Capítulo III

37 3 0
                                    

El primer ministro se marchó porque tenía otro compromiso, pero dijo que volvería al día siguiente para ver los sujetos restantes y así poder seguir adelante con el proyecto al que denominó "los cazadores" a los que tenían pensado usar en futuras misiones militares de alto riesgo una vez entrenados.

Al día siguiente volvió y se dirigió directamente, junto con el Dr. Nigel a las habitaciones de los cinco sujetos restantes.

El primero de ese día, fue el sujeto seis, era un hombre de unos cuarenta años, de piel normal, se llamaba Riu, media dos con cero dosmetros y estaba bastante fuerte, el pelo lo tenía todo despeinado, pero no muy largo y color castaño, al igual que sus ojos los cuales estaban perdidos en la oscuridad de su cuarto.

El Dr. Nigel empezó a leer que debido a su gran tamaño en el habían introducido las células de uno de los reptiles más grandes del mundo, el cocodrilo, pero todavía sin resultados.

Cerró la puerta del número seis y se dirigió al número siete y por el camino le explicó al primer ministro que el sujeto que vería ahora estaba en una habitación distinta debido a que las células de este sujeto pertenecían a uno de los animales más peligrosos del mundo, el tiburón tigre, por lo que en su habitación tenía una piscina, la cual ocupaba la mitad de ella.

El sujeto se llamaba Patrik y tenía veinti un años, su piel era un poco blanca y estaba fuerte ( tenía pinta de ex-presidiario ). Tenía el pelo rubio, corto y de punta, sus ojos eran castaños y tenía varios tatuajes por todo el cuerpo.

El primer ministro después de quedar pensativo unos instantes le hizo una pregunta al Dr. Nigel que nos dejó a todos perplejos, porque nadie lo había pensado a excepción de mi padrastro que fue el que le contestó, a la pregunta de , como iba a respirar en tierra??? El Dr. Eduart le dijo que al partir de un humano tendría pulmones y branquias con lo que no tendría ningún problema en cualquier medio.

Seguimos hasta el siguiente sujeto y ahí todos notamos que el Dr. Nigel no paraba de mirar mal a mi padrastro porque había contestado a una pregunta del primer ministro a la que ni el Dr. Nigel tenía respuesta.

Mientras estábamos avanzando le pregunté a mi padrastro que como sabía lo de los pulmones y las branquias del anterior sujeto y él me contestó que había estado haciendo estudios sobre los futuros resultados de los sujetos y después de decir esto no pude evitar fijarme en el rostro tan pálido y sudoroso que se le quedó.

Cuando llegamos a la siguiente habitación, aunque yo le hubiese llamado celda, vimos dentro al sujeto ocho, Janise una chica de veinti tres años, un metro sesenta y ocho y de unas medidas casi perfectas. Su pelo era castaño clarito tirando a rubio y sus ojos eran añil.

En este caso, según dijo el Dr. Nigel la células que ella poseía eran de una estrella marina, las cuales tienen la propiedad de dividirse en seres iguales a ellas mismas, o dicho de otra manera, pueden hacer clones de si mismas.

El primer ministro se quedó observándola con esa cara de cerdo que tenía, con su nariz chata, sus mofletes hinchados, sus enormes orejas, su frente siempre sudorosa y con esa enorme boca que siempre estaba lanzando perdigones de saliva al hablar; como si quisiera comersela.

Seguimos y al Dr. Nigel se le veía algo impaciente, pero no le preste demasiada atención a eso y seguí caminando.

Al llegar junto al sujeto nueve, abrimos la puerta y nos encontramos con Crazy según leyó el Dr. Nigel, un chaval de veinte años, de un metro setenta y siete, muy, muy musculoso; que estaba haciendo flexiones.

El Dr. Nigel sacó un mando a distancia y en ese momento repararé, en que la sonrisa que se acababa de dibujar en la cara del Dr. Nigel, no se debía a otra cosa, más que a que el mando que acababa de sacar serbia para dar descargas a través del collar que llevaba puesto Crazy.

El Dr. Nigel explicó entonces que el sujeto nueve era peligroso y por eso tenía ese collar. Además, también añadió que las células que este tenía pertenecían a algunas razas de perro, y a lobos porque eran perfectamente compatibles.

Después de ver ese monstruo hecho de músculos, seguimos caminando hacia el final del pasillo y ahí fue cuando el Dr. Nigel estalló de euforia, sin poder evitar, empezar a gritar que el sujeto número diez superaba con creces a todos los otros y que por eso era su favorito, y mientras el terminaba de decir esto nos páramos frente a una puerta custodiada por dos guardias.

La puerta estaba hecha de un material el cual no sabría decir cual es y al abrir la puerta dentro totalmente a oscuras estaba Jack un chico de dieciocho años, de un metro sesenta y nueve y que no era como el número nueve de cuerpo pero si estaba fuerte. Sus ojos eran azules oscuro, y su pelo lo tenía por los lados corto y por arriba largo.

El Dr. Nigel explotó y empezó a decir que en diversas partes de su cuerpo había unos aparatos capaz de mover partículas, con lo que podía mover ondas de aire, reventar paredes y demás, pero también podía morir, por eso de momento no llega a tanto.

Salimos de allí y mientras andábamos el primer ministro dijo que quería ver resultados en un mes y el Dr. Nigel dijo que tenía algo en mente para lograr eso.

JakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora