--Capítulo 6--

91 6 0
                                    

¡Hola!

Os dejo un nuevo capi ;)

También he cambiado la portada porque la anterior no me convencía mucho...

¿Que os parece está? 

A mi me gusta mucho jijiji

¡Disfrutadlo y comentad!

---------------------------------------------------------------------

Durante un breve segundo, parecía que hubiera caído un bomba en aquella mesa. Hana se levanto con brusquedad tirando la silla al suelo, sumando el estruendo, al grito ahogado de las otras dos chicas. Se cogió el bajo de la camiseta y lo separo de la piel, ya que el liquido marrón que ahora se extendía por toda la prensa estaba ardiendo. Oyó como el profesor e acercaba a ellos para que ver qué pasaba. Levanto la vista y se encontró al culpable de todo mirándola fijamente. Josh acabada de tirarle el café de Lidia encima a propósito. Los demás no la creerían y él lo negaría pero estaba segurísima.

- Es que eres idiota o ¿Qué?- Siseo mientras intentaba que la ropa no le tocara la piel con una mano y con la otra procuraba limpiarlo sin mucho éxito.- Lo has hecho a propósito...- quería gritar pero estaba tan enfada que solo consiguió que sonara como un susurro ininteligible. El chico seguía mirándola totalmente ajeno a lo que estaba pasando a su alrededor. Hana entrecerró los ojos. Parecía totalmente centrado en sus movimientos, incluso juraría que tenía todo el cuerpo tenso, como si esperara algún tipo de ataque... ¿Acaso pensaba que ella iba a pegarle o algo así? No dejaba de mirarla a los ojos, por lo que desvió la mirada de nuevo a su destrozada camiseta.

- Ha sido sin querer. Perdona. Iré a buscar un poco de papel al baño para que te limpies- La voz de Josh sonaba neutral, controlada y para nada arrepentida. Notó como la volvía a mirar con aquellos ojos inquisitivos para después relajar los músculos. Un pequeña sonrisa burlona apareció en sus labios antes de hacer amago de levantarse pero Hana se interpuso.

-Olvídalo, ya has hecho suficiente- Se giro hacia el profesor y pidió permiso para salir.

Al llegar al lavabo examino los daños en el espejo y aquello era un siniestro total. La camiseta estaba para tirarla. La mancha de café oscurecía todo el centro con un color marrón desteñido. Además del horrible olor amargo que desprendía el liquido. Gimoteo mientras cogía un poco de papel de baño, lo mojaba y lo restregaba por la tela. Era una de sus camisetas preferidas. Volvió a mirar al espejo pero aquello no tenia cura. Pensó alguna solución para no tener que llevar eso todo el día y lo único que se le ocurrió fue volver al coche y ponerse la sudadera que iba a usar en el gimnasio.

Se quedo mirando la camiseta y se paso la mano por la piel del estomago. La tenía un poco enrojecida pero nada grave. Lo había hecho a posta. Por alguna extraña razón aquel engreído había decido tirarle todo el café por encima. Apretó la tela con fuerza dentro de su puño.

Estaba segura de aquel tarado había querido vengarse por lo que ella le soltado en clase, pero aquello era pasarse. Sentía que la rabia se acumulaba en su estomago y aquel regusto amargo le produjo una extraña sensación de dejavu con tiempos pasados.

¡Y esta mañana pensabas que era guapo!

Volvió a cerrar el puño sobre la prenda de ropa intentando controlarse, pero una cosa tenia clara. Aquello no iba a quedar así, por supuesto que no. La podían considerar una buena chica y en realidad lo era, pero hacia unos meses había decidido que nadie más iba a humillarla y salir impune. Aunque no supiera muy bien como se hacía eso de "vengarse"

Sabía que la venganza era un plato que se servía frío, pero antes de darse cuenta estaba andando por los pasillo en busca del tira-cafés. La suya iba a ser una venganza calentita, calentita.

No lo encontraba por ninguna parte y la fuerza de la furia iba disminuyendo con cada minuto que pasaba, dejando que las dudas y la inseguridad fueran ganado terreno. Tenía pensado tirarle la camiseta a la cara y pedirle que se la pagara (sí, no era un plan excesivamente original, pero no había tenido tiempo de ser muy creativa). Se paro en medio de uno de los pasillos y puso las manos en las caderas pensando donde más buscar cuando escucho unos sonidos en una de la aulas que estaban a su izquierda.

Se acerco a la pequeña ventana que había en la puerta y entonces los vio.

Josh estaba encima de uno de los pupitres del aula vacía con Lidia sentada a horcajadas encima de él y la camisa medio abierta, dejando entrever los tirantes del sujetador. Se quedo congelada en el sitio y se agacho. Era esa situación incómoda en que lo primero que se te antojaba era salir de puntillas sin hacer ningún ruido y simular que no habías visto nada. Porque por muy enfada que estuviera, la vergüenza de interrumpirlos en ese momento no le dejo abrir la puerta y enfrentarlo. Total, seguro que encontraba un momento mucho mejor para encarar a ese playboy.

Estaba decidida a darse la vuelta, pero antes quiso echar una última ojeada para asegurarse de que no la habían visto, así que volvió a asomar la cabeza. Se encontró con la mirada de Josh a escasos centímetros del cristal que los separaba. No puedo evitar soltar un grito del susto. Se echo hacia atrás instintivamente y antes de que pudiera echar a correr el chico abrió la puerta.

- ¿Nos estabas espiando?...Que pervertida- Tenia los musculosos brazos cruzados sobre el pecho y una ceja alzada. Lidia se había quedado sentada en la mesa y la observaba entre curiosa y enfadada.

Decir que se sonrojo se quedaría corto para como sentía arder sus mejillas. Seguro que parecía un tomate con patas y brazos. Los nervios le impedían pensar una escusa creíble o como mínimo, que la hiciera salir de aquella situación con lo que le quedaba de dignidad intacta.

- No digas tonterías. Quien iba a querer espiaros...- consiguió decir y se sorprendió de los firme que había sonado su voz.- Sois como dos mandriles en celo- Y hay estaba de nuevo su vena mezquina complicándole la vida. Cerro los labios con fuerza y dio otro pequeño paso atrás cuando noto que todo el cuerpo de Josh se tensaba ante el insulto-

-¿Que has dicho?- Estaba enfadado. Eso seguro.

Levanto la vista y se quedo quieta como una presa esperando el ataque de su cazador, pero al apretar el puño recordó la camiseta. Aquello le dio un poco de fuerzas para salir viva de aquel lio.

- Te estaba buscando, por eso estoy aquí- Dijo, intentando cambiar un poco de tema.

- ¿Para insultarme?-

- Pues ahora que lo dices...En realidad venia aque me pagaras la camiseta que te has cargado con el café- Cada vez estaba mas orgullosa de ella misma. Estaba hablando sin tartamudear ni parecer una demente. Estaría bien que su voz sonara más agresiva, pero no se podía tener todo.

- Creo que dejar pasar el hecho de que me has insultado es suficiente pago. Ahora lárgate-

Hana abrió la boca para volverla a cerrar. La ira la golpeo como una maza.

- Eres...

Josh volvió a levantar la ceja a la espera. Pero en ese momento unos brazos le rodearon la cintura y una pechos se aplastaron contra su espalda. Lidia estaba abrazándolo y le mordisqueo el lóbulo de la oreja.

- Olvídala y volvamos a lo nuestro. Estoy impaciente...- Le susurro la rubia al oído.

Hana vio la escena, pero no se sonrojo. Su cara ya no podía estar más roja entre la vergüenza y el monumental enfado que llevaba encima.

Josh desvió los ojos a la chica que lo había llamado mandril hacia escasos minutos y vio como el cuerpo le temblaba por una rabia mal contenida. Aun así sus ojos seguían teniendo el mismo color verde intenso de siempre. Con todo aquel descontrol emocional debería haber saltado a su yugular si se hubiera tratado de una "iniciada" aunque la infección se hubiera dado hacia tan pocas horas. Las que acababan de hacer intercambio de sangre con una Súcubo completa se volvían muy inestables y volátiles. Esos eran los primeros síntomas, antes de la degeneración y el ansia por la vitalidad de aquellos hombres que caían en sus redes. Decidido, cuando acabara de tirarse a Lidia llamaría a su tío para dar por finaliza aquella estúpida misión.

- A no ser que te quieras unir a la fiesta...- Hana levanto las cejas incrédula ante la frase que estaba pronunciando a la vez que fue muy consciente de como Lidia se tensaba a su espalda. No quería compartirlo con nadie.- Te sugiero que te vayas por dónde has venido. - Cogió la puerta y la cerro de un portazo.

Infectada  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora