Capítulo 5

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—Tu padre debe de ser muy liberal. Yo no podría dejar a Giane sola con tu edad...

—Ni que fuera una niña.

Casi, pienso pero no se lo digo.

—Siempre estaba cerca de alguien de confianza cuando Ser no podía.

Observo como Pau dice el nombre de su mejor amigo, lo ha dicho con cariño y sin poder contenerme siento una punzada molesta en mi interior pero no quiero ahondar en ella.

—Viajaba a casa de algunos amigos de mi padre, o a la casa de la familia. Pero me dejaban estar por el día viendo las ciudades...

—¿Y pintando?

—Sí, pero solo hacía bocetos, y ahora les estoy dando vida en mi estudio a todos esos bellos momentos que guardé en mi mente.

—Sería bonito ver el mundo a través de tus ojos—Pau me mira y yo enseguida pienso que soy un es.túpi.do por decir esas sandeces— Siempre me ha gustado el arte.

—Pues no los vas a ver—Se termina de preparar la leche— No enseño mis cuadros a nadie, bueno mi padre si ha venido a verme al estudio y los ha visto, bueno y Sergio... pero nadie más...

—¿No? Yo he visto tus bocetos...

—Siento llenarte la casa de ellos, a veces no me acuerdo de recogerlo todos...

—No me importa.

—Giane es muy dulce y me inspira mucho. Si te moleta que la pinte...

—No—Sonrió— Deberías enseñar tus cuadros.

—No estoy preparada para que me juzguen y me digan que están mal...he sido juzgada toda mi vida, estoy harta de eso.

—No me imagino por qué puedes haber sido juzgada.

—Cosas.

Pau coge su leche y se sienta la mesa.

—Giane se ha calmado hoy antes que otros días.

—Cuando tenga pesadillas debes de estar feliz y calmado al cogerla, si estas triste porque ella esta así, solo consigues trasmitírselo. Los bebes lo notan todo.

—Sí, desde que la tengo ha tenido pesadillas.

—Pobrecita.

—Me rompe el alma pensar en lo que tuvo que pasar. Vivió un tiempo con su madre...y digamos que no tiene la cabeza muy amueblada.

—Y tú decidiste quedarte con ella.

—La madre no la quería, le dijo a mi padre que se hiciera cargo él, pero él no sabe ni hacerse cargo de si mismo, mis abuelos dijeron que ellos la cuidarían, como han hecho conmigo. Pero eran muy mayores y mientras se preparaban los trámites de la adopción fallecieron. Yo ya sabía desde que me enteré de su existencia, que no podía desentenderme de la niña y mis abuelos al ser mayores habían puesto que yo era el tutor legal de ella, y acepté. Pero aunque sea el hermano he tenido que pasar por muchas entrevistas, y aun cuando me la dieron tuvimos problemas, al no estar casado y mis abuelos ya no estar...gracias a Flor todo cambió, ella y su marido la han apadrinado, y eso ha hecho que los de adopción no tengan tantos reparos, ahora es la ahijada de unos marqueses.

—Sabía esta parte de la historia por Flor. Es una lástima que Giane haya tenido que pasar por esto. Lo que has hecho te honra.

—Era mi deber.

—También lo era el de tu padre, y por lo que parece no le ha importado, o el de su madre.

—No soy como ellos.

—Es una suerte para Giane, yo creo que quería que tú fueras su padre—Pau me sonríe— Tiene mucha suerte de tenerte, nunca le faltará lo más importante para un niño. El amor.

Lo dice con una sonrisa y sé que es verdad, nunca tuve a mis padres cuando fui pequeño, pero gracias a mis abuelos nunca me faltó cariño, y estoy orgulloso de parecerme a ellos y hacer lo mismo con Giane. Las palabras de Pau aun sin ella saberlo, me han reconfortado, pues muchas veces me he preguntado si lo que yo podía darle a la pequeña era suficiente.

—Gracias.

—¿Por qué?

—Por nada en especial.

Paula se empieza a tomar su leche y acaba por subir los pies en la silla, lo hace con total naturalidad, como si estar los dos juntos a altas horas de la noche fuera de lo más corriente, y aunque me cuesta admitirlo, yo también me siento cómodo a su lado. Paula se termina la leche y decidimos acostarnos.

—Buenas noches Pau .

—Buenas noches Paio.

Pau me sonríe antes de cerrar la habitación de mi antiguo cuarto, y cuando me doy cuenta que me he quedado mirando el lugar donde ella estaba, me voy enfadado a mi cama.

Me estoy comportando como un im.bécil inmaduro. Me despierto y miro el reloj, extrañado porque Giane me haya dejado dormir tanto, cuando salgo de mi cuarto, aseado y vestido con un chándal, el olor a café me inunda las fosas nasales. Miro el cuarto donde ha pasado la noche Pau y lo veo ordenado e igual que antes de que ella estuviera aquí y el de Giane esta también ordenado y sin la pequeña. Bajo las escaleras y escucho la voz susurrada de Pau tras la puerta de la cocina, entro y la veo dándole el desayuno a la pequeña. Cuando repara en mi presencia levanta sus preciosos ojos verdes y me sonríe.

—Buenos días dormilón.

—Buenos días madrugadora.

—No me gusta mucho dormir.

—Me doy cuenta.

—Te he dejado café hecho—Voy hacia la cafetera y me pongo un café muy cargado.

—Doy la leche a Giane y me voy, hoy y tengo una horrible comida familiar.

—Hablas como si en vez de ir a comer con tus padres, fueras a comer con una familia de monstruos.

—Mi madre no me deja entrar a comer a menos que vaya decentemente vestida. Quiere que ante ella aparente la edad que tengo. Si me ve con estas ropas le da algo. Por eso las guardo en el armario de mi estudio—La miro y veo que lleva un peto vaquero y una camisa de manga corta, estamos a finales de mayo y ya hace calor— Ni que viniera el príncipe a comer.

Sonrío y le cojo el biberón.

—No te entretengo más, vete a tu casa.

—No me entretienes, me gusta estar aquí...con Giane.

Pau se sonroja y la sonrío, me pregunto si cuando se ha callado quería también decir, aquí conmigo. Esto es un error...

—Gracias, pero como sigas aquí mucho tiempo me vas a arruinar.

—Claro, lo siento. Ya me voy.

Pau va al salón apresuradamente y me pregunto que habré dicho mal, y aunque mi primer impulso es salir tras ella, luego recuerdo mi lugar y que por muy bien que me caiga, por muy a gusto que este con ella, ella no deja de ser una joven diez años menor que yo, y la niñera de mi hermana.

—Adiós a los dos.

Se va sin entrar a despedirse, cuando cierra la puerta me arrepiento de ser tan ton.to, y me pregunto por qué estoy sacando todo de quicio.

Cojo a Giane y termino de darle el biberón. Cuando la llevo al parque para que juegue con sus juguetes, veo bajo el sofá un folio, lo saco sabiendo que será un boceto de Giane, pero al igual que el de anoche en él salgo yo, en esta ocasión con el traje que llevaba anoche. ¿Por qué Pau hace bocetos míos?

Debo acabar con esta rara atracción que hay entre los dos.

Porque no puedo negar que Pau me atraiga, he tenido que luchar muchas veces con la tentación de no admirar sus labios carnosos y no de adorar su bien formado cuerpo. Pau es una belleza y lo peor de todo es que ella no es consciente de ello y yo sí, por eso mismo debo poner fin a esta locura.

Enamorada del novio de mi hermana|Adaptada|PaioedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora