Recuerdo aquel día como si hubiese sido ayer. El 4 de Marzo de hace tres años.
Una banda tributo de Mudhoney daba un concierto en Seattle. Por lo que había oído, eran muy buenos.
Hacia poco me había mudado a Seattle. De otra manera, mis padres no me hubieran dejado asistir.
" Lena, haz esto, no hagas lo otro " - La típica frase de mis padres , añadiendo el verbo de la acción que debía o no hacer.
Digo esto mientras observo el poster de Nirvana en mi habitación... Kurt Cobain , reflejando en canciones lo difícil que a veces es, ser adolescente.
¿Como no iba a ser grunger? Cuando era pequeña, pre-adolescente y, ahora adolescente, la única salida hacia los problemas era poner grunge.
Pero, prosigamos.
Aquel día estaba a punto de llover, sin embargo, mientras caminaba en dirección al lugar donde darían el concierto , las nubes simplemente amenazaban.
El viento era más tranquilo que de costumbre.
Aun así, llevaba puesta la capucha de mi sudadera azul.
Me hacia gracia la forma en la que iban vestidas las chicas de un grupo.
Maquilladas de colores cálidos y vivos, ropa elegante y llamativa... " a la moda" podría ser la etiqueta, y mi propio comentario hizo que me riera.
¿Yo? Veamos, ir a un concierto para escuchar el repertorio de Mudhoney no era especialmente ideal para vestir como si fuera a una boda.
Iba vestida como habitualmente. Unos vaqueros, una sudadera azul de capucha, de cremallera, y una camisa de franela. No hacia especialmente calor, pero siempre quedaba la opción de anudarme la camisa a la cintura.
Entre sin mas preámbulos , un chico rubio de pelo un poco largo fue quien me cogió la entrada.
Me sonrió mientras me cortaba la entrada como señal de que ya estaba usada.
Iba con una sudadera como la mía, pero era roja apagada y oscura, supongo que prácticamente era granate.
Debajo llevaba una camiseta de rayas, naranja-amarillo y marrones.
Seguí caminando por el pasillo y llegue al lado del escenario. No había casi nadie. Eso era muy triste.
Aunque aquello fuera Seattle, la ciudad del Grunge , los conciertos así habían disminuido.
Había una chica rubia alejada en la otra punta de la barra. Yo me acerque por la otra zona, y pedí un refresco.
La chica me miro un instante, y me llamo la atención.
Tenia el pelo rubio apagado, igual que el chico de la entrada. Pero no se parecían en nada.
Estaba el reproductor de música apagado, y el camarero , un chico joven de mi edad,- mas o menos-, se acerco hasta el y puso un CD.
Me esforcé por ver la caratula del disco que en pocos instantes iba a sonar. Y me asombre.
Nevermind, de Nirvana.
Siendo Seattle, y aquello un café donde daban conciertos de música grunge, podría haber sido simplemente una forma de atraer clientela, pero no. Aquel chico, de pelo corto y moreno, con una sudadera negra, comenzó a tatarear y a moverse al ritmo de la canción mientras preparaba todo.
Me di media vuelta en la barra y me quede observando el escenario.
Podría subirme, - pensé-, y reí sarcástica.
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Grunge definitely is not dead
Teen FictionSeattle, 2015 Habían conseguido vivir en la misma ciudad. Cada uno pertenecía a una zona distinta de Estados Unidos, y se habían conocido a lo largo de los años. Y, por fin. Por fin estaban juntos. ¿ Que los había unido? El Grunge. Tan simple com...