HEART ATTACK || Demi Lovato y tú

Capítulo 8.

D.

Desperté, estaba amaneciendo y la cabeza me dolía mucho. Me senté en la cama, puse mis manos sobre mis rodillas y respiré profundo. Miré a mi alrededor, estaba toda mi habitación un poco desordenada. Me levanté, acomodé algunas cosas y me metí al baño a ducharme. Dejé mi celular sobre el WC, sonando la canción Human, de Christina Perri .

Me metí a la ducha, y mientras caía el agua en mi cuerpo escuchaba la lírica de la canción. Me senté, y entrelacé mis brazos al rededor de mis rodillas.

"Puedo fingir una sonrisa.

Puedo forzar una risa.

Puedo bailar y jugar la pieza, si eso es lo que me pides.

Darte todo lo que soy.

Puedo hacerlo... pero sólo soy un humano y sangró cuando me caigo.

Soy sólo un humano, y me quiebro cuando caigo.

Tus palabras en mi cabeza, cuchillos en mi corazón. Me levantas y luego me vengo abajo, porque sólo soy un humano".

Las lágrimas salían y salían. Mi mente no sacaba esa imagen de mi cabeza, jamás pensé que él podría hacerme esto... ¡Jamás!

Me sequé las lágrimas, pero de inmediato salían más, era inevitable.

Mi teléfono dejo de tocar la canción, y vibró. Un mensaje había llegado. Extendí mi brazo hasta el teléfono y leí.

(Número desconocido): "Bebé, ¿quieres que nos veamos hoy?".

Dejé el celular de nuevo donde estaba. No quería hablar con nadie, y menos con él. ¡Maldito hipócrita de mierda!

Salí de la ducha, miré la hora; 12:30am, aún es temprano.

Me sequé y vestí, tomé un suspiro y contesté al mensaje.

~

_.

Desperté por culpa de mi celular que estaba recibiendo una llamada. Me restregué los ojos y lo tomé, para contestar, pero ni siquiera vi quién era el que llamaba. 

—¿Bueno?

—¡¿Dónde estás?! —me gritó mi madre— ¡Me tienes preocupada! ¡¿Con quién estás?!

Alejé un poco el teléfono de mi oído y deje que ella siguiera gritando, hasta que sentí que su tono de voz iba bajando.

—¿Terminaste?

—¡Más te vale que vuelvas aquí ahora! —y colgó. 

¿En serio? ¿Me gritó tanto para luego decirme eso? ¡Bah!

Me senté en la cama y busqué mi ropa. Me vestí y cuando estaba poniendo mi playera Jessie despertó.

—Buenos días —le dije con una sonrisa.

Se sentó en la cama y estiró sus brazos mientras bostezaba con flojera.

—Buenos días —me sonrió de vuelta—. ¿Ya te vas?

—Sí, tengo que volver a casa.

Se puso de pie, enredando su cuerpo con la sábana, se acercó a mí, se puso de puntillas y me dio un beso.

—¿No te quedas otro ratito? —mordió su labio inferior.

—De verdad no puedo —dije tratando de no mirar su cuerpo.