CAPITULO VEINTE
"PENITENCIA II"
-¿Por qué la abuela siempre me castiga lavando la ropa a mano?—pregunte resignada mientras fregaba una camisa.
-Supongo que te hace eso porque sabe que lo odias—me respondió Nathan pasándome una canasta de ropa sucia—Yo tengo que limpiar las tuberías de los baños ¿Sabes lo horrible que huele esa cosa?
Yo me reí por lo bajo—Te deseo suerte
-La suerte la necesitaras tú cuando vengan Andy y Viviana a ver tu parte del pacto—me respondió riéndose.
-Ay no—me queje recordando—Tienes que ayudarme a escapar de esto.
-No hay forma de escarpar querida Anna, a menos que te clones—me respondió pensativo.
-Tu idea es imposible—le respondí amargada.
-Lo sé—me respondió divertido yo rodé los ojos ¿Qué clase de novio era este? Se supone que un novio desea lo mejor para su novia pero Nathan no mostraba ni un pelo de ganas por ayudarme.
-Mejor vete—le respondí mientras lo salpicaba con agua
-Está bien pero no te enfades—me respondió marchándose mientras alzaba sus brazos en son de paz.
Esto no puede ser peor, nunca pensé que llegaría el día en que tuviera que cumplir ese pacto, Oshh todo es culpa de Nathan, si no me hubiera dicho que no éramos primos nada de esto hubiera pasado. Anda Anna ¿Quién te entiende? Primero te enojaste porque no te dijo la verdad, y ahora te enojas porque te dijo la verdad ¿Qué mismo quieres?
Rodé mis ojos internamente y me seque las manos en mi pantalón, entre a la casa y vi a Nathan en la cocina.
-¿Qué haces?—pregunte parándome en el marco de la puerta, Nathan dio un saltito y yo alce una ceja.
-Me sorprendiste—respondió sin voltearse.
-Perdón, es que quería saber que estabas haciendo—conteste levantando mis hombros restándole importancia.
-Ah, no hacía nada—respondió volteando únicamente la cabeza—Por cierto Andy dice que en quince minutos viene para acá.
-No, no, no, no—repetí mientras hacía un pequeño berrinche y me iba a la sala—moriré y nadie podrá ayudarme—Al instante el sonido del timbre me revolvió las tripas.
-Ese debe ser Andy—dijo Nathan mientras abría la puerta y efectivamente eran mis dos primos.
-¡Se supone que venías en quince minutos!—exclame yo
-No queríamos esperar más tiempo, traje la videocámara—respondió Andrés emocionado.
-Estás loco—escupí con rabia
-Parece que estás de mal humor—contesto mi primo sin resentimientos.
-ha estado así de insoportable toda la mañana—dijo Nathan y yo lo mire con frialdad—ha de estar en sus días.
-¡Cállate!—grite mientras le lanzaba un cojín—tu estarías igual si tuvieras que hacer esto.
-Tranquila primita—contesto Vivi—yo te traje muchas mentitas ¿ves?—respondió ella tratando de animarme pero fallando miserablemente.
-No pienso hacer esto—dije convencida mientras me cruzaba de brazos.
[..]
-No puede ser que vaya a hacer esto—murmure resignada y asqueada mientras me sentaba en el pórtico de la casa.
ESTÁS LEYENDO
" -¿Promesa? -Promesa"
Humor-¡Más te vale que me bajes en este instante!-Le volví a gritar a Nathan furiosa mientras pataleaba por soltarme ya que me tenía cargada en su hombro -Está bien-dijo con sencillez y me tiro al piso sin compasión -¡Qué demonios pasa contigo!- Le grite...