17.- Carrusel.

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Lo primero que pasó por la cabeza de Jesse al despertar aquella mañana fue "Necesito una maldita aspirina", seguido de "¿Qué sucedió aquí?", para finalmente llegar a "Jodidamente necesito comprar una alfombra para el salón".

Todo le daba vueltas y concentrarse fue un gran desafío en el momento que intentó levantarse del frío suelo. El departamento era un desastre, se fijó. Y no le sorprendió encontrar a Sophie durmiendo en el sofá. Algo le decía -probablemente la migraña permanente en su cerebro-, que ayer decidieron beber mucho más de la cuenta.

Si tan sólo recordara cómo era que terminó en ese estado...

—Sophie, despierta —dijo suavemente, tocándole el hombro con gentileza. Acordó consigo mismo que el primer paso para resolver la situación era teniendo consciente al único otro ser humano que se encontraba en su hogar—. Sophie, arriba.

—Jesse —susurró Soph removiéndose en el sofá y adoptando otra posición—, cállate.

—Tan dulce como siempre —ironizó el chico—. Solecito, vamos. Tenemos que tomar algo para el dolor de cabeza.

— ¿Qué sucedió ayer? Se siente como si un camión me hubiera arrollado —gimió la castaña entreabriendo los ojos.

—Creo que decidimos tener una fiesta —comentó Jess desde la cocina donde buscaba un par de aspirinas.

—Supongo que estuvo bien porque recuerdo muy poco de ella —murmuró Sophie llegando a su lado cuando él terminaba de llenar un segundo vaso de agua para ella.

Ambos tragaron la pastilla al mismo tiempo y se llevaron una mano a la sien en perfecta sincronía.

—Estúpido alcohol —se quejó Jesse y la chica asintió.

—Amén —estuvo de acuerdo—. Sigo sin saber cómo es que terminamos teniendo una fiesta. Es decir, no estaba en nuestros planes...

Y entonces lo entendieron todo.

—Jules —hablaron al unísono.

—Ese bastardo —susurró Jess.

•El día anterior•

—Bien, ya entiendo tu punto. Es horrible que te despierten tan temprano. Aprendí la lección —dijo Jess al abrir la puerta y encontrarse con Sophie riéndose de su reacción.

—Bienvenido a mi mundo —le respondió antes de brincar encima de él para abrazarlo—. ¡Feliz cumpleaños, Jess!

—Gracias, Solecito —tomaron asiento en el sofá y Jesse recargó su cabeza en el hombro de la chica volviendo a cerrar los ojos—. Ahora procura no moverte durante un par de horas mientras vuelvo a dormir.

—Jess —rio Soph con ternura—. Tengo el día planeado, cariño, así que tienes quince minutos para estar listo o nos quedaremos aquí a ver Gossip Girl todo el día.

"Casi" nunca es suficiente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora