Oficina

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Mi padre al salir y verme quedó sorprendido, porque casi nunca iba para allá, despidió al socio, cliente no se quien y se acercó a donde yo estaba.

-Hija, ¿Cómo estas, qué haces por aquí?

-Hola papá, ¿Bien y tú, será qué pasamos a la oficina?

-Sí, claro, vamos -Se volteó en direccíon a la oficina para que lo siguiera-Ahora dime, ¿Qué haces por aquí?

-Antes que nada, dile a tu secretaria que me tariga una botella de agua, que me tengo que tomar unas pastillas -Alzó el telefono y a los minutos llegó Maria con el agua-Gracias. Vine para decirte que anoche estuve en un Hospital, no se si te enteraste. Digo como eres un hombre tan ocupado.

-¿Cómo que estuviste en un Hospital, y por qué nadie me avisó?

-Ay que barbaro!, tu eres el peor, agarra tu celular, y ve la llamada y el mensaje que te mandó mi mamá. Pero no te preocupes, que con la dieta que me mandaron, y todo lo que me inyectaron voy a estar bien.

-Me haces el favor y me le bajas a tu tonito, de todas maneras hubiesen llamado a la casa, y de ahi me contactaban a mi.

-¿Y para qué, para que me hubiesen dicho: "Está en el trabajo, cuando llegue le decimos" ? No gracias. Sabes estas vacaciones he crecido más de la cuenta, y me he dado cuenta que mi hermana y yo como que no te importamos, que somos algo que ahí cada vez que te acuerdas. ¿Para donde salimos? ni a una estupida cena por mi cumpleaños. Yo si he saliddo, he sacado a mi hermana, la he llevado a fiestas, a casa de amigas, hemos ido al cine. ¿Y tú todo este tiempo qué? Nos llamas que si cada dos dias, y digo dos por decir un número, y con lo que sales es que "Si no llamo yo no te acuerdas que tienes papá". Ahora te digo, ¿Te acuerdas tú todo el tiempo que tienes hijas?. Sabes Alberto, me canse de que prefieras el trabajo, me canse que nunca puedas salir conmigo o con mi hermana, me canse de que no nos dediques tiempo, y definitivamente me harté de ser tú hija cada vez que tienes una cena con socios

-¿Terminaste. Y no te cansas del dinero que te deposito todos los meses en tú cuenta, del carro que te compré, del mantenimiento, de los viajes, la ropa y todas esas cosas?

-¿Eso es lo único que vas a decir?-Dije parandome y golpeando el escritorio con las manos-Porque si es así, aquí tienes tu carro -Saqué las llaves del carro y las lancé al escritorio- y por la maldita ropa no te preocupes, mañana mismo te la envio a tu casa, y si no la quieres la dono a una casa hogar. Me tienes cansada ¿A cuantas presentaciones de ballet fuiste cuando era pequeña, a cuantos cierres de proyecto en el colegio, a cuantas competencias de natación? NINGUNA, porque estabas trabajando, lo único que yo queria era un papá como el que tenian mis amigas, que fuera malditamente normal a pesar del trabajo. Hasta aquí llegó la Isabella que no decía nada.

-Calmate por favor.

-Ok, perfecto, cuando tengas respuestas a todos mis planteamientos llamas para ver si te puedo atender, digo si no estoy muy ocupada o en una reunión-Alegue con ironía- Y avisame si te vas a quedar con las llaves para ver si llamo a un taxi.

-Llevate las llaves, te calmas, y después hablamos.

Tomé las llaves del carro, y salí dando el portazo del siglo, que todosse enteren que discutí con el super jefazo, pasé por el puesto de la secretaria y la fulminé con la mirada, mientras se asomaban varios curiosos a ver quién había tenido la valentia de tirar la puerta. Me monté en el ascensor y bajé al estacionamiento. Arranqué haciendo sonar los cauchos y captando más miradas, sí mundo, enterate que estoy que escupo fuego, ya una vez calmada reduje la velocidad, pasé por una tienda canina, le compré a Bellota su hueso y como no tenía más nada que hacer me dirijí a la casa, como ya era la hora del almuerzo comí, le di el hueso a la perra y subí a mi cuarto. En la tarde mis amigas me dijeron para salir, como no andaba de animos les dije que estaba enferma, admito que exageré más la cuestión, pero como no quería dar declaraciones con lo ocurrido así lo dejé y me acosté a dormir. A mitad de tarde mi hermana entró a despertarme para que la llevara a un centro comercial que iba a encontrarse con unas amigas, me puse la misma ropa y salimos.

-Te espero abajo, avise cuando tomaba las llaves del carro.

-Dale, voy al baño y bajo rápido.

-¿A cual centro comercial vamos?-Dije preparandome para saber que calles tomar.

-Al de siempre, Blanck Space.

Fui todo el camino en silencio mientras escuchaba Verónica hablar por notas de voz con sus amigas, y tarareando canciones. Era uno de esos días en los que no estas ni feliz ni triste, simplemete andas como en neutro, como dormida, que no sientes nada en conclusión. Cuando llegamos estacioné y me bajé.

-¿Te espero o tu llegas después a la casa?

-Si quieres te vas, los papas de Taylor la vienen a buscar y me dijeron que me podían pasar buscando -Mientras avanzabamos.

-Está bien, pero no dudes en llamarme y vengo por ustedes.

Ella tomó su rumbo y yo el mio, pasé por una tienda de esas que alquilan carritos para andar en el centro comercial y alquiñé uno, me daba fastidio caminar, a la primera tienda que fui fué a una deportiva, ahí me compré la camisa de la selección de futbol de mi país y seguí, si Alberto quería bloquearme las tarjetas que mas daba, fui a otra tienda y me compré una chaqueta de cuero por mil doscientos dolares, lo más caro que habia comprado en la historia, pero no me importaba, y a la última tienda que fui fue a mi favorita, la de mascotas, ahí me volví loca y compré muchas cantidades de peluches, juguetes y croquetas para mi perra. Como estaba fastidiada decidí irme.

Distinta al restoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora