Hoy me desperté como siempre, pero yo sabía que no era un día como otros, las vacaciones de verano se habían terminado y yo tendría que soportar el instituto otro año más.
Me quedé mirando el techo un buen rato mientras estaba tumbada en mi cama. La alarma no paraba de sonar así que no tuve mas remedio que estender mi brazo hacia mi móvil y apagar esa tortura de melodía que no me dejaba dormir, después fui hacia mi vestidor con la duda que siempre tengo cada mañana.
-Que coño me pongo hoy?- no era estraño que hablara sola y más si era por la mañana.
Después de diez minutos de indecisión me decidí por unos pantalones negros rotos por las rodillas, con unas medias de rejillas por debajo junto con un top gris, que dejaba al descubierto mi abdomen, y unas botas negras que me encantaban.
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Me fui directa al baño y al verme en el espejo me di cuenta de que tenía unas ojeras inmensas por haber pasado estos últimos días de fiesta, creo que ni siquiera dormí 6 horas en toda la semana.
Salí del baño y baje las escaleras para ir a la cocina a preparar mi desayuno. Vivo sola así que no tengo a nadie que me diga lo que hacer, esa puede ser una de las razones por la que tengo ropa por todo el suelo y comida tirada por todas partes . A veces viene mi padre de visita, pero eso no es nada común.
Al acabar mi desayuno revisé mi celular, tenía varias llamadas de un número desconocido pero no le di mayor importancia, supuse que sería algún chico al que le daría mi número la noche anterior.
Me fije en la hora y para mi sorpresa faltaban solo cinco minutos para que empezara la primera clase, salí corriendo de casa, me subí a mi moto, sí tengo una moto, una preciosa kawasaki ninja negra a la que cuidaba como si fuera mi propia hija, y acelere dejando que el viento me acariciara la piel y mirando como las hojas caían al estar en pleno otoño.
Aparque y al entrar a ese infierno que llamaban instituto tuve que mirar cual era mi clase y por desgracia más de la mitad de la clase eran personas que me caían como una patada al estómago.
-Que mierda- solté sin pensar.
-Con esa boca besas a tu madre?- dijo alguien detrás mia.
Me giré rápidamente y pude ver a un chico alto, con una camiseta apretada que dejaba ver unos musculos trabajados y con unos ojos azules que me atrapaban. Pero su comentario me hizo olvidar que estaba como un tren.
-Mi madre esta muerta- respondí fríamente, odiaba que me lo hicieran recordar y aunque casi no tuviera recuerdos de ella me dolía.
Su cara de diversión se torno a una mueca que prácticamente decía la he cagado a gritos pero eso le pasaba por abrir la boca. Me giré y subí las escaleras rápidamente dejándole con la palabra en la boca llendo hacia mi clase, de verdad esperaba que ese imbécil no fuera en mi clase.
Al entrar en mi clase unos musculados brazos me abrazaron por detrás, al no saber quien era me revolví incómoda intentando zafarme de su agarre, cuando lo conseguí vi aún chico moreno de ojos verdes y con un pelo castaño tan revuelto que parecía que no se había peinado, Erick.
-Casi me da un infarto- dije con una gran sonrisa posada en mi rostro, se podría decir que Erick era una especie de mejor amigo al que lo veía sobre todo en fiestas.
-Alexa, no sabes como te extrañe este verano- intentando abrazame de nuevo pero yo fui lo bastante ágil para esquivarlo- Oh venga ya! te eche muchísimo de menos- me reprocho haciéndome pucheros.
Ignorando su comentario porque nos habíamos visto ayer en una fiesta que hizo su amigo fui a mi pupitre, enserio todo lo relacionado con Erick era un auténtico drama.
Cuando estaba a punto de dormirme porque la clase ya había empezado todos empezaron a hablar y a hacer ruido.
-Hey, que pasa?- le dije a una chica que estaba histérica.
-Un chico súper guapo acaba de entrar a clase, seguro que es rico y trabaja de modelo- su voz chillona me produjo dolor de cabeza al instante.
Al ver esos ojos celestes lo reconocí al instante, era el imbécil de abajo y había llegado en el peor instante, seguro que no sabía que el profesor que tenía delante era el más estricto de todos.
-Todos calmaros ahora mismo sino quieren irse todos expulsados!- chilló el profesor haciendo que todos se callasen- y bien quien eres tú y porque llegas tarde a mi clase?
-Bueno...eh...yo me llamo Keich Miller y pues...soy nuevo...-su cara estaba toda roja provocandome una carcajada que hizo que todos me miraran.
-Bueno ya que a la señorita Collins le encanta reírse queda castigada al igual que usted Miller para que aprenda que en mis clases no se llega tarde.
-Joder profesor no es justo- al instante me arrepentí de haber dicho eso por como me estaba mirando parecía que los ojos se le iban a salir.
- Pues por decir eso se va a quedar un mes viniendo todos los dias por la tarde y la acompañara su compañero Miller y como escuche más quejas se quedan todo el curso.
Mierda...
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Yhastaaquíelprimercapítuloesperoquelesgusteydejensus comentarios y votos.
