Keep you ; kellin quinn [iych #1.5]

«Feliz es una palabra complicada»

"Sé que dijiste que no te gusta lo complicado, que siempre estás cansada de los cambios. Pero el amor siempre, siempre está cambiando."

: : P R Ó L O G O | Feliz es una palabra complicada

Meet Street, complejo de apartamentos. California, Barrios Bajos.

Mantuve mi respiración constante para no delatar mi falta de tranquilidad, un sólo ruido en falso y todo estará completamente arruinado para mí, sabía como el infierno es grande que esta iba a ser la situación de la que he estado escapando desde hace aproximadamente dos meses. Tomando una respiración lenta, entrelacé los dedos de ambas manos para que mis dedos temblorosos no hiciesen mi vista vacilar porque diablos, esto era completamente difícil.

Una voz dudosa y femenina exclamó de nuevo el susurro de mi nombre con un acento tan cariñoso que rompía mi corazón en pedazos tan pequeños que iba a ser imposible recomponerlo luego de esto.

Lo lamentable es que yo no quería verle, no quería escucharle, no quería sentir lo que sus ojos repletos de lágrimas iban a hacer a mi resolución.

Ella no podía hacer mi vida un infierno otra vez. Yo no se lo permitiría.

Mis oídos vibraron con un nuevo grito, en esta ocasión con más potencia.

No, no, no. ¡No! repetí en mi cabeza como un mantra.

Mordí mi labio inferior con impotencia porque al fin acepté la realidad, aún si mi mente quería seguir negando la relación que había con la mujer fuera de mi casa, esta existía.

Pero yo no deseaba posar mis ojos en su rostro y leer la desolación que siempre veía. Porque no quería sentirme el malo en esta historia.

Yo no lo era y no voy a ser nunca.

- Kellin... - su voz murmuró pegada a la madera de la puerta.

- Cállate - gruñí tapando mis orejas con las manos que segundos antes temblaban y aún no dejaban de hacerlo.

- Abre sólo un segundo, por favor - rogó con voz quebrada.

- ¡No!

Oí el sollozo desgarrador proveniente de su garganta delicada. Cerré mis ojos intentando recrear la imagen perfecta que siempre lograba calmar la inquietud de mi alma. La imagen de mi chica para evitar el sonido del llanto proveniente de afuera.

Mi chica sólo iba a estar fuera una semana con su tía de vacaciones pero ya la extrañaba como un maldito perro callejero extraña la comida en buen estado.

Piensa en ella. Piensa en ella, dije constantemente en mi mente.

- ¡No puedes seguir fingiendo que aquí no pasa nada! - exclamó dando un golpe en la superficie de mi entrada.

- Vete.

- Vas a escucharme, Kell, aún si es a gritos.

La imagen distorsionada de mi princesa se desvaneció cuando se presentó en mi mente el recuerdo de ese maldito día que quisiera borrar de todo mi disco duro.

- ¿Por qué no puedes hacer una sola vez algo que te pido? - dije entre dientes -. Ya hiciste trizas mi vida una vez y no quiero que esto vuelva a ser la porquería que era antes. ¡Estoy perfectamente siendo ciego!

- ¡Pero debes ver lo que pasó en realidad! Yo... - ella respiró -. Aunque no lo creas, lo hice todo por ti... sólo por ti.

- Pero mayormente por ti - contradije con rabia -. Por ti y tus sueños que no me incluían.