Salto al vacío

A través del cristal

Es irónico para mí hablar de amor, ya que no he sido capaz de experimentar en mi propia piel lo que es quererse a uno mismo.
Tan irónico que a la vez no soy capaz de explicar con palabras lo mucho que te quiero a ti, y lo mucho que te necesito a mi lado.
Siempre he sido una persona con los pies en la tierra desde que tengo uso de razón.
Y entonces,
entonces apareciste tú,
y me hiciste volar hasta tocar el cielo.
Rompiste todos y cada uno de mis esquemas y, a día de hoy,
cuantísimo me alegro de que haya sido para construir uno mejor.
Para construir un nosotros.
Y, cielo, déjame decirte que eso nadie lo va a romper.
Sin conocerte poco más de un año sabía perfectamente que ibas a formar parte de todos mis días, hasta los restos.
Como siempre yo tan cotilla e impaciente fui a buscarte a escondidas.
Llovía,
hacía ese frío que
se te metía en los
huesos y, a pesar de todo estaba ahí, observándole
a través del cristal,
con cuidado para que no me viera. Sabía que si lo hacía yo sentiría unas tremendas ganas de morirme de la vergüenza, pero como siempre yo me arriesgo.
Pasaron tres cuartos de hora, y de repente vino esa brisa marina que inexplicablemente llegaba hasta mí. Por un momento pensé que era su aliento,
pero al segundo volví a la realidad.

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Escrito por E y A.
esperamos que os guste.