Capítulo 3

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Me encontraba en lo que parecía ser un pasillo extenso con innumerables puertas de un color café pálido ensombrecido a causa del desgaste, había un frío bastante considerable que lograba erizarme los vellos del brazo, notaba mi piel fría, el ambiente no lograba tranquilizarme obviamente, es más, era tan malditamente conocido para mí que el miedo generaba que obligara a mi memoria recordar en dónde estaba, pero aún así ¿Cómo había llegado allí? sólo había entrado en mi salón, ¿Qué hacía yo allí? Luego de unos instantes sumida en mis pensamientos comprendí que no averiguaría nada si me quedaba parad sin generar movimiento, y aunque podría haber significado una mala decisión avancé unos cuantos pasos para así salir de esa gran curiosidad, encontrándome con la primera puerta del pasillo, en donde podía divisar unas literas oxidadas y algunos restos de juguetes desparramados por la habitación con ¿cenizas?

Con ese detalle reaccioné a mis recuerdos, estaba parada en lo que en un pasado fue mi hogar, el orfanato "Ángeles Caídos", nombrado así por la que en esos tiempos fue la directora del establecimiento, quién pensaba que los desdichados niños y jóvenes que habitaban en ese lugar eran ángeles desterrados por los "Dioses del hogar" para vivir una vida llena de sufrimiento y abandono, pero que en ese lugar eran bienvenidos para reconstruir y fortalecer las alas que en algún momento les fueron arrancadas.

Innumerables recuerdos de mi infancia llegaron como un CD para ser reproducidos luego de un largo tiempo sin ser escuchados, nostalgia, ese era el sentimiento más fuerte que sentía. Recordaba aquellas noches de tormenta en las que nuestra madre* nos cuidaba hasta que el sueño nos consumiera. Recordaba también el olor de los pastelillos recién horneados que la cocinera preparaba.

Un calor amistoso me recorrió la piel, pero fue abruptamente interrumpido en cuanto el sonido de una persona tropezándose se hizo resonar en mi cabeza, aparté los recuerdos de mi mente recordando que esos momentos no volverían jamás, que se habían quemado junto con el edificio.

No sabría si la palabra correcta sería bien o mal, bien que estuviera oscuro por los tonos grisáceos y la poca luz, o mal por no haber sabido qué o quién era esa figura.

Una sombra, que por los contornos parecía ser la de un hombre, se encontraba postrada en el suelo, junto con una carta en perfecto estado. A lo lejos se podía distinguir que esa sombra viviente no se encontraba bien, pues se encontraba con una de sus extremidades superiores agarrando su costado, se podía deducir que debía tener una expresión de dolor o algo semejante, pero aún así permanecía en silencio. Divisé un objeto que al parecer trataba de esconder, una caja de música, se veía bastante sospechoso, pero la interrogante principal era ¿qué hacía alguien así en un lugar como éste?

Al ver que solo se encontraba tres habitaciones adelante de en la que yo estaba, decidí dar unos pequeños y cautelosos pasos, fijándome en la figura y confirmando que le correspondía a un hombre, pero no conseguía ver su rostro, sólo sus prendas que al parecer eran de un color oscuro, gris oscuro quizás, pero sólo eso, ya que la escasez de luz no me permitía distinguir colores aparte de los oscuros indudables, como el negro. Preocupada por la estabilidad del hombre aceleré mis pasos, llegando a estar al lado de él. Por lo que veía tenía una herida en su costado no tan notable, su cabeza estaba mirando hacia abajo, así que no me era posible verle a la cara. Al fijarme en la carta e intentar tomarla y acercármela, un escalofrío me recorrió la espalda, junto con una sensación en forma de advertencia tajante, me fijé en el hombre, ya no miraba el suelo sino que ahora me miraba por el rabillo del ojo, se notaba que estaba frunciendo el ceño, molesto.

El pasillo se tornó en un silencio estremecedor, no podía verle sus ojos, no del todo. Tenía un flequillo que le tapaba el rostro hasta la nariz, pero aun así predominaba el brillo de sus ojos dirigidos hacia mi persona.

-Aún no- susurró.

Lo extraño no fueron sus palabras, que en efecto eran sombrías, sino el tono en el que las mencionó, como si tratara de ser frío pero el dolor no se lo permitiera. Me alejé un poco, con miedo y estando sorprendida por haber escuchado palabras que pensé que no llegarían, y detuve mi mirada en la caja de música.

En un rápido movimiento la alejó, y pude ver un extraño color entre rojizo y celeste muy claro que me hizo sentir un miedo profundo y muy real, pero antes de que pudiera reaccionar, abrí los ojos.

*Madre se refiere a la mujer que las cuidaba desde que llegaron

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He actualizado pronto :D

Bien, no voy a prometer que actualizaré todas las semanas, pero sí lo haré más seguido ewe

Primer capítulo que me queda más o menos largo, me merezco chocolates.

¿Les ha gustado el capítulo? Si tienen algún comentario o sugerencia con respecto a la historia bienvenidas son

Como no sé cómo se dedican capítulos, lo haré aquí, así que gracias @Dane_Is_Real
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D

Ángel GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora