El pequeño Harry notó un leve movimiento en el ambiente que le rodeaba y decidió abrir los ojos con delicadeza para después cerrarlos rápidamente por la molesta luz solar que entraba a través de la ventana que su mamá había abierto minutos antes.
-¡Vamos, cariño, levanta! ¡Hoy es el gran día! Ya lo veras, en la guardería habrán miles de niños y niñas de tu edad que serán tus amigos y jugareis juntos, ¡lo pasaras genial!- Gritó alegre Anne, la madre de Harry, tumbándose al lado de su hijo y repartiendo besos por su pequeña cara haciendo al menor reír y finalmente levantarse de su cama.
La verdad era que Harry pensaba que su madre era un hada madrina. Ella era muy positiva, alegre y siempre tenia solución para todo, con ella nunca estaba aburrido, ni siquiera en los días de muchísimo frío. También le ayudo a superar su miedo a la tormenta, diciéndole que contaran juntos el tiempo entre un relámpago y el otro para así darse cuenta de que estaba alejándose y pronto podrían salir a saltar juntos en los charcos. Ella era la mejor madre del mundo, ella era su única amiga.
Harry veía a todos los niños pasar corriendo por la entrada de su guardería cargados de mochilas de Mickey Mouse o algún otro programa infantil, todos reían, todos menos el.
El chico de los pelos rizados se encontraba enganchado a la pierna de su madre, el nunca había establecido contacto con otros niños y tenia miedo de ser rechazado por ellos.
Su madre, Anne, se agacho a su altura y con una tierna sonrisa y una pequeña charla convenció al menor para que entrara a su aula con los demás niños y así poder ir a trabajar.
Su clase estaba adornada de varios dibujos de animales o muñecos de palos y una gran cantidad de cadenetas de colores que estaban conectadas de un lado a otro del aula. Las mesas estaban colocadas de forma que en cada mesa podían sentarse cuatro alumnos y estaban divididas por colores. Había una zona llena varios juguetes por el suelo y grandes sacos que contenían mas de estos juguetes: trenes de madera, muñecas, coches.
las estanterías estaban repletas de libros infantiles para colorear o leer, una bola del mundo y varios paquetes de plastilina sin abrir.
La profesora, que según comentó se llamaba Raquel, fue nombrando alumnos para que se sentaran en las distintas mesas que estaban repartidas por el aula, hasta que, finalmente, nombró al chico de los rizos, que ya tenia ganas de conocer a sus nuevos amigos.
-Murs, William.-
-Jonhson, Emily.-
-Styles, Harry.-
-Tomlinson, Louis.-
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||See you again|| Larry Stylinson.
Fanfiction-¿Y qué importan los demás? ¡Dijiste que me querías!- -Eso dije.