Capítulo 42: ¡Sorpresa! (¿He dicho alguna vez lo mucho que odio las sorpresas?)
Abre los ojos como platos un instante antes de relajar la postura y sonreír ampliamente.
- Ya sé que no eres ella, princesa.- aprieta la mandíbula- pero, aún así…
Pongo la mano sobre sus labios para callarle y que deje de decir idioteces.
- Confía un poquito en mí, ¿quieres?
Ya me estoy mosqueando, hombre. ¿Acaso piensa que soy una cualquiera (qué retro me ha quedado)?
Intento, sin éxito, levantarme de su regazo para apartarme y dejar de hacer tonterías, pero me agarra fuertemente por la cintura, manteniéndome frente a él. Aparto la mirada de sus ojos.
- Mírame.- niego con la cabeza.- Vamos, Lore, sabes que confío en ti, sólo quiero protegerte del imbécil de mi hermano.
Suspiro, apoyando la cabeza contra su hombro.
- No me puedo creer que estés celoso de tu propio hermano.
No sé si reírme o llorar.
- Es que es tan…
¿De verdad está dudando?
- Es tan nada, Saúl.- le freno.- qué poca autoestima tienes.
Es que flipo, lo juro. ¿Acaso no se ha mirado nunca en un espejo? Es más, ¡¿no ha visto nunca cómo el observan las guarras por la calle, cómo se lo comen con los ojos y le desnudan con la mirada?! (Y que conste que para nada son celos)
- Pero debe resultar muy atractivo.
Qué pesado, por dios.
- Claro que resulta atractivo, miles de tíos resultan atractivos.
Toma ya.
- ¿Perdón?- me encanta su cara, es un poema ahora mismo.
- Pero no son tú, si estoy aquí contigo es porque quiero estarlo.
Qué bonito me ha quedado. Que lo disfrute y no se acostumbre, que yo estoy en contra de las palabras bonitas y las ñoñadas que éstas implican.
Su sonrisa se ensancha por momentos (se acabará haciendo daño) y, antes de que me dé tiempo a poner cara de “deja de mirarme así”, presiona su mano contra mi nuca para juntarme a sus labios, que devoran con ansia los míos. Jadeo, sorprendida, para agarrarme con más firmeza a su cuerpo, bebiendo sedienta de su boca.
No sé si eso ha sonado a cerdada o a asquerosidad.
Sea como sea, siento cómo se deja caer sobre el colchón conmigo encima y sin dejar descansar un segundo mis labios. Sus manos se deslizan por mis costados hasta presionar tiernamente mi trasero contra él, dándome un pequeño apretón que me vuelve loca.
Pero… pero… pero… ¡¿Qué es esto?!
Deslizo mi boca por su mejilla hacia el lóbulo de su oreja, pasando suavemente la punta de la lengua por el filo y acabando la caricia con un leve mordisco.
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La historia de mi penosa vida adolescente: Loretta.©
Hài hướcLoretta es una adolescente de diecisiete años que vive con sus dos hermanos y su ocupado padre. Es una atípica niña rica y su vida transcurre sin problemas... hasta que un accidente de su mejor amigo, Rubén, y la casual aparición de un misterioso ve...