Qué domingo tan extraño ha resultado éste, piensa Caterina cuando se mete en la cama cerca del amanecer. Ha vuelto a ver a Fran y ha vuelto a enamorarse de él, y han hablado juntos, y Cat no ha dejado de observarle atentamente, buscando algún defecto que la ayudara a romper el hechizo, a olvidar su obsesión. Pero Fran tiene un único defecto: que sólo vive y respira para Carla. Y también que no sabe bailar el twist, pero esto no ha hecho que se rompa la ilusión.
Sin embargo, Caterina ha intentado casi con éxito dejar a un lado su egoísmo, y ha logrado sentirse feliz por su amiga, quien no ha dejado de preocuparse por su estado en toda la noche. ¿Estás bien, Cat? Claro, estoy de puta madre; muerta de celos y sola como la una, ¿de veras te importa? ¿Necesitas algo, Cat? Necesito a tu novio, pero no creo que quieras cambiarlo por mi pareja, el hombre invisible. ¿Puedo hacer algo por ti, Cat? Sí, amiga mía, puedes agonizar lentamente cortada en mil pedazos, desvanecerte en el aire y dejarme el camino libre. Cat, ¡me siento tan feliz! No te jode, si no te sintieras feliz, yo no me sentiría hecha una mierda. Cat, me alegra tanto que estemos todos juntos aquí esta noche. ¿Juntos? Querrás decir tú y Fran juntos, y yo puesta por el Ayuntamiento. Cat, te quiero muchísimo, eres mi mejor amiga... Y yo soy una rata vil y despreciable que no merezco que nadie me quiera y se preocupe por mí.
Al ritmo machacón de las Spice Girls, todos bailando y canturreando en un inglés chapucero, so tell me what you want, what you really really want, Cat se movía con su gracia habitual y pensaba I want you ah, ah con la vista fija en Fran. Vaya una pérdida de tiempo. Hacía calor, su pequeño grupo ha abandonado la pista, Cat se ha separado de ellos y se ha refugiado en los lavabos. Al rato, al regresar, se ha encontrado con Fran, solo, sonriente, apoyado en una columna. La ha recibido con una sonrisa amable y solamente amable. El corazón de Cat se ha vuelto loco de emoción. A solas, él podría descubrirla, darse cuenta de que existe... ¿enamorarse de ella?
—Caterina, ¿lo estás pasando bien? Hay mucha gente para ser domingo, se nota que son vacaciones. Me encanta pasar las vacaciones en Segovia, ¿no crees que es una hermosa ciudad? Este verano, Carla y yo la hemos recorrido entera, creo que estoy enamorado de esta ciudad; eres tan afortunada de vivir aquí. Si alguna vez me siento cansado y decepcionado del mundo, si llegara un momento en el que no tuviera alicientes ni fuerzas para continuar, vendría a Segovia a descansar, aquí siempre consigo recargar mi energía.
Bonitas palabras, ¿no tienes ninguna para mí?
—Carla me ha hablado mucho de ti, en realidad habla de ti a todas horas. Eres su amiga más querida. Has de ser estupenda, si ella te quiere tanto como da a entender por sus palabras. Te envidio, Caterina, porque puedes estar cerca de Carla en todo momento. A veces siento deseos de dejarlo todo y venirme a vivir aquí, así podría estar cerca de ella siempre. Creo que eso es lo que haré cuando termine la carrera. Puedo trabajar aquí, y tendré a mi chica y a mi ciudad preferidas para el resto de mi vida conmigo.
Carla, Carla, Carla... ¿es que no sabes hablar de otra cosa?
—Javi ha ido a la barra a por otras cervezas, yo no sabía si tú querrías más, pero él ha dicho que traería cuatro, porque tú nunca le dices que no a una Coors. Ese Javi es un tipo estupendo. Considero que hacéis una pareja deliciosa, y además él no tiene ojos más que para ti. ¿Sonaría estúpido si dijera que os envidio? Podéis veros cada día, no tenéis que recurrir al correo para deciros lo que sentís en cada momento. No es que me disguste escribir cartas, pero Carla no es tan amiga de las letras como yo, y sus cartas siempre me saben a poco. Sin embargo, adoro abrir el buzón y encontrar un sobre con matasellos de Segovia y ver mi nombre escrito con su letra...
Carla y más Carla. ¿Pero qué porras le has visto?
—Carla ha ido al lavabo a buscarte. Es una suerte que tú y Javi no tuvierais otros planes para la fiesta de Nochevieja, sé que Carla no habría sido feliz si no hubiera podido pasar esa noche contigo también. A veces me siento un poco celoso de ti.
¿Tú celoso? Pues no me preguntes qué siento yo...
—Pero me encanta que vayas a estar con Javi, porque así Carla no me dejará muy solo durante la fiesta. Por cierto, tienes muy buen gusto, he visto el traje de Carla y es precioso, ella dice que prácticamente lo elegiste tú. También dice que tú te pondrás un vestido esa noche, Javi va a ser el tipo más feliz de toda la sala, te quiere muchísimo, sólo tiene palabras bonitas sobre ti, da gusto escucharle, es un tipo estupendo.
Bla, bla, bla. De pronto, a Cat sólo le apetecía alejarse de él y marcharse a bailar. Descarga adrenalina, suda, grita, a ver si así te olvidas de él. ¿Qué sentido tiene?
Carla ha regresado al tiempo que Javi, y Cat les ha dejado para ir a bailar. Al momento, Carla la ha seguido. Los chicos hablando y mirándolas, cada uno con dos cervezas en las manos, y Carla intentando seguir los pasos de su amiga, tarea imposible.
—Baila muy bien —ha comentado Fran, señalando a Caterina, que siempre que baila sola se mueve con sensualidad y es el blanco de todas las miradas.
—Se mueve como una gata —ha asentido Javi, mirándola con expresión de cordero degollado. La ama más que a nada en el mundo, y la espera, aunque ella no le haya hecho ninguna promesa.
—Qué dos hermosas criaturas —ha suspirado Fran, sus ojos de enamorado fijos en Carla—. Vayamos con ellas, antes de que alguien intente secuestrarlas y alejarlas de nosotros.
Y después, los cuatro bailando en corro, Cat frente a Javi; sonando You never can tell, Fran y Carla bailando sin arte alguno y Javi y la Gata fingiendo ser John Travolta y Uma Thurman en Pulp Fiction, sabiéndose el baile a la perfección e interpretando sus papeles de modo que la gente les ha hecho hueco en la pista y les ha mirado bailar el twist; y entre risas, Cat ha mirado a Javi con atención tratando de encontrar en él la mitad de las virtudes que posee Fran, y ha descubierto algunas, muchas, en realidad, y se ha olvidado de la presencia de Fran y se ha concentrado en Javi, preguntándose si podría ella conformarse con su mecánico. Y, en vistas de que con Fran el sueño jamás se hará realidad, ha sonreído para sí misma y se ha dicho que tal vez llegará un momento en el que no le importará que Javi no sea un ángel bajado del cielo.
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EL CHICO PERFECTO NO SABE BAILAR EL TWIST
RomanceSegovia, año 96. Tres años después de haber terminado el instituto, Carla y Caterina se niegan a dejar morir su amistad, a pesar de que parece que ya no tienen nada en común. Carla se ha convertido en toda una mujer, estudia Derecho en el colegio un...