué lanzármelo a la cara y hacerme más difícil procesar que él no vio a su hijo crecer. Intenté hablarlo con él y hacerle entender de la mejor manera que alejarme de Adam no era una opción para mí, jamás la sería. Pero sus celos de troglodita le impidieron comprenderme y ver más allá de una situación de propiedad. Yo era de Harrick en cuerpo y alma, y no necesitaba mudarme con él para hacérselo saber; pero al parecer él si necesitaba reforzarlo de ese modo.

- ¿Está muy enojado? -preguntó Adam.

-Ya se le pasará -le resté importancia- no tiene por qué hacer estos jueguitos en primer instancia.

-Debes hablarlo, no cometas los mismos errores -me pidió.

-Adam, intenté hablarlo pero él estaba fuera de sí. Si quiere estar enojado que lo esté.

-Bueno quizá necesite un tiempo para controlar sus emociones. Todo se solucionará, no va a estar mucho tiempo enojado.

Trencé mi cabello y me recosté en la cama, esperaba que Adam tuviera razón.

Esta semana Adam empezó a trabajar en Reach a Dream junto a Harrick. El primer día que fue, tenía miedo de que Harrick lo tratara mal, pero fue todo lo contrario. Según me contó, le dio la más cálida de las bienvenidas, lo instaló en su oficina y lo puso al tanto de todas las instalaciones y salones de junta. Para el miércoles, Adam se veía como pez en el agua, completamente cómodo con su trabajo. Durante la cena mencionó vagamente que Neptuno había estado ofreciendo buenos números, por lo que Harrick había considerado abrir una sucursal en Londres. Por mi parte, yo no había recibido ninguna llamada, ni siquiera un mensaje, y aunque me deprimía, no estaba dispuesta a ser yo la primera en dar el paso.

Ya sé que habíamos dicho que esta vez el orgullo no se interpondría entre nosotros, pero sus palabras seguían doliendo.

-Ese me gusta -le informé señalando el Bentley platinado- se ve amplio.

El reencuentro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora