22- Enfrentamiento

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-¿Qué pasa? Parece que viste un fantasma- ríe el pecoso idiota al ver, seguramente, mi rostro de horror.

No le contesto.

Siento que si me muevo, ella también lo hará, y eso es algo que no quiero que pase.

Logro divisar de reojo, como mi compañero desvía sus ojos hacia donde miran los míos.

-Mira, un gatito.- dice al verlo- Ven chiquito- lo llama haciendo que inmediatamente, el gato negro corra hábilmente hacia nosotros.

Retrocedo sin despegarme del suelo al ver sus ojos verdes y sus pupilas filosas observarme directamente. Comienzo a sentirme mareado, como si... ella hiciera algo en mi.

Mis brazos flanquean.

-¿Qué pasa Rubén? ¿Le tienes miedo a los gatos negros?- pregunta el pecoso idiota de manera burlona. Pero su expresión cambia al ver la mía- ¿Rubén?- pregunta una vez más con una pequeña chispa de preocupación en su voz.

-No es... un.. gato...- susurro sintiendo mi corazón acelerarse con rapidez.

Me falta el aire.

Nos ha encontrado.

Él se aleja rápidamente del gato negro poniéndose de pie, y éste, al instante, comienza a agrandarse, sus brazos y piernas se alargan, una parte de su lacio pelaje se reduce hacia su cabeza de manera lenta mientras que otra parte se transforma en aquel vestido negro de tela fina que solo cubre parte de su hombro izquierdo, cayendo hasta ahora sus descalzos pies. Su figura delgada no tarda en aparecer al mismo tiempo que sus orejas y cola de gato desaparecen reduciéndose contra su cuerpo similar ahora al de una humana. Dos alas de murciélago hacen aparición por detrás de su silueta y sus labios se curvan en una sonrisa socarrona que logra sacarme el aliento.

-¡Es un demonio!- exclama el pecoso idiota armándose con su preciado cuchillo.

-¿Hiciste un amigo?- se burla Raspberry mirándolo de arriba a abajo.

-P-Por...favor...- Mi cuerpo tiembla levemente ante su presencia- N-No... no le digas que estamos aquí.

-Fuiste muy malo Rubén... te he estado buscando por todo Londres, pero al fin te encontré.- Su voz hace que mi piel se ponga de gallina. ¿En serio estuve conviviendo toda mi vida con un demonio?

-¿¡Tu la conoces Rubén!?- grita mi compañero alterado- ¡¿Por qué no me lo dijiste!?

-¿No le contaste sobre mí?- pregunta ella haciendo un puchero burlón.

Niego con la cabeza sin saber qué responder. Siento mi cuerpo pesado, y mi espalda ha comenzado a doler nuevamente. ¿Por qué últimamente me siento tan enfermo? Estoy seguro de que si no estuviera apoyado en el suelo ya me habría desplomado sobre este.

Luego de eso, todo se sume en un silencio aterrador. Un silencio en donde solo intercambiamos miradas entre los tres. Puedo ver la duda en los ojos claros del pecoso idiota. Se está debatiendo entre atacarla y quedarse en su lugar. Podría atravesarla con su cuchillo, estoy seguro. Pero también sé que Raspberry es muy hábil y no tardaría en inmovilizarlo como a un muñeco de trapo. No..., es mejor que se quede en su lugar. Raspberry también muestra algo en su mirada, no sé si es confusión, o un estado de alerta. Lo que sí sé, es que sus pupilas se han afilado más de lo normal, como si estuviera tratando de ver algo más allá de nosotros.

Entonces lo comprendo.

Este silencio no es normal, es una advertencia. Algo se aproxima, y Raspberry lo sabe.

Siento el sonido de la respiración del demonio cortarse y en un acto reflejo, yo también corto la mía. Estoy tan asustado que incluso no me siento capaz de llenar mis pulmones de aire nuevamente. Observo con los ojos abiertos de par en par, cómo los dos seres frente a mí se paralizan, haciendo que el silencio sea más notable.

El Brillo de la Oscuridad (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora