14. Moving on.

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Hola!! Lamento no haber escrito el fin de semana pasado, de verdad que he estado bombardeada por trabajos, pero al fin lo logre!!!!

PD: Les dejé una foto de nuestro líder vikingo: Wulf. *gruñidos* sexybeast.

Desperté con un dolor de cabeza atronador. Parecía mentira que la noche pasada hubiera tenido sexo enloquecedor con un vikingo de cuerpo perfecto, solo para despertar sintiéndome sola y herida.

Einar no estaba en ningún lugar y francamente yo lo prefería así; no necesitaba sentirme mal por haberle confesado mis sentimientos hacia el. En realidad, estaba bastante encabronada, no me merecía el trato que el me había dado y estaba harta de jugar al tira y afloja con el.

Einar se podía ir a la chingada de ahora en adelante.

Suspirando me envolvía en las sabanas solo por si a Einar se le ocurría aparecer de la nada. Me vestí con rapidez ignorando el escozor entre mis piernas, me mordí el labio inferior entre los dientes mientras arreglaba mi cabello con los dedos hasta verme lo suficientemente decente.

Camine por el pasillo viendo todo terriblemente bien acomodado y en su lugar, Einar no necesitaba de una mujer arreglando su casa, parecía estar muy acostumbrado a dejarlo todo en orden, las sabanas que se había llevado la noche anterior estaban pulcramente dobladas y algo en mi interior quiso tirarlas y romperlas en millones de pedacitos, como si ellas tuvieran la culpa de mi infelicidad y rabia.

Salí de la casa bufando maldiciones entre dientes, todos me miraron con caras de pena y curiosidad, los miré con el ceño fruncido, si pudiera borrarles esa mirada de lastima de sus caras de un solo puñetazo, lo habría hecho sin pestañear. De repente, extrañe mucho las armas de mi tiempo, una ametralladora sonaba como la gloria en ese momento.

Mire varias miradas familiares que evitaron mis ojos, sus sonrisas no eran verdaderas y mas de un hombre me miro con una lascivia que antes se habían guardado para si, me pregunte si ya sabrían de la discusión que habíamos tenido Einar y yo anoche, ¿creerán que me acostaría con ellos por despecho? ¡ya, bueno, podían esperar sentados! El infierno se congelaría antes de que yo dejara que alguno de esos cerdos me pusiera una mano encima.

Para cuando llegué a casa de Saga, mi humor había descendido a escalas apocalípticas, mi mente no paraba de imaginar formas de asesinar a Einar por hacerme participe de sus dramas, toda la aldea parecía saber lo que había pasado. ¡Le había dicho que lo amaba!, no que se casara conmigo, ¡por el amor del cielo hermoso!

- ¡woah, alguien esta cabreada! - la voz de Saga sonaba algo quebrada y amortiguada por un pañuelo que sostenía sobre su boca, la mire intentando ocultar mi rabia, pero esta se hizo notoria en mis ojos.

- es un pendejo. - declare cruzándome de brazos. caminé a su lado mirando su regazo con curiosidad, sus tres tesoros mas preciados estaban arrugados entre sus manos, estaba sentada con un vestido gris y su tela era parecida al satén; tenía un escote pronunciado y mostraba su largo cuello adornado por un collar con una sola joya. Recordé mi propio collar, estaba tirado por algún lugar de la casa de Einar, no lo había vuelto a ver desde nuestra pelea, y no planeaba recogerlo en un buen rato.

Saga mantenía su pelo recogido en un chongo de apariencia complicada de hacer, sus lagrimas resaltaban el azul de sus ojos. Estaba sentada en una silla de madera con dibujos y decorados muy bonitos, pero eso no fue lo que me llamo la atención. Saga miraba las llamas naranjas perdida en sus pensamientos y apretaba las fotos con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos.

Me quede paralizada al comprender lo que Saga tenia en mente hacer.

Las fotografías tenían gotas de lagrimas a juzgar por sus mejillas mojadas.

Mi  vikingo y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora