~48~ Su culpa

101 9 0
                                    

Narra Maddie

Sentía que mis pulmones iban a explotar, y caí al piso tratando de respirar.

Tosí mucho, pensando que podría vomitar o algo.

Dustin se hizo al lado mío, como esperando a que me levantara.

Me apoyé con un codo y traté de levantarme impulsandome con el brazo y rodilla

-No puedo seguir...- dije ya casi ni respirando

-Vamos Maddie, tu si puedes- dijo él cogiendome de los hombros y ayudándome a parar

-No...- tosí-. No puedo respirar...

-Vamos... solo unas puertas más y salimos.

Él me levantó, y apenas me sostuve con su brazo, porque al pisar volví a caer de rodillas.

Dustin volvió a arrodillarse a mi lado y cogerme del brazo

-No hagas esto, Maddie- dijo él alterado

-No te alteres... solo cálmate, y piensa 


Narra Dustin

Maddie se había desmayado, o algo, pero seguía viva.

La cargué como la había cargado cuando se había caido en la fuente.

Con su cabeza sobre mi pecho y sus piernas colgando sobre mis brazos.

Seguí caminando las otras puertas, y abrí de un patadón las de la salida.

Habían muchas personas afuera, bomberos, estudiantes, maestros.

Varios camiones de bombero.

Todos me miraban atontados, como si no pudieran creer que seguíamos vivos.

Inhalé un poco de aire y caí de rodillas con Maddie en mi regazo.

Unos bomberos se nos acercaron, pero al llegar a nosotros, yo ya me había ido al suelo.


Al despertar, estaba en una sala con varias camas a mi alrededor.

Maddie estaba en una al lado mio, con unos tubos en la nariz y una pequeña jeringa sobre la mano.

Yo también lo tenía, y me levanté pesadamente mientras sentía un pequeño dolor en la muñeca.

Habían puesto una venda sobre mis cortadas, y había una manilla médica con un número escrito sobre ella.

Con cuidado me quité los tubitos de la nariz y me senté en la cama.

Me mareé un poco, y se me nubló un poco la vista, pero luego parpadeé unas cuantas veces y ya veia todo normal.

La habitación tenía unas 20 camas, 10 a cada lado en línea. Y solo Maddie y yo estabamos allí.

Ella estaba inmovil, bocarriba, y el cabello esparcido sobre la almohada.

Se veia tan indefensa... con sus ligeras pestañas removiendose, y sus mejillas sonrojadas.

Sus labios estaban de un leve color morado, y tenían un poco de sangre seca en ellos

Suspiré y puse los piés en el piso.

El tacto del frío me dió un escalofrio y estornudé sonoramente, haciendo que Maddie se removiera de su cama, y abriera los ojos levemente.

Luego se levantó repentinamente con la respiración agitada y mirando a todas partes.

Volteó la vista y me vió, luego miró la jeringa de su mano, y se quitó el tubo de su nariz.

Puso una mano en su cabeza para aliviar aquel dolor, y acto seguido trató de levantarse.

-Tranquila, Maddie- dije levantandome completamente y sentandola de nuevo-. No pasa nada

-¿En donde estamos?- preguntó ella

-Debe ser en un hospital- respondí tranquilo

Ella gruñó por lo bajo y se quitó suavemente la jeringa, luego se volvió a levantar y pisó el suelo.

-¿Donde están los doctores?- dijo sin mirarme

Miré toda la sala, pero estaba vacia; me senté en mi cama, dejandola a ella parada.

-No lo se, no he visto a nadie... excepto a ti

Ella volvió a gruñir, y comenzó a caminar hasta una puerta

Rápidamente la cogí del brazo con expresión confusa

-¿A donde vas?- pregunté

-A buscarlos, necesito buscar algo...

-¿Qué?- dije soltandola

Ella se quedó dudando un poco, y siguió caminando a la puerta.

Al llegar, la abrió y salió, dejando que se cerrara sola.

Y dejandome solo en aquella enorme habitación.

Narra Maddie

En realidad solo queria saber donde estaba el baño... porque si ese era el hospital que creia, habria algo que recordaria.

Caminé pasillo arriba y doblé varias esquinas hasta llegar a 2 puertas enormes.

Me detuve, y di vuelta, pero alquien me irrumpía el paso.

Aquel pasillo era oscuro, puesto que la persona parada allí estaba a contraluz.

-¿Quién está allí?- dije acercandome lentamente.

Los rasgos de aquella persona se agudizaron a mis ojos al acercarme paso a paso.

Le llegaba el cabello hasta las caderas, cojido en 2 largas trenzas.

Un mechón le tapaba la mitad de la cara, e hizo posible mis dudas.

-¿Qué haces aqui?- dije al descubrirlo

-Vaya- exclamó esa persona-. Tardaste en adivinar quién era.

-Dios mio... estabas a contraluz- dije cortante

-Me vale- dijo con mismo tono-. Me enteré de tu madre... y tu hermana.

-¿Y?- respondí

-Que también me enteré de la condición en la que las encontraste

-Isidora... solo dime- dije cruzandome de brazos.

-En aquel otro hospital insultaste a mi madre- comenzó ella acercandose-. Y si, hizo eso porque me hiciste pasar verguenza al no invitarme a tu cumpleaños- se notaba que tenía algo en su mano-. Solo... solo tienes que recordar...

Y al acercarse lo ví.

Tenía una pequeña cadena plateada con un frasquito.

Y en aquel frasquito había un líquido azul con verde.

-¿Buscabas esto?- dijo ella con una sonrisa

Sí, eso buscaba.

Era un líquido que hacía que por varias semanas se me quitara el placer de llorar.

Se me había olvidado completamente ese hospital porque fue en el cual me internaron por primera vez.

-Sí...- repondí

-Que pena- siguió ella-. Porque... creo que no lo pudiste encontrar.

Yo solo miré el piso.

-Y bueno... creo que deberias saberlo- dijo ella aplastando el tarrito y haciendo que aquel líquito resbalara hasta el piso entre sus dedos.

Alcé la cabeza y la miré a sus ojos, que se habían vuelto de un tono oscuro.

-Pero, la que causó aquel incidente de tus padres y la deformación de los ojos en tu hermana... fui yo.

Llorar no es una Alternativa [University Life]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora