Después que llegamos del Hospital mi mamá se fue a acostar, que ya eran entradas las 11PM. Yo me quedé por ahí vagando, porque la verdad no me sentía muy bien todavía, y decidí caminar toda la casa a ver si así se me pasaba el malestar, pero no, a mitad de camino salí corriendo al baño por unas ganas horribles de vomitar. Una vez que terminé de limpiar el desastre que hice en el baño me acosté a chatear con mi mejor amiga e intentar dormir, porque la verdad que cuando uno se enferma solo piensa cosas negativas, y claro, no puede faltar pensar que nos vamos a morir. Pero ya Isabella, deja de pensar tantas tonterias y acuestate a dormir.
-Hija, hija-Decia mi mamá moviendo mi hombro para despertarme- levantate para que desayunes, acuerdate de lo que dijo la Dra anoche.
-Dame 5 minutos, mientras ve haciendo el desayuno-Hablé como pude y volví a caer en la almohada.
-Ya, despierta, ven para que comas-Dijo mi madre mientras me arrastraba de la cama y me llevaba al comedor.
-Ahora que estoy más despierta, bendición, ¿Qué tal dormiste?
-Bien, si no fuera porque dejé las cortinas abiertas y entró la claridad todavía estuviera acostada. Por cierto tu padre todavía no contesta, y eso que son las-dijo y volteo a ver el reloj de la cocina- 9 de la mañana.
-¿En serio te sorprendes Francisca? Yo se muy bien cuanto le importamos mi hermana y yo a ese señor. Lo que siempre digo es que si un día me muero el se va a enterar, pero el día del entierro.
-Bueno, ya esta bueno de tanta habladera, vamos a comer que las panquecas se enfrían de nada-dijo y se metió el primer bocado a la boca y el resto del desayuno terminó en silencio hasta que terminé de comer e interrumpí el silencio.
-Por cierto, creo que me voy a dar una vueltica hoy por la empresa, a ver si me puede atender, o tengo que hacer una cita con meses de anticipación.
-Solo te pido que no armes un escándalo Isabella Sofia.
-Usted tranquila y yo nerviosa. Además yo no soy como mi hermana, quizás esté cambiando un poco, pero no como para perder la clase así, me voy a bañar y a arreglar para ir para allá, a la hora del almuerzo ya debo estar aquí. ¿Vas a ir para el trabajo?-Questione antes de levantarme de la mesa.
-No, estoy de vacaciones, regreso en 15 dias- Y justas caminamos cada una a su cuarto.
-Bueno, para ver, ¿Qué me pongo bellota ? Como tu sabes debo ir super arreglada, para que no me confundan con otra persona, y dejarlos sorprendidos cuando les diga quien soy. Ay ¿Por qué nunca me respondes?-Dije mientras mi perra me observaba como si estuviera loca, es que siempre hablo con ella como si me fuera a responder- Ay ya se, gracias, gracias, me iluminaste Bellota, te ganaste un hueso, cuando venga de regreso te lo traigo-Abrí el closet y saque lo que me iba a poner, que consistia en un jean alto hasta la cintura rasgado en las rodillas, una camisa de chifón color turquesa, una chaqueta de cuero, y unos flats que en la punta tienen una cara de gato-Bueno bebe de mami me voy a bañar, por favor no te montes en mi cama-Fui a la ducha, abrí el agua fría y comencé a bañarme, nada como el agua fría, lo adoro. Salí, y comencé a vestirme, ya una vez que tenía todo el outfit puesto me acerque al espejo de cuerpo completo y emocioné porque me veía linda, tomé mi bolso y salí junto con la perra del cuarto. Cuando iba bajando las escaleras del cuarto decidí pasar por el de mi hermana, para ver si quería ir o que le trajera algo.
-Verónica-Mientras le movía el hombro-Verónica, Verónica, estúpida -Dije subiendo la voz haciendo que se despertara.
-Ahora ¿Qué quieres, no ves que estaba durmiendo?-Habló molesta, y hasta yo si me despiertan así.
-Voy a la empresa, ¿Quieres ir, o que te traiga algo?
-No, y ahora vete y dejame dormir!
-Ok ok, despues dices que soy mala hermana-Ya iba camino a la puerta y senti un almohadazo en el brazo,y escuche una risa de fondo- Te salvas que voy apurada-Salí y me dirigí al garaje, me monté en mi Audi A3 negro rumbo a la empresa de mi padre.
Después de estar manejando y escuchando música durante media hora por el tráfico llegué, tenía un buen tiempo sin venir así que no sabía si me iban a reconocer, si no lo hacían mejor, estacioné en la planta baja, me observé en el espejo y me hablé a mi misma- Bueno Isabella, aquí estamos, así que ahora no te vas a poner tímida, te bajas y caminas que nadie te puede hacer nada-Tome mi bolso, apague el motor y me bajé- Dios, este estacionamiento da terror, como no le ponen más luces-Hablaba conmigo para no asustarme tanto, llegué al ascensor y marqué al último piso que es donde era la oficina de mi padre, tardé unos 5 minutos en llegar porque se paraba en todas partes, por lo tanto entraba y salía gente, llegué a quedar al fondo del ascensor toda apretada por tantas personas, ya cuando llegamos al último piso todos salieron y tomaron distintas direcciones, llegué al puesto de la secretaria y hablé.
-Hola, buenos días, quisiera hablar con Alberto-Dije seria, pero decidida. La secretaria alzó la ceja, me vio de arriba a abajo y al final habló.
-Está ocupado, ¿Tienes una cita, porque si no la tienes me temo que no se va a poder?-dijo con un poco de ironía en la voz.
-Bueno, yo espero que se desocupe y habló con el, por cierto,me puedes traer una botella de agua, es que me tengo que tomar una pastilla y deje mi agua en el carro-Dije amablemente, y mientras veía que se me había echo tarde para la pastilla, mi mamá me mataria al saber que ya tengo un descontrol en el horario de las susodichas.
-A ver niñita, no soy tu sirvienta, por lo tanto no te voy a buscar el agua, si quieres ve tú, y el señor Amparan está ocupado-Hablo con un malhumor presente María por lo que veía en el prendedor.
-Escuchame bien tu a mi Maria, alzas el teléfono y le dices a mi padre que si tengo que hacer una cita con el. ¿Te queda claro? - Le dije mientras veía como se desfiguraba toda su cara, y en ese momento Alberto venía saliendo de la oficina con un señor y me vio parada frente al puesto de la secretaria.
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Distinta al resto
Teen FictionElla siendo popular sin buscarlo, solo porque cuando estaba pequeña le toco estar en cantidades de colegios distintos, simplemente porque a sus padres no les gustaba del todo ninguno, y la cambiaban; sin importar lo mucho que le costase adaptarse, y...