Capitulo 1: El encuentro

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 Yo vivía en un barrio, un barrio muy peligroso; en un edificio viejo en el que solo vivían personas mayores, la única persona de mi edad era un chico llamado Carlos.

Carlos tenía un precioso pelo castaño; unos ojos marrones que me recordaban a la tierra fresca; llevaba varios piercings en la cara, los cuales, cada vez que le miraba, me cegaban. Era mucho más alto que yo, pero no me importaba, tapaba el sol y así su brillo era más intenso. Sus músculos varoniles eran firmes y duros, tan tersos como los de un dios griego.

Cuando pasaba al lado de las chicas, estas se derretían al verle, pero él las ignoraba, solo le interesaba lo mejor, por eso nunca se fijaría en alguien como yo, o eso pensaba.

Tenía el estereotipo del chico malo, era repetidor y no iba mucho por clase, se pasaba las mañanas mirando al horizonte sentado en el muro de la playa. Yo a veces le iba a ver sin que él se diese cuenta, observaba sus músculos al sol, cubiertos por la espuma de mar.

La primera vez que me habló fue un día en el que bajé a por leche y huevos, me lo encontré en el portal, abriendo su buzón. Nada más verme bajar las escaleras, me dedicó una pequeña y sutil sonrisa y me dijo en voz baja: "Hola". Me quede quieta mirándole fijamente a los ojos y respondí tímidamente: "Hola".

Entonces él cerró su buzón y subió las escaleras, yo me quede quieta mirándole como subía, fijándome disimuladamente en su culo; cuando me gire y me mire en el espejo del portal, vi que mi cara estaba completamente roja.

No volvimos a hablar hasta que semanas después me invitó una amiga a su cumpleaños. El cumpleaños se celebraba en una casa grande en primera línea de playa. Había mucha gente, no conocía a la mayoría de la multitud, todos bebían, bailaban y otros incluso se besaban.

Entonces, entre el alboroto, me fijé en la puerta y le vi entrar; se acercó a la mesa de las bebidas y cogió una cerveza, parecía no estar interesado en la fiesta, se fue a una esquina de la habitación y comenzó a beber  solitariamente.

No podía apartar la mirada, notaba como mis mejillas se estaban sonrojando, MIERDA, espero que no se de cuenta, es tan embarazoso, pero era demasiado tarde, él ya se había fijado en mí. Comenzó a caminar en mi dirección y dejó la cerveza sobre la mesa, mi corazón palpitaba fuertemente; los latidos se acompasaban a sus pasos,mientras gotas de sudor resbalaban por mi cuello sensualmente.

Una sonrisa nerviosa se asomó a través de mis labios y me devolvió la sonrisa enseñándome sus blancos dientes.

- Hola, tu eres la chica del portal , ¿no?- La distancia entre nosotros disminuyó por segundos.

- Si, soy yo -Mi corazón estaba a punto de salir disparado del pecho, nerviosa le respondí- Perdona, no se tu nombre.

- El se quedó callado durante un segundo hasta que dijo- ¿Realmente necesitas saber mi nombre vecina?,¿que te parece si vamos a un lugar más tranquilo? - No sabía que quería decir con ir a un lugar más tranquilo, pero una parte de mi deseaba estar a solas con el.

- Muy bien – respondí nerviosamente.

Me cogió del brazo y me llevó al balcón. Una vez allí nos quedamos mirando al horizonte, oíamos como las olas rompían contra las rocas, entre el bullicioso ruido 

- Me alegro de haberte conocido. Si te soy sincero no conocía a nadie de la fiesta.

- Entonces, ¿porque estas aquí? - pregunté.

- Si te confieso algo, ¿prometerás no dejar de hablarme?. Te he seguido hasta aquí.

- ¿Porque has hecho eso? - pregunté.

-Porque nunca desaprovecho una oportunidad – respondió.

Me aparté de su lado y dije:

 - ¿Crees que eso es normal?. Por un segundo recordé aquellas mañanas que le seguía hasta la playa y me vi reflejada en él. En el fondo no podía rechistarle nada, yo había hecho lo mismo.

Sin mediar palabra, él se lanzó contra mi. Mi espalda golpeó contra el cemento de la pared y pude sentir su respiración tan cerca, que por un segundo pensaba que me iba a desmayar. Entonces acercó sus labios lentamente hasta los míos y me robó un beso.

Nuestras lenguas bailaban una suave danza que me hacía enloquecer.  Aunque podía percibir el suave sabor de la cerveza, no me importaba, besarle era delicioso. Mi mente se centraba en ese momento, no existía nada más; estaba metida en una tormenta de placer y sentimiento tan intensa y apasionada que hacia que todo pareciera una mentira. Él apretó su cuerpo contra el mío y empezó a acercar su cadera, al principio me resultó algo incomodo pero notaba el calor de su cuerpo y eso me transportaba a otro mundo.

Estaba punto de derretirme, pero en ese momento una de las chicas de la fiesta salió al balcón y nos vio, interrumpiéndonos. Él se separó bruscamente de mi y se apoyó contra la barandilla. La chica incómoda volvió a entrar en la casa y seguidamente salió él.

Entonces me quede sola pensando en lo que había sucedido. Acariciando el caliente recuerdo de mis labios.




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⏰ Última actualización: Sep 03, 2015 ⏰

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