Últimamente cada vez que me despierto Daphne no está. Se va antes al trabajo y casi no hablamos. Con la mano escayolada me siento más vulnerable y por lo tanto a ella se pueden acercar más fácilmente.
Me alegra que ande más despreocupada, que se ría y esté bien con Violeta, pero me molesta que no quiera hablar conmigo como antes. Y hoy es mi día libre y ella no quiere ni salir antes de trabajar para que estemos juntos.
Miro el reloj y el tiempo parece no pasar, me aburro, me gustaría tenerla aquí conmigo. Sé que está trabajando pero hoy no tendría por qué.
Cojo el teléfono y llamo a Daniel y James para que vengan a verme. Jugaremos un poco a la play y haremos un rato el idiota, como en los viejos tiempos.
Después de llamarles me pongo a comer mientras les espero. Llegan y lo hacen como siempre; con gritos, ruido y contentos. Por algo son mis mejores amigos y siempre lo van a ser. Después de ella, ellos y mis hermanos son lo más importante.
— ¿Y Daphne? — Pregunta James mientras jugamos a la play.
— Trabajando.— Contesto sin más.
— ¿Sigue cabreada?— Esta vez es Daniel el que me pregunta.
— Sí... — Suspiro.
— Es que a quién se le ocurre decirle eso.
— Bueno, ¿ya no? Cerrad la boca.Nos pasamos la tarde jugando, pero yo en lugar de pasármela bien no dejo de mirar el reloj, de controlar cada segundo que pasa porque a medida que el tiempo corre y ella no llega se me forma un nudo en la boca del estomago. Antes no había preocupación, me daba igual estar vivo o quién se muriera, pero desde que Daphne está en mi vida todos y todo me preocupa. Sobretodo ella... Y más después de meterla en mi mundo de mierda.
Los chicos y yo hacemos la cena e incluso después de comer como cerdos y vernos un capítulo completo de Juego de tronos. Daphne no llega. Miro si Whatsapp y por lo menos veo que se ha conectado.
Mis amigos se van y yo me asomo a la ventana cada dos por tres. La jodida niñata no llega, y tampoco se digna a avisarme.
Me quedo dormido en el sofá y a cierta hora de la madrugada oigo como abre la puerta y tira algo al suelo sin querer. Me levanto, enciendo la luz y comienzo a sentirme como mi abuela cuando me escapaba para irme de fiesta y me pillaba.
La miro serio, furibundo, con unas ganas horribles de gritarle y comportarme como un padre cuando sé perfectamente que no es buena idea con ella.
— ¿Qué haces?— me mira como si estuviera loco.
— ¿Qué hago? ¿Tú has visto que hora es?—Me llamó idiota a mí mismo por haber dicho una frase tan típica — Mierda, ¡Daphne! Sabes que no es seguro.
— Primero; tú tampoco me hiciste caso cuando te hicieron eso al decirte que no salieras. Segundo: ¿Qué show es este? No eres mi padre Jaidon. Es que es ridículo, estaba con Violeta y estoy sana y salva. Relajate.
— ¿¡Que me relaje!? Te pudo pasar cualquier mierda, ¿es que no te das cuenta, idiota?
— ¿A manos de quién si voy y vengo en Taxi? ¿O es que el Taxista es empleado de tu padre?
— ¿Qué? Eras tú la que se empezó a preocupar por eso primero.
— Y de la misma manera paso. Si me van a matar que me maten. Ya me da igual todo, si es que ni hubo mayor error en nuestra vida que decidir arriesgar la vida por esta ¡Mierda! De relación.Eso me duele, me duele tanto como parece a ella hacerla disfrutar verme dolido. La miro a los ojos e intento decirle algo que la haga pensar que eso que ha dicho no es más que producto de su cabreo y su orgullo.
— Daphne, ¡deja de hacer el gilipollas! Pareces una jodida niña pequeña. Tú sabes lo que hay así que aprende a cuidarte sola que yo no voy a estar siempre aguantando tus tonterías.
Nos miramos a los ojos retandonos. Puedo sentir la tensión, la rabia y las palabras que escondemos detrás de cada parpadeo. La quiero abrazar pero a la vez quiero castigarla de alguna manera por retarme así. Pero esto es lo que acepté al poner ese anillo en su dedo.
— No te preocupes, no vas a tener que aguantar más mis tonterías —Se quita el anillo y lo deja sobre la mesita— Me voy a casa de Violeta, ya vendrá a por mis cosas, ¡que te den! ¡Esto sólo ha sido nuestro mayor error!
— ¿Qué?
— Lo que has oído.Se va tal. Sin más. Y yo me quedó parado como un completo imbécil delante de la puerta. Cojo el anillo con incredulidad. Atónito.
No entiendo esta reacción. No logró saber que acabó de hacer tan mal... Ella y yo somos así, explotamos y nos gritamos. Nos decimos mil cosas y hasta nos queremos matar, pero no llegamos a esto. Nuestra temática es otra; yo grito, ella grita más, nos insultamos y se acabó. Al día siguiente no ha pasado nada porque sus enfados duran el tiempo justo que piensa en ellos, después desaparecen.
Apago todo y me voy a la cama. Miro al techo y después a su lado de la cama. Ya me he acostumbrado a dejarle un sitio en la cama.
No voy a llamarla, espero y rezo porque esté bien, pero no voy a ir detrás. Espero que haya llegado a casa de su amiga sana y salva. La necesito lejos un tiempo, cabreada y a salvo hasta que logre averiguar quién me está buscando, a quién han mandado para que acabe con lo que empezó mi padre.
El sonido del teléfono de la casa me hace saltar de la cama. Casi corro a cogerlo con una ligera esperanza de que sea ella. Tengo los sentimientos encontrados, la quiero alejar por su bien, pero el mío la necesito cerca.
Cojo el teléfono y oigo la voz de mi hermano gemelo. Bastante agitado. Aprieto el puño con el que sujeto el teléfono y todo mi cuerpo se tensa a la vez. Sé que me trae muy malas noticias.
— No es el viejo el que te mandó a buscar. Es Jason, aún te guarda rencor por la paliza que le diste y como vio que no te protege papá...
— ¿Qué? ¿Pero cómo me encontró? Es imposible.
— No tanto...—Se queda callado. Parece no querer decirme nada— Está saliendo con... Con Daiana.
— ¿¡Pero si le lleva como 10 años!? Y eso no me explica como me encontró. Daphne no habla con ella.
— Pero seguro que con Erika sí...
— Mierda... ¿Y a quién mandaron? ¿Lo conozco?
— No te lo vas a creer.~*~
Llego a casa de Violeta con la cara hinchada y el rímel corrido. En seguida ella me abraza y yo me derramó sobre ella. Me dejo ir y lloro como si fuera la mejor de mis amigas—que por otra parte las echo de menos— Violeta me hace entrar y nos sentamos en el sofá. Me aparta el pelo de la cara y se va a buscarme un poco de agua para que me relaje.
Por qué Jai es tan imbécil. Por qué tiene que seguir tratándome como si fuera una puta niña pequeña que no entiende nada.
Si después de todo lo que hemos pasado él sigue creyendo que puede tratarme así va bueno.
Ahora sí que pienso que no hemos hecho más que cagarla con todo esto. Yo le jodí aún más la vida. He hecho que tenga que alejarse de sus hermanos, a los que le costó tanto recuperar para protegernos de un peligro que no existiría si yo no insistiera en estar juntos.
— Violeta, no voy a casarme. Es lo mejor para mí y sobretodo para Jai...
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SOBER.
RandomLos dos estamos destrozados, los dos tenemos un secreto, los dos compartimos un dolor. Le necesito cerca o todo empeorará. La necesito a mi lado o mi mundo se tambaleará. [ACABADA] Lucy León.