REENCUENTRO

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El pollo de plástico que llevaba enganchado al porche saltaba arriba y abajo cada vez que tomaba un bache. 

Nash Rayburn sonrió, divertido.

-Al menos, tiene sentido del humor 

-murmuro para si mismo, mirando a sus hijas. Las niñas sonreían también. una buena señal, penso, apoyándose en unas de las columnas del porche.

¿seria esa la chica que había contratado para cuidar de sus hijas?

El polvoriento  coche paro a unos metros de ellos y Nash sintió que se  quedaba sin respiración cuando vio que de el salían unas piernas desnudas.

Era guapa. No, preciosa. Le recordaba un cuento de hada que su mama le solía leer de pequeño. Escondía sus ojos tras unas gafas de sol, tenia el cabello largo de un negro resplandeciente y un cuerpo voluptuoso. Nash sintió un tirón en la entrepierna.

había dicho en la agencia  que no quería a nadie que distrajera a sus peones, pero una mujer bajita y llena de curvas de dirigía hacia el y su forma de caminar era tan sexy que Nash estuvo a punto de taparle los ojos a las niñas. maldición, pensó.  una ajusta camisa azul marino, una mini falda vaquera y unas sandalias de tacón no le habrían quedado bien a su difunta esposa.

-Que bien, no es vieja-dijo Kim, como si fuera un crimen tener mas de diez años-Podemos jugar con ella.

Nash miro a las gemelas

-la señora Winslow también juega con vosotras.

Las dos niñas hicieron una mueca.

-juegos de mesa, un rollo-dijo Katy Mirando a la mujer- es guapa, ¿verdad papa?

De quedarse sin aliento, pensaba el

-Si, Cariño, muy guapa

A dos metros del porche la mujer se paro y Nash se sintió repentinamente incomodo. como si la conociera de algo.

-?Nash?

a Nash Se le heló  la sangre en las venas.  Era Hayley Albrght.<<Su Hayley.

-¿Que estas haciendo aquí?

Ella apoyo una mano en la cadera.

-Puede que a katherine esto le parezca gracioso, pero a mi no.

-A mi tampoco- dijo el, con el corazón apunto de salirse de su pecho. Siete años antes había amado a Hayley Albright. Y siete anos antes había traicionado aquel amor para casarse con otra mujer. Nunca podría decirle por que. Nunca. Y, sin embargo, una sola mirada y todo su cuerpo reaccionaba llamándola. Su sangre empezó a calentarse  cuando bajo del porche y se dirigió hacia ella. Siempre había sido así; le gustaba tanto estar a su lado que casi le dolía. Ella era la clase de mujer que los hombres volvieran la cabeza. La clase de mujer que ta hacia sonreír solo si ella sonreía.

La clase de mujer con la que Nash quería casarse

Los recuerdos se agolparon en la mente de hayley mientras lo veía acercarse; los recuerdos mezclados con dolor. Intento apartarlos, recuperar la compostura, pero el la estaba mirando como lo hacia siete años antes. Como si quisiera devorarla. Y le temblaban las piernas. Hubiera deseado meterse en el coche y alejarse de allí a toda prisa. Le dolía demasiado. Cuando Nash se paro frente a ella, el deseo echarse en sus brazos era tan fuerte que tuvo que clavar los tacones en el suelo. Aunque  pensaba que lo había olvidado, no era así. y, si se quedaba, cometería el mayor error de su vida.

Entonces, Nash le quito las gafas de sol. 

Ella se las arrebato y lo miro a los ojos, buscando al hombre que una vez había amado.

-Trabajas para la agencia de katherine?

-uno tiene que ganarse la vida

_¿Y tu sueño de ser medico?

-sigo en ello- contesto Hayley-Acabo de terminar el primer año de practicas  en Georgia y dentro de dos semanas empiezo en el hospital de Savannah. Me quedan dos años para ser interna.

- Me alegro-sonrió el. pero era una sonrisa triste, amarga y Hayley sintió como si la hubieran golpeado  en el estomago. su sueño de ser medico había roto su relación....y lo había enviado a brazos  de otra mujer.

-Me parece que no lo dices de verdad.

-yo nunca quise que fracasaras, Hayley.

-No. Solo querías que abandonara mis sueños y viviera los tuyos.

Nash se puso tenso. Era demasiado difícil hablar de aquello frente a las niñas, demasiado difícil por lo que querría decirle. y por lo que querría hacerle. Su perfume de jazmín se metía por sus venas.

-Me alegro de verte.

-Yo también- consiguió decir Hayley. El había cambiado poco, aunque su expresión era mas dura que antes. A a los treinta y cinco años era tan guapo como cuando lo había visto por primera vez durante una fiesta en la universidad. Nash había llegado con su amiga katherine Davenport, su mentora y propietaria de la empresa esposas de alquiler, y se había marchado con Hayley. El era un hombre mayor que ella, maduro y poderoso que la había vuelto loca. Hayley suspiro, apartando lor recuerdos de su mente. Había sido una loca enamorándose de el y no pensaba dejar que volviera a ocurrir.

los dos  se miraron un largo rato sin decir nada

-¿Donde esta Michelle?-pregunto Hayley por fin. Era una pregunta que odiaba hacer, pero se veía obligada.

-Murió hace cuatro años en un accidente de trafico.

--Lo siento

-¿La conoces, papá?- escucharon una vocecita.

hayley miro a las niñas que esperaban en el porche. Aunque en la hoja de trabajo no le habia dado el apellido de la familia, (algo por lo que mataría a katherine) sabia que habia dos niñas en la casa.

-Oh, Nash, como se parecen a ti- dijo Hayley, saludando a las niñas con la mano

-No se si tomarme eso como cumplido.

-Lo es-dijo ella con sinceridad, mientras las niñas bajan corriendo del porche.

-Estas dos bellezas son Kim y Katy- las presento Nash.

-Yo soy Hayley Albright- se presento ella- vuestro papa y yo somos viejos amigos-añadió, guiñándoles un ojo.

Nash se relajo un poco, alegrándose de la animosidad que pudiera sentir contra el no recayera también en sus hijas. ¿como iban hacer que aquello funcionara?¿Durante cuanto tiempo podrían vivir bajo el mismo techo, sabiendo que ella lo odiaba? pero no contarle la verdad evitaría que los viejos sentimientos renacieran, pensó.


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Hola 

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