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Esta mañana me levanté de la cama a las 10.
Camine hacía el baño, me mire al espejo, me recorrí el cabello hasta los hombros mientras musitaba "Todos dicen que eres muy bonita para llorar por alguien como él, el 80% de la población de este país tiene problemas de la vista", me cepille los dientes, lave mi cara y peine mi cabello.

Las planta de mis pies descalzos tocaban escalón por escalón hasta el primer piso, me prepare el desayuno, limpie la casa, duche y vestí.
Como todos los días.

Esta tarde no ha salido el sol, era un día nublado y lluvioso, perfecto para una tormenta.

Me gustaba sentarme en la pequeña banca de la plaza del parque en días como este.

Era junio, tu no estabas, como siempre.

La lluvia caía gota por gota sobre mi cabello, la gente al pasar solía mirarme como si algo no estuviera bien conmigo; Me encontraba en la vieja banca de la plaza, mirando a la personas correr de la tormenta, las personas que me observaban podrían tener razón, tal vez algo no estaba bien conmigo, era reconfortante sentir
a la lluvia disolverse  junto conmigo. 

Estaba tratando de hacerme a la idea de que no ibas a volver, estaba tan harta de esperar día tras día, de sentarme las tardes a leer  junto a la puerta en caso de que decidieras volver, cuando se pasa tanto tiempo apegado a la esencia ajena se pierde la propia.

Siempre esperado algo nuevo, pero no se le puede pedir calor a las cenizas.

Las frías gotas de lluvia corriendo por las llemas de mi dedos me hacían recordar que al menos seguía viva.

Y justamente lluvia. Lluvia era todo lo que había el día en que te conocí.

Puedo recordar perfectamente que era uno de esos días en los que no quieres salir de casa, no quieres arreglarte, pero sobre todo no quieres ver a nadie, pero no sé puede abandonar todo porque sí, tenía que ir al colegio, a decir verdad los últimos días todos habían sido así.

Recuerdo haberte visto por primera vez a través de los ventanales, la forma en la que trataba de contener mis ganas de hablarte y como perdía toda atención pensando como sería la primera vez que pudiésemos hablar. Basura, tiempo perdido.

Odiaba cualquier cosa que pudiera ser sentimental, pero en eso te conviertes cuando caminas por las solitarias calles en tardes lluviosas.

Al regresar a casa me di cuenta que había dejado las llaves pegadas, al menos los vecinos son tranquilos, nadie se mete conmigo, para ellos sólo soy "La idiota que siempre deja las llaves pegadas".

Me quite los zapatos, hice té y me senté en el sofá, también puse algo de música, incluso aveces el sonido del silencio puede llegar a ser incomodo, esa es una de las desventajas de vivir sola, me gusta estar sola, el único que me molesta es el gato, soy muy joven para ser tan desgastada, apenas tengo 18. Mis padre sabían que el regalo perfecto era un casa en la ciudad para alguien que disfruta de su propia compañia.

Aveces llamaban a la puerta, nunca escuchaba, era como si mis oídos no reconocieran el sonido de alguien tocando la puerta, aun que repetidas veces simplemente decidía no abrir. Pero esta vez lo había escuchado fuerte y claro.

-Lisa. -Pronunció la chica en mi puerta apenas tomando aire, denotaba haber corrido bastante, gran sonrisa, ojos grandes, cabello corto, alta, delgada, suéter de colores, era Ana.

-Existe algo llamado transporte público, fue inventado para que las personas llegaran más rápido a su destino sin necesidad de correr, deberías usarlo.

-Tonta. dijo mientras entrando a la casa y se dejaba caer sobre el sillón.

-¿Cómo estas?. -Dijo ella cambiando de tema.

-Todo sigue igual.

-Ayer lo vi, caminaba en el centro y él estaba en la asera de en frente fumando in cigarillo.

-Me alegra saber que al menos esta bien, quitando el riesgo de futuro cáncer.

-Quisiera que tuviera cáncer.

-También lo odio, pero no le deseo el mal.

-Deberías, fue un imbécil contigo.

-De igual forma él ya no esta aquí.

-Ese es el problema, te abandono, ¿Lo olvidas?.

-Yo le pedí que no volviera.

-Y el lo hizo, sabiendo que realmente no querías que se fuera.

-Lo hecho, hecho esta, además ya paso mucho.

-No lo defiendas Lisa.

-¿A qué debo tu visita?. -Ya no quería más de esto, lo que menos quería era hablar de él.

-¿Te importa si me quedo hoy?, estoy un poco harta de casa, tu sabes... Los quiero, pero todo tiene un límite.

-Lo entiendo, puedes quedarte cuanto quieras.

-Te noto algo diferente, ¿Quieres decirme?.

-Sólo estoy cansada.

-Yo quería invitarte a ver una película.

-Nunca me negaría a una tarde de películas.-Dije sonriendo a lo que ella respondió de igual forma.

What is life?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora