La cochera de Tom era una especie de santuario, tenía al menos unos cinco autos, todos de lujo y todos increíblemente rápidos. Cuando regresamos de casa de mis padres lo primero que Tom hizo fue revisar sus preciosos autos antes de acompañarme en la cama a ver televisión en ropa interior.
El viaje de vuelta había parecido increíblemente corto comparado con el viaje de ida. Mis padres nos despidieron tras hacernos prometer que volveríamos "pronto". Tom no logró superar su primera experiencia de ver a un caballo nacer, simplemente no dejaba de decirme lo desagradable que le había parecido ver a Jake jalar de las patas ensangrentadas y viscosas del potro de Ace, quién se mantuvo más o menos calmada mientras le acariciaba la crin.
Así, nuestra llegada de vuelta a casa fue acompañada de un maratón de House of Cards y Game of Thrones con palomitas de maíz en un tazón enorme y té helado (porque Tom me permitía tomar nada que no fuera eso), nos sentamos en la cama a ver la televisión en ropa interior, al menos yo tuve la decencia de ponerme una camiseta encima pero él se sentó a mi lado en sus boxers azules, dándome esa mirada.
- Ya hice las palomitas. - Le respondí y él se sentó a mi lado poniendo su brazo alrededor de mis hombros y dejando que me acomodara a su lado.
- Necesitas un auto. - Me dijo antes de abrir la boca para que le diera una palomita de maíz.
- Sí, ya ahorraré lo suficiente para comprar uno en un par de meses... - Le respondí al recoger el control remoto del reproductor de DVD.
Tom se rió y puso su mano sobre mi pierna para hacer que le prestara atención de nuevo. Hice como que no lo había notado y continué buscando en el menú la selección de episodios, debíamos estar en el episodio cuatro pero no logré llegar a él antes de que los dedos de Tom comenzaran a acariciar mi piel. Encontré el episodio y cuando comenzó a reproducirse dejé el control sobre la cama para mirarlo.
Él me vio con mala cara por unos segundos antes de negar con la cabeza y suspirar.
- No seas tonta, mañana podemos ir a ver algunos autos, yo lo puedo pagar. - Ni siquiera habían terminado de pasar los créditos iniciales cuando él me dijo eso.
Negué con la cabeza y me sentí un poco avergonzada.
- ¡No seas tonto, no te dejaré comprarme un auto!
- Ya lo decidí, - me explicó como si aquello fuera lo mismo que comprar un par zapatos, - es más seguro para ti, llegaras más rápido al trabajo y bueno, quiero que lo tengas.
Decidí que simplemente no discutiría con él por el momento porque estaba un poco cansada después del viaje y no quería pelear con él en ese momento.
Asentí con la cabeza y hundí mi mano en el tazón de palomitas antes de comerme un gran bocado.
Terminé por quedarme dormida encima de él durante nuestro pequeño maratón y cuando desperté al día siguiente ante el sonido molesto de mi alarma estaba acurrucada contra una almohada suave. La ropa de Tom estaba tirada en el suelo y la puerta al baño estaba cerrada, me levanté de la cama y mientras sacaba mi ropa del closet Tom apareció detrás de mí, dándome un abrazo húmedo pues aún llevaba la toalla alrededor de la cintura, sentí un suave beso en mi hombro y eché la cabeza hacia el lado opuesto para darle un vistazo.
- Buenos días. - Dijo.
- Buenos días, ¿madrugaste hoy o es mi imaginación? - Le pregunté al bajar sobre el cajón una blusa gris.
Tom sonrió alegremente provocando que sus ojos se hicieran chiquitos y casi invisibles, - como los de un niño risueño - pensé.
- Hay que regresar a la rutina, cariño.
Cogí mi ropa y le dediqué un asentimiento de cabeza antes de colocar todo sobre la cama desecha y meterme al baño, no sin antes advertirle que no tenía tiempo para sus jugueteos en la regadera.
Tom y yo nos habíamos acostumbrado a la rutina del otro; a pesar de que yo era la chica, era siempre él quien tardaba mas en estar listo en la mañana así que yo hacía el desayuno y luego de sentarnos a desayunar y bromear un poco Tom me llevaba al trabajo de camino al gimnasio, por la tarde yo intentaba salir a una hora decente pero a veces debía quedarme hasta un poco más tarde y por los compromisos de Tom con sus amigos y negocios a veces me tocaba volver a casa sola.
Comprendía la preocupación de Tom cuando decía que necesitaba un auto, a veces desearía tener uno pero simplemente no le veía el caso a comprar un auto-¡mucho menos ahora! En unos meses nos iríamos a Alemania y no le veía caso a comprar un auto en Vegas para tener que dejarlo cuando voláramos al otro lado del mundo.
¡Era absurdo! Era totalmente absurdo y ridículo, y yo intente hacérselo ver a Tom durante el desayuno pero él era necio como yo o tal vez peor y no entendía razones...
Después de llegar al trabajo prepare un pequeño "informe" escrito para exponerle a mi editor la idea de trabajar desde Alemania, no sabía como podría funcionar pero quería mantener mi empleo y también quería estar con Tom. Mi manejo de su idioma era pésimo y Tom se reía al verme leer mis libros de texto, siendo que todas las lecturas eran dignas de un niño de cinco años y yo tenia unos diez años más que eso... Sin embargo, él podía ver que de verdad lo estaba intentando, por él, por mí. Por nosotros.
- ¿Puedo hablar contigo, Tyler? - Terminé reuniendo el valor para hablar con mi editor dos días y unos seis borradores después.
Tyler era mi editor, resultaba que mientras yo no estaba se hicieron un par de cambios y él favorito escritor de artículos estilo "¿sabías qué...?" fue el elegido para convertirse en mi editor. El hombre de treintatantos dejo una hoja de papel sobre el teclado blanco de su computadora y alzó la vista en dirección a la puerta, donde yo asomaba la cabeza.
Me hizo una seña con la mano para que entrara y tomara asiento frente a su escritorio, lo agradecí y me aclaré la garganta al sentarme y poner el folder sobre mi regazo.
- ¿Bien?- sus ojos inquisitivos le echaron un vistazo a mi folder amarillo.
Sonreí con nerviosismo y alcé el folder, dándoselo.
- Espero que no sea una carta de renuncia. - Me dijo casi a modo de broma. Negué com la cabeza. - ¿Entonces...?
- Bueno...por motivos personales debo irme a Alemania dentro de unos meses y-
- ¿Es por tu novio? - Me interrumpió.
Tartamudee un poco al decirle que no, pero por su mirada terminé diciendo que sí.
- N-no-no... Bueno sí... Es personal.
- Si es por tu novio no deberías hacerlo, pero dime, ¿Vas a renunciar entonces o...?
- ¡No, no, no! - sacudí las manos frenéticamente. - Te estoy entregando un plan para poder trabajar desde allá, yo puedo hacerlo y me encantaría.
Tyler echó un vistazo a lo que había en el folder y asintió.
- ¿Esta todo aquí? - Asentí. - Entonces lo voy a revisar.
- De acuerdo, gracias. - Le respondí. - Eso...eso era todo.
Tyler siguió pasando los ojos sobre las líneas escritas en las hojas que le había entregado, me levanté y fui a la puerta.
- Piénsalo tu también. Yo no arriesgaría mi empleo de este modo, - alzó el folder para darle énfasis a sus palabras, - por mi novia sin saber si hay algo seguro con ella.
Salí de esa oficina y regresé a mi lugar, Jen no tardó en pasarse por mi cubículo mientras recargaba la cabeza en mi mano al observar una fotografía de Tom que estaba sobre mi escritorio. Era una situación con la que no había esperado, ni siquiera imaginado tener que enfrentar; cuestionaban mis motivos solamente porque sabían de Tom.
- ¿Cómo te fue? - Jen preguntó y Di un pequeño salto en mi silla al escucharla.
- Tyler me ha dicho que lo pensará. - Le respondí.
Su expresión se volvió una de preocupación. Miró alrededor y le dio la vuelta a mi silla, luego se agachó para quedar a mi nivel.
-... Me da la impresión de que eres tú la que lo está pensando, Anna. - Cogió mi mano y la apretó suavemente, - dime por qué lo estás pensando.
Me mordí el labio y aparté mi mano de la suya con cuidado.
- Tyler me dijo algo que...
- ¿Qué te dijo? - Me urgió a hablar.
- Sólo me dio un consejo. - Le dediqué una pequeña sonrisa sin ganas. - Sobre Tom y esto de ir con él a Alemania...
Jen suspiró burlona y me dio una palmada en la pierna.
- Anna, si el tipo te quiere comprar un auto y llevarte al otro lado del mundo con él... Empieza a preguntarte cuándo.
Jen me sonrió pero yo me confundí con lo que dijo, fruncí el ceño y la miré.
- ¿Cuándo qué? - le pregunté.
- Cuándo te hará la gran pregunta.
- ¡Casar-! - Me aclaré la garganta y bajé la voz. - ¿Casarnos? - Mis ojos se abrieron como platos y solamente de pensar en aquella posibilidad sentí una estúpida sonrisa alzar las comisuras de mis labios. -...¿Tu crees? No hemos cumplido aun el año...
- Anna... Volvamos a trabajar. - Jen se puso de pie, me quitó la fotografía de Tom de la mano y la dejó sobre mi escritorio antes de irse de mi cubículo.
Ese día regresé a casa y me encontré a Tom viendo una grabación de una pelea de Georg Listing con Olly sentado junto a él en el sofá, frente a él, entre la pantalla y su cómodo sitio en el sofá estaba la mesita para el café y en ella unos papeles esparcidos alrededor de un vaso de té helado.
- ¡Ya llegué! - me anuncié desde la entrada al cerrar la puerta.
Me quité la chaqueta y pasé por la sala para saludarlo; echándole un vistazo a Olly, que descansaba la cabeza sobre una de las piernas de Tom.
- ¡Ay, pero que buen chico! - Acaricie la oreja del perro.
- Lo sé, ya necesito hacer travesuras, ¿Tienes algo en mente? - Tom me dijo sin despegar los ojos de la pantalla.
Me reí.
- Ay, claro que sí, pero le hablaba a Olly... - Tom encogió los hombros y ya que no me estaba prestando mucha atención le di un beso en la mejilla e intenté no taparle la vista de la televisión. - Ahora vuelvo.
Fui a la habitación y dejé mis cosas a un lado antes de cambiarme, ya que Tom llevaba puestos unos pants y una camiseta supusé que no estaría mal que yo me pusiera algo parecido en lugar del pijamas. Con unos pants grises y un suéter negro puestos fui a la cocina a preparar un par de sandwiches, ni siquiera me molesté en preguntarle a Tom si quería porque siempre me decía que no pero terminaba haciendo que regresara a la cocina a hacer más para él así que me ahorre la fatiga.
- ¿Quieres? - apenas saqué el jamón del refrigerador Olly estuvo de pie detrás de mi.
Le di unos trocitos y mezclé otros cuantos con sus croquetas antes de irme a la sala con un plato repleto de comida. Me senté encima de Tom porque ya sabía que no le importaba y cogí una mitad triangular de sandwich, tomando un bocado mientras Tom acomodaba su brazo sobre mi cintura.
Cuando terminé de comerme aquel primer bocado alcé la vista hacia él y le ofrecí sin palabras un poco del sandwich, acercándoselo a la boca sin decir nada, en un segundo bajó la vista y me miró con una cena alzada antes de sonreír ligeramente y darle mordisco. En un santiamén nos terminamos los sandwiches y entonces robé del enorme vaso de té helado de Tom. Él me odiaba por ello pero no decía nada.
- Es rápido. - Comenté para aligerar un poco el ambiente después de que me lanzó una mirada asesina al tomar de su precioso té.
- Solo en los pies. - Me respondió.
- Tiene un buen gancho.
- Me aseguraré de moverme.
- Pega duro.
- Le pegaré más duro.
Nos miramos por un momento y Tom terminó por darme un beso en la frente.
- Más te vale, Thomas. - Le dije al acomodar la cabeza en su hombro.
En unos minutos me quedé dormida, incapaz de seguirle el paso a pesar de hacer mucha menos actividad física que él. Cuando volví a abrir los ojos Tom me llevaba a la cama en silencio.
- Tenía sueño...perdón. - Susurre, todo en la casa permanecía callado, solo se escuchaban los pasos de Tom.
- No hay problema. - Me dijo. - No pesas nada.
- Como un bebé. - Me acurruqué en su pecho y lo escuché reír.
- Ah, claro... - siguió riendo, - como una niña. Mañana te mostraré algo antes del trabajo, ¿Sí?
- Aja...
Sentí el colchón debajo de mí pero no solté el cuello de Tom cuando intentó enderezarse.
- Anna.
No abrí los ojos pero escuché a Tom resoplar e intentar quitarse mis manos de encima.
- Anna.
- Quédate conmigo.
- Si eso quieres... - Tom se echó sobre mi en la cama y por un breve momento sentí casi todo el peso de su cuerpo sobre mi.
- Ay, ¡pero estas pesado!
Tom se río y me dio un beso en los labios.
- Pensé que tenías sueño.
- Sí, sí, lo tengo. - Para confirmar mis palabras, tuve que bostezar en ese momento. - Pero quiero dormirme así contigo.
- Ah... - Tom nos dio la vuelta para que yo quedara encima de él. - Más bien así. - Le sonreí y le devolví el beso anterior.
Me acomodé en su pecho y cerré los ojos para dormir.
- Te amo. - Susurré.
- Yo a ti.
Me fui a dormir con una sonrisa en el rostro, pero por la mañana la sorpresa de Tom me hizo pensar mucho en lo que Jen me había dicho.
Tom me llevó afuera y me presentó un bonito Mercedes negro con vidrios polarizados, puso las llaves frente a mi rostro y me llevó a sentarme ante el volante.
- Es el auto ideal para ti, es seguro, es bonito, elegante... Lo puedo rastrear desde mi teléfono. - lo miré mal y me sonrió. - Solo lo haría en una emergencia.
- Pero es caro. - Le dije.
Tom cogió mi mano y me dio un beso.
- Solo tómalo, Anna. - Lo miré a los ojos.
- Siento que me estas comprando y no sé para qué. - Admití antes de sacar mi mano de la suya y bajarme del auto. - Perdóname, esto es demasiado.
Por suerte ya me había cambiado y estaba lista para irme al trabajo. Jonah había estado enviándome mensajes de texto desde muy temprano pero no le contesté nada hasta que estuve en el edificio de la editorial.
Cuando encendí la pantalla de mi teléfono también tenía una llamada perdida de Tom pero esa la ignoré.
"Un jodido Mercedes, un novio que es más que un buen tipo y un viaje a Alemania con él... Anna empiezo a pensar que le vendiste tu alma al diablo." Me escribió de vuelta.
"Solo quiero estar con él pero a veces me da demasiadas cosas... Sé que yo no le puedo dar lo mismo, hermanito... Tal vez debería terminar con él."
"¡No Anna! ¡Ni se te ocurra! El único novio que me agrada y te quieres deshacer de él porque te trata demasiado bien, NO. Anna, Tom te quiere bien, todos lo sabemos. Dile lo que sientes."
"No es tan fácil como parece."
Volví al trabajo intentando no decirle nada a Jen y me concentré en mi trabajo, Tyler no me dijo nada. Llamé a Tom finalmente cuando se acercaba la hora de salida; los dos hablamos poco, lo suficiente nada más. Esperé junto a la entrada a que él llegara, vi salir a los demás y luego reconocí uno de los autos de Tom afuera. Había comenzado a llover así que me apresuré a salir y subir a su auto.
- ¿Qué tal? - Tom arrancó el auto en dirección a un restaurante de comida China. - ¿Takeout?
Sonreí y asentí.
- Tenemos un plan.
Esperé a que llegáramos al pequeño restaurante y cuando nos sentamos a esperar por nuestra enorme orden para llevar decidí sacar el tema a relucir.
- Tom... Lamento lo del auto, es que... - Tom no me dejó continuar.
- No lo había visto como tu, si no quieres ese auto lo entiendo pero... No quiero que pienses que te estoy comprando o algo así.
Aparté la mirada para poder confesarle lo que había estado pensando desde la mañana.
- Pero tu... - intenté alzar la mirada pero no pude apartar los ojos de mis manos, - tu tienes más que ofrecer que yo. Ya no entiendo por qué estas conmigo...
Tom resopló y se río al alargar su mano y ponerla sobre las mías.
- Es muy simple Anna: te valoro mucho más que al dinero. Tu también deberías hacerlo. - Alcé la vista y le di la vuelta a mis manos. - Te amo, y...
- Y yo a ti, pero...
- Su comida y su cuenta. - Los dos guardamos silencio hasta que el empleado del restaurante se alejara.
- ¿Pero es suficiente? - Le pregunté.
- Anna, cuando nos conocimos no sabías nada sobre lo que hago, cuando te lo mostré no te gusto y de todas maneras: aquí estas. - Me sonrió. - Y eso es lo que necesito.
- ¿Solo eso? - le pregunté y él asintió.
- Solo eso. - Alzó la bolsa de plástico y me ayudó a levantarme. - Y comida china.
Me reí de pronto y en cuanto pagamos la cuenta nos fuimos.
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¡Lo siento mucho!
Yo quería subir capitulo pero me enferme horrible y bueno, Netflix & Puke para mi...
Espero que a ustedes les vaya mejor que a mí, discúlpenme si no es el capitulo que esperaban, también discúlpenme si no subo capitulo religiosamente cada semana, ¡esperen a Diciembre y no les quedaré mal!
¡Muchas gracias por leer, por votar y por sus comentarios!
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Memorias (Tom Kaulitz Fanfiction)
FanfictionAnna Kościuszko era una chica joven recién egresada de la universidad cuando consiguió su trabajo de ensueño como comentarista deportivo en Las Vegas y conoció al campeón mundial, al boxeador favorito de Nevada: Tom Kaulitz. Ahora su afán por gana...