1. Destino

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El azar no condena a una vida mísera, sino los insaciables piratas que no conocen límite a su avaricia. Ellos se alzan sobre la cúspide de las doradas montañas de riqueza saqueada. Creen poseer todo poder, porque, incluso, el fulgor del oro otorga precio a las almas y traiciona a la especie. El destino ya no destina, el destino es dominado, amaestrado, domesticado, purgado, ha sucumbido su voluntad a manos de la ciega codicia, y ahora es esclava bajo las órdenes de sus dueños, dueños del mar, la tierra los ríos y el cielo.
Sin embargo, no es suficiente, nunca sacian su sed ofuscada y macabra, esa es la horrible sentencia de dichas sombras sin nombre, ni patria, al que el destino ha escapado de las ataduras, y ante prodigiosa libertad castiga, pues no hay peor vida que la de ser un hombre miserable odiado por sus semejantes ante el pasto de muerte y pobreza que siembra sin remordimiento a su paso en los corazones de los hombres, algún día, señores de su propia dirección.

Piratas al poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora