Lo encontré de casualidad. Era en la página del 4 de enero, en un rincón, una letra redonda, cuidada, con tinta violeta,- la primera vez que ese color era utilizado-, apenas una frase: Se murió mamá.
Nada más, ningún comentario, sin firma.
El resto de la página estaba estrellada de pequeños pedazos de papel de diario recortados y pegados de cualquier manera, que formulaban una maraña de palabras rotas, frases sin terminar y letras esbozadas. ¿Había un sentido por encontrar en esa composición misteriosa? No estoy seguro.
Era un día especialmente tranquilo en casa. Se ve que mi hermana había tenido que salir, ya que ninguna música se filtraba desde su pieza para venir a deslizarse por debajo de mi puerta, y nadie miraba la televisión.
Se había hecho de noche hacía mucho y, contra las paredes de mi cuarto iluminadas por la luz amarilla de mi lámpara que tanto me gusta, resonaba el silencio. De golpe, pensé que el violeta de la tinta pegaba con el amarillo de mi refugio, y después las palabras invadieron el espacio y adquirieron sentido. Reemplazaron el silencio tranquilo de nuestra quietud familiar, instalaron un vacío , una ausencia, se insinuaron por todas partes, detrás de mí, sobre los estantes, bajo mi cama, sospecho incluso que atravesaron las puertas del ropero.
Decidí que debía ser una broma. Uno no escribe cosas como esa. No en su agenda.
Sobre todo mis comentarios.
Sobre todo sin firma.
Me costó mucho dormirme.
Tres semanas hace que tengo esta agenda. Esta noche, doy vuelta las páginas con cuidado.
5 de enero
La foto de un cachorro león está pegada en el centro de la página. De su boca sale un globo, en el que puede leerse:
¡Uff! ¡Anoche estuve de joda hasta muy tarde! Estoy dead.
Eso me tranquiliza. Nada que ver con la frasecita violeta. Aunque... murió, dead. ¿Habrá alguna relación?
6 de enero
Una escritura azul plateada:
¡Hola, Nina!
Bueno, ahí está de vuelta. Estefanía... ¡es la única que usa ese nombre! Sigo sin saber quién es. En cambio, ahora sé que le gustan las biromes originales. ¿Es útil eso en una investigación??
¡Bueno, no es nada fácil encontrar un lugar en tu agenda! Qué linda que es... casi que estoy celosa. No, es una broma. Tienes que decirme cómo haces para tener tantos mensajes.
Me compré un colección de biromes, de todos los colores. ¿Este azul, te gusta? Es mi preferido, por eso lo elegí para escribirte...
¡Sí, a ella le encantan las biromes! Y sigue así dos páginas más. En el centro de la primera página, por encima de las palabras, una mano escribió con resaltador amarillo una N enorme y en el centro de la segunda, de la misma forma, una C.
N.C.: ¿las iniciales de alguien? Renuncié a averiguarlo.
7 de enero
Una tarjeta postal muestra a dos gatitos dormidos encima de un almohadón rosa. Uno es pelirrojo y tiene una pata apoyada sobre el otro, marrón atigrado. Tienen los ojos cerrados. Es kitsch.
15 de enero
Un gato más. Muy despierto, esta vez, y que me miran fijo con sus ojos amarillos muy redondos mientras una frase, adornada con labios rojos carnosos, declara:
¿Un abrazo?
En la misma página, alguien rodeó el nombre del santo del día, san Mauro, dibujó una flecha y enfrente escribió:
-> Te odio, hincha, tarado, maldito h...
¡Ah, bueno! ¿Qué hizo este para merecer semejante trato? ¿Hay un Mauro en nuestra clase? No. Pero en el colegio sí, incluso varios.
16 de enero
Un NADA enorme, escrito en mayúsculas con lápiz, en un papel muy rústico, justo en el medio; y abajo a la izquierda, la tinta violeta y su letra redonda que acecho sin querer confesármelo desde la página del 4 de enero:
Pasó demasiado rápido, no fue para nada como estaba previsto.
Me quedo perplejo. ¿Esta frase es la continuación de la anterior? ¿Qué fue lo que pasó demasiado rápido? Uno no puede prever esa clase de cosas...
Esta vez, no tengo más ganas de perder el tiempo descifrando los mensajes y las otras reflexiones que adornan las páginas de la agenda. Doy vuelta las hojas, las rastrillo con la vista, busco el hilo violeta, el que empezó una historia de la peor manera posible, por el final, ¡y un final que para colmo termina mal!
Quiero saber cómo sigue; es decir, no cómo sigue, sino más bien cómo empezó, cómo llegamos hasta ahí, hasta esa muerte de la madre que no estaba prevista.
Estoy hiperconcentrado, paso de arriba abajo, de derecha a izquierda, despliego los mensajes pegados, cuando existen, persiguiendo lo único que me interesa en este momento.
Y encuentro.
18 de enero
Ella siempre se equivocaba la hora, todo el tiempo, pero es verdad que siempre fue distraída.
19 de enero
En fin, lo de la hora era nuevo, sobre todo hasta ese punto.
21 de enero
Cuando papá volvió del hospital, estaba solo. Ella se había quedado allí. Él dijo: "Van a hacerle estudios complementarios".
22 de enero
No es cierto. No habló de estudios complementarios. Dijo: "Dijeron que tenía hasta la primavera".
25 de enero
Hasta la primavera. Eso daba seis mese, siete tal vez. Era mucho, o quizá poco, no lo sé.
28 de enero
De todas formas no importa nada porque no era verdad. Ellos mintieron.
30 de enero
Cuatro semanas. La verdad es esa: cuatro semanas.
Esa noche, no pude seguir leyendo. Tenía una pelota en la garganta. Había reconstruido la historio y esta paraba de dar vueltas en mi cabeza; una historia de horas, de tiempo que pasa. El tiempo, siempre el tiempo: la madre que se siente mal, nada grave, pero en fin, bueno, igual le hacen unos exámenes y ¡paf!, la cosa súper grave que te cae encima.
Los médicos que creen que tiene para algunos meses. En cualquier caso, la esperanza parece posible; algunos meses parece mucho tiempo, se pueden hacer un montón de cosas en algunos meses; curarse, por qué no,eso también ocurre, ¿no? Esa clase de giro extraordinario, y después todo se acelera.
"Cuatro semanas", ¿qué son cuatro semanas?.
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El misterio de la agenda
Novela JuvenilAlguien perdió una agenda personal, llena de secretos, y quién la encuentra intentará descifrar el misterio de su dueña. Una historia con intrigas, sueños, amor, dolor, humor y un final inesperado...