"LOS OJOS DE LA VERDAD"

Capítulo 7. "UN INUSUAL REGALO DE CUMPLEAÑOS"

Desperté nuevamente, cómo hace 2 semanas lo había hecho, con una persona a mi lado excepto que esta vez recordaba perfectamente que era Anthony quien dormía plácidamente, busqué mi celular y vi que eran las 5:30 am, me levanté intentando no moverlo para que no despertara, y me dirigí a la cocina para preparar un desayuno de cumpleaños, aunque no había muchos ingredientes me las arreglé para preparar unos panqueques, que hice a mano para evitar hacer mucho ruido con la batidora, cuando todo estuvo listo, coloque miel y mermelada en unos pequeños recipientes al igual que los panqueques, acomodándolos en una pequeña tabla que uso para picar las verduras, cuando estuvo todo listo el reloj marcaba las 5:55 am, tenía cinco minutos antes de que la alarma lo despertara así que me dirigí a la habitación donde Anthony seguía durmiendo, al entrar lo vi recostado, tranquilo, hermoso.

-¡Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querido gatito, feliz cumpleaños a ti!- comencé a cantar, en el momento que entré a la habitación, él se despertó con una sonrisa en el rostro.

-¡GRACIAS!- gritó abrazándome –esta sería la primera vez en mucho tiempo que feste...- no había terminado su oración cuando sus ojos se llenaron de lágrimas.

-No deberías llorar en un día tan bello como hoy- dije sonriéndole y dejando un beso en su frente –por cierto, sobre tu regalo- dije mientras levantaba una ceja, al momento que nuestras miradas se cruzaron y el rostro de Anthony se tornaba rojo amanecer.

-¡OLVIDA LO QUE DIJE!- gritó en el momento que se ponía de pie mientras rápidamente se volteaba, me acerqué a él abrazándolo por la espalda quedando mi rostro casi en su cuello donde dejé otro beso.

-Sólo será este día- dije mientras me ponía de puntillas para llegar a su rostro –tu regalo de cumpleaños- continúe mientras me acercaba poco a poco a su rostro –sólo hoy- tenía sus labios a centímetros de los míos –seremos novios- quité los centímetros que quedaban y lo besé.

Sus pequeños, dulces y suaves labios se amoldaban perfectamente a los míos, nuestro beso había hecho que el mundo se detuviera, que el mundo no existiera, por unos segundos que parecieron años, tiempo en el que no existía nadie más que nosotros dos, unidos por un beso, cuando por fin el mundo comenzaba su marcha fue que nos separamos de ese beso.

-Bien, pero primero debemos ir a clases- dije poniendo mis manos en su rostro.

¿Qué estoy haciendo? lo que menos quiero hacer es lastimar a Anthony pero ahora seré su novio por un día, debo estar mal de la cabeza; Anthony volvió a besarme, al momento en que ponía una cara cual niño pidiendo un deseo a una estrella fugaz.

-¿po... podrías....Ba...ña...ña...r....te co....n....mi...mi....go?- preguntó mientras se sonrojaba a un nuevo nivel, yo no puede evitar reír al ver esa escena.

-No puedo, debo preparar otras cosas para después de la escuela- concluí mientras besaba su frente, al separarme de él pude observar una mirada de decepción –en ese armario hay ropa, escoge lo que quieras- señalando el armario donde guardo mi ropa.

Me dirigí a la cocina a ver que ingredientes faltaban para preparar un pastel y darme cuenta que solo tenía los utensilios. Empecé a realizar una lista de los ingredientes, también de algunas botanas, refrescos y de paso rellenar la alacena, cuando terminé me dirigí a mi habitación para encontrarme a Anthony de espaldas mirándose en el espejo del armario, estaba completamente diferente a lo usual, había tomado una playera azul turquesa de cuello que marcaba perfectamente sus pectorales combinándolo con un pantalón de mezclilla oscuro, que en la parte trasera tiene unos cortes dejando ver un bóxer azul marino, ese pantalón a mí me queda muy holgado en esa parte, pero los glúteos de Anthony llenaban perfectamente el espacio.