Tú... origen y destino de mi obsesión,
empoderándote entre mi ser y mi estar,
reconstruyendo con ternura al corazón.
Y no temo ni por un instante, renunciar
a la oscuridad, si logro en un respiro...
eternizar, la intensidad de un beso tuyo, capturar a tu alma tocando mis sentidos y caminar sobre tu piel sin miramientos, aun cuando signifique no volver a dormir.
Y es que te he amado de tantas maneras, que una más, solo sería escribir con fuego este amor... que se niega a perecer sin ti.
Como si fuera la primera vez...
camino sobre cada trazo
que forma tu bendito nombre,
y no puedo evitar suspirar
al evocar esos labios
del color de mi pasión
que se hacen corazón,
cada vez que abrevo de ellos.
Capturas mi alma en cada murmullo
cuando al oído me dices que eres mío,
y mi mundo se anega en tu presencia,
que sin palabras... se rinde ante ti.
En un solo parpadeo busco permanecer en tus olas
que me envuelven inquietas
y me enclaustran en un abrazo.
Así... me sustraigo de la realidad
para suplantar la negrura de mis días
por esos lapsos de dulzura que solo tú me das.