CAPÍTULO 12

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ULÍSES

La profesora acababa de irse un momento a buscar unos papeles a su despacho asique ahora estábamos solos.

-- Hola

Me giré para ver a una chica rubia de ojos azules, muy guapa, aunque al ver su vestimenta, su pose y su expresión coqueta y "sexy" supe que era lo que llamaban "La p*** de clase"

No me agradaban esa clase de chicas.

-- Hola, ¿quieres algo?-- Dije seco.

Ella hizo una mueca, pero su sonrisa coqueta volvió a su rostro en cero coma.

Se sentó al lado mía, en el sitio en el que deveria estar Attia, que para colmo era su pupitre lo que pasa esque con las prisas no lo cambio de sitio.

-- Me llamo Sonia. Y tu eres Ulíses ¿verdad?

Yo asentí.

-- Como el héroe griego que se casó con Penélope y no se que rollo más.

-- Ya, a mis padres siempre les gustó mucho la mitología griega, supongo que de ahí mi nombre. -- Dije sin mucho interés.

Aunque la verdad era que lo de mis padres ya era obsesión por la mitología griega lo que tenían, así era que yo me llamaba Ulíses y mi hermana pequeña Penélope.

Sonia interrumpió mis pensamientos diciendo algo que para nada me gustó:

-- Te vi antes con la rarita ¿Por qué estás con ella pudiendo estar con gente mejor como nosotros?

Señaló al fondo de la clase donde se encontraban un grupo de tres chicos y una chica.

Sin embargo al oírla llamar a Attia rarita no pude evitar apretar los puños furioso para contenerme.

¡¿Pero qué tenían todos en contra de ella?!

-- Porque prefiero estar con una persona decente a estar con un grupo de chulos y flipados y con putas baratas como vosotros. -- Le espeté.

Ella abrió mucho los ojos y luego se puso roja de furia. Alzó la mano y antes de que pudiera reaccionar:

¡¡PLAS!!

Pedazo tortazo me metió la tía. Al menos sabia defenderse, eso lo respetaba porque no parecía como la mayoría de niñas pijas que preferían no romperse una uña.

-- Imbécil.

Se fue dando zancadas con su grupito.

Bueno, al menos me dejó en paz. Pensé sobandome la mejilla que aun me ardía.
***

Fui hasta la cafetería del instituto, donde habían mesas para merendar, pero por el camino una chica me paró agarrándome del brazo.

-- ¿Qué pasa?-- le pregunté interrogante.

Ella se puso roja de la vergüenza y me soltó bruscamente.

-- Emm... yo... Te vi antes con Attia y pues... solo quería advertirte que será mejor que no te hacerques mucho a ella...

-- ¿Por qué?-- la interrumpí con tono cortante.

Esto ya me estaba artando.

-- E...esque no... no es buena chica... y... y...

La chica de corto cabello castaño y ojos verdes, miraba al suelo intimidada y no paraba de temblar como una hoja. Me fijé entonces que miró atrás de reojo y divise a lo lejos a Sonia y su grupito.

Y ahí lo entendí todo.

¡Malditos imbéciles!

-- Olle, te han mandado ellos ¿verdad? -- Dije con tono más calmado.

-- N... no claro que...-- Se detuvo al ver mi cara de "se que mientes" -- Sí. Lo siento.

Agachó aun más la cabeza si eso era posible.

-- ¿Porque les haces caso? -- Pregunté incrédulo.

-- E... esque...

-- ¿Esque?

--No quiero que me peguen... otra vez. -- Lo dijo tan bajo que si no fuera por mi buen oído apenas me habría percatado.

Pero lo oí perfectamente y casi exploto de ira al oírla. ¿¡Que clase de persona hacia eso?! Más a esa chica que, ahora que me fijaba mejor, se notaba que ni siquiera tenia nuestra edad, era mucho más pequeña. ¡Como mucho estaría en 1 o 2 ESO!

Estaba por ir a junto suya a soltarles unas palabras cuando fue el director en su dirección y estos hecharon a correr antes de que él los alcanzara. A saber lo que habrían hecho.

Miré a la chica de nuevo.

-- ¿Como te llamas?

-- E... Eva.

Sonreí, la verdad esque era muy graciosa cuando tartamudeaba poniendose tan nerviosa.

-- Yo soy Ulíses, encantado.

-- Ulíses, como el famoso héroe griego...

-- Sí lo se, ahórrate la historia que ya me la se de memoria de tanto oírla. -- La interrumpí.

Ella sonrió tímidamente ante mi comentario.

-- Olle, una pregunta, y se sincera ¿a ti te cae mal Attia? -- Fui directo al grano.

Ella se encogió de hombros.

-- En realidad solo la conozco por su reputación de rarita y chica mala y de lo que dicen de que es mejor no meterse con ella, al menos no delante suya. Pero realmente no la conozco asique. Solo dije lo otro porque los chicos me obligaron-- dijo lo último bajando la cabeza avergonzada.

Yo sonreí complacido.

-- Genial, entonces si no tienes nadie con quien estar puedes venir a merendar con nosotros.

Ella me miró sorprendida. Aunque básicamente lo había dicho porque se notaba a leguas que esa pobre estaba sola, no le vendría mal un poco de compañía, ¡al igual que a Attia no le vendría para nada mal tener un par de amigos aquí! Aunque fuera una niña más pequeña que ella.

Llegamos a la cafetería y busque a Attia con la mirada, puesto que sabia que estaría aquí. Si de algo me había dado cuenta de ella es que nunca traía la merienda de casa, sino que la compraba en la cafetería, y también que devian encantarle los bocatas de chorizo porque era de lo único que los compraba.

La divise comiéndose su bocadillo de chorizo en una de las mesas, pero no estaba sola. Había un chico de cabello negro como el carbón y con gafas de sol, enfrente suya, hablando animadamente con ella y Attia no paraba de reír. ¡Nunca la había visto reír! Apesar de haberlo intentado veces nunca había conseguido sacarle ni una mísera sonrisa ¡¿por qué ese chico sí?!

Notaba algo refulgir en mi interior y tenia ganas de matar a ese tipo. Aunque no sabia porque me sentía así. Era como si miles de alfileres se te clavaran. Y también notaba como si tuviera dos partes de mi en la que una me decía que fuera a pegarle un puñetazo al Imbécil ese y la otra simplemente me dijera que fuera más normal y me largara.

La última venció gracias a mi preciada sensatez.

-- ¿Ulíses te pasa algo? -- Me preguntó Eva.

-- No, vamonos a merendar a otra parte.

Y sin más heché a caminar fuera de la cafetería.


Hija de la muerte. (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora