Era primavera la estación de los enamorados la época más romántica del año... por cierto, sabían que en primavera era cuando se producían más suicidios, bueno no es como si eso influyera tanto en la historia, quizas...
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-¡¡Por dios!! donde se ha metido esa niña.-decía la cascarabias de la directora.
-Tr..Tranquila, s..seguro que tuvo un inconveniente.-dejo el Sr. Farres nervioso ante la directora. -Ya vera esa niña lo que le espera mañana, ¡¡Y TU QUE MIRAS ANDA A HACER TU TRABAJO QUE PARA ESO TE PAGO!!- apenas dijo el Sr. Farres ya no se encontraba más en la oficina, sino se encontraba hablando con Nathaniel con quién se había encontrado de camino a la sala de profesores.
-Sr. Farres se encuentra usted bien, lo encuentro algo pálido.-dijo mientras traía los resultados de las pruebas en sus manos.
-N..No es nada Nath..Nathaniel, será mejor que entregues la carpeta a tiempo si no quieres meterte en problemas con la directora.
-Si usted lo dice... con permiso.
-Es..¡¡espera Nathaniel!! Lo siento tengo una pregunta para ti.-Farres recordó que Sucrette (la chica que hizo enojar a la directora) era cercana a Nathaniel, y no dudo en preguntarle a este último que era lo que sucedía con ella últimamente.
-La verdad yo tampoco lo sé muy claramente ya que no he tenido tiempo para contactarme con ella pero.. tambien estoy preocupado por ella, pero según se es por problemas personales.
-Entiendo...
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A la salida se podia ver como Sucrette iba directo a su casa sin importar cuanto sus compañeros trataran de detenerla.
-¡¡Oye tabla que pasa es que acaso estas en tus días!!.-decia Castiel en intento de detenerla, ya aunque no pareciera, en el fondo se preocupaba por su amiga.
-Castiel no estoy de humor...
-¿Que sucede? El relleno del sosten se te perdió.-dijo en tono burlesco.
-Y a ti la tintura del pelo se te agotó..
-Oye tu..-él estaba a punto de responderle, cuando "el delegado ninja" hace su aparición.
-Castiel de nuevo faltaste, tienes firmar el justificante.-dijo con una inquietante sonrisa en su rostro.
-Ni lo sueñes.-dijo Castiel desapareciendo sin dejar rastro en el lugar.
Mientras que Farres que observó la escena iba tras el rastro de Sucrette, lo extraño era que no se encontraba en la entrada.
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-♡ profesor Farres podría guadar los balones en el gimnasio por mi♡.-dijo Boris quien ayudaba de ves en cuando en el club de Jardinería a mantener los rosales.
-Si claro, no hay problema.- respondió Farres con una sonrisa.
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-9.. y 10!! Esos son todos..*snif* *snif*.- escuchaba de los arbustos cerca del Gimnasio.
-Srta. Sucrette, ¿Qué hace ahí?.-dijo acercandose a la joven.
-Sr. Farres..-sus ojos verdes se encontraba rojos, sus maquillaje corrido por las lágrimas . Algo le sucedía y no quiere contar, era lo que se le venía a la mente a Farres pero lo único que podía decir en este momento era..-¿Y puedo hacer algo por usted?.-si siempre había sido así lo único que él podía decir con claridad, en un momento como este, si habia algo que el odiaba de su persona era ser un cobarde, y no saben cuanto odia a los cobardes.
-Yo.. nada..-respondió ella tratando inútilmente sonreír.
-Si no fuera nada usted no lloraría.
-Yo simplemente no quiero.. regresar a casa...
-.......-porque será, se preguntaba algo andaba mal había algo que el pudiera, solo dilo.
-Se va a casar...
-¿Eh?..
-Mi tío, y bueno voy a conocer a mi futura tía y.... yo, lo siento lo preocupe, yo me tengo que ir.-tratando de huir de esa incómoda situación Sucrette se levantó rápidamente del suelo, para marcharse sin antes despedirse del Sr. Farres.-Bueno, Adiós.
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Farres iba tras Sucrette quién dejo sin darse cuenta su mochila entre los arbustos.
-Espere srta. se le olvidó su.. mochila..- frente a él se encontraba su alumna, acosada por un sujeto que tenía sus labios sobre los suyos. Como debia reaccionar...