19 - Impulsos

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***

El ambiente se volvió muy tenso en la oficina de María, después de la aparición de Esteban y en contra de los en esa situación. Esteban soltó la puerta y se acercó a los dos en espera que de la respuesta a la pregunta que había hecho. Luciano al igual que María estaba sorprendido por la actitud de Esteban, ella también se sentía confundida y triste por todo lo que acababa de suceder el pensar en el pasado, el presente y el futuro, fueron los detonantes a esas lagrimas que ella siempre mantenía ocultas. Esteban sin duda llego en un mal momento y lo peor lleno de celos.

_ ¿Pregunté qué está pasando aquí? Por que estabas abrazando a MI esposa? – preguntó Esteban agresivo poniendo énfasis en esas últimas palabras a Luciano.

_ Yo sólo estaba consolando a María, Esteban.

_ Esteban, ¡tranquilízate por favor! – María trató de calmar a su marido que se dio cuenta se estaba poniendo más alterado.

_ María, no me pidas calma. ¡Eres mi esposa! ¿Cómo esperas que me ponga, si te encuentro en tu oficina abrazada a este hombre? Precisamente Luciano que está muy claro que le gustas. – La cuestionó sin dejar la agresividad que, por su voz tan imponente se sentía aún más su furia, y buscaba con la mirada enardecía a Luciano como desafiándolo.

_ Esteban, Luciano es mi amigo de toda la vida. ¡Cálmate por favor!

_ Amigo... – dijo Esteban irónicamente – ¡Nada amigo! Él quiere algo contigo, ¡es claro como el cristal! ¿no te das cuenta María? ¡Es necesario ponerle límites a este idiota! Cada vez acercándose más a Luciano.

_ ¡No le hables así a Luciano, Esteban! – María suplicó.

_ Este imbécil – Siguió hablando y ofendiendo a Luciano ignorando la petición de María. – trabaja todos los días en una oficina de mi bufete. ¿Porque tenía que venir aquí? Claramente, llegó a cortejarte y tú...

_ ¡No te atrevas a ofenderla! – Luciano habló mostrando preocuparse más por María que por sí mismo y amenazando con pegarle a Esteban si seguía.

_ Luciano – María se interpuso entre los dos y se dirigió a el – por favor vete, yo hablo con Esteban.

_ ¿Segura, María? – Luciano preguntó mirando hacia Esteban.

_ Sí, por favor. – Le pidió y el asintió

_ Solo por qué tú me lo pides, agregó Luciano.

Mientras Luciano se retiraba de la oficina Esteban le dirigía amenazantes miradas. Él no se dejó intimidar y se retiró con paso firme. En la puerta se volvió y le dijo María:

_ Te llamaré más tarde para saber cómo estás.

Esteban frunció el ceño y apretó el puño. Estaba loco de celos. No podía soportar la idea de que otro hombre, y mucho menos Luciano que estaba claro estaba enamorado de su esposa, la tocara o se acercara a ella.

Puso el ramo de rosas sobre la mesa y se volvió hacia María. Ella lo miró con reproche. Sus ojos seguían rojos por haber llorado, sus emociones confusas y Esteban todavía se reservaba el derecho de actuar como un adolescente celoso. Y justo en un momento en el que ella pensaba compartir cosas delicadas de su pasado con él, pero al ver su reacción de inseguridad, desconfianza en ella, prefirió cambiar de idea.

_ Esteban no puedes comportarte de esa manera. .

_ María, no cambies las cosas. Aquí la única persona que tuvo un comportamiento inadecuado fuiste tú. ¿Qué estaba pasando entre tú y Luciano? ¿Qué es lo que realmente sucede entre ustedes dos? Esteban hablaba cegado por los celos.

Innegable VinculoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora