Me encontraba ante las puertas del St Vincent's Hospital Sydney. Hacía exactamente 6 meses desde que oficialmente estaba graduada en la carrera de enfermería.
Gracias a mis generosos padres, no pude pagar hasta última hora las prácticas durante un año en el hospital.
¿Las consecuencias de eso?
Un año entero en la planta psiquiátrica.
No es que los juzgara por estar enfermos, pero realmente nadie quería mi puesto.
-Buenos días.
-Buenas- Esbocé una sonrisa mientras miraba a la señora de recepción.-Soy la alumna en prácticas de la planta... -Miré los papeles- 100, planta 100.
-¿Nombre?- Me miró amarga por encima de sus gafas de culo botella.
-Skyler Hunter.
Se levantó, hurgó en un cajón y vino hacia mí.
-Bien, Skyler-Me extendió una bata que me puse rápidamente.- Lo primero que debes hacer es recoger ese pelo de bola que tienes.-Siguió avanzando, hice una mueca intentando seguirle el ritmo mientras hacia una coleta en mi pelo rizado.
-Habitación 94, Michael Clifford, es esquizofrénico, ha sido problemático en pocas ocasiones, por lo general siempre está sentado en un rincón.-Me puso en los brazos una bandeja-Asegúrate de que coma- Se marchó.
Suspiré, abrí la puerta despacio. Inspeccioné la pequeña habitación.
No había nadie, me giré aterrada, ahí estaba él.
-¿Qué demonios? Grité.
Ladeó la cabeza mirándome serio, realmente me daba miedo
Su pelo era verde, sus ojos verdes y grandes, con los que me miraba fijamente.
-Te traje el desayuno.
Asintió y se sentó en una esquina, dejé la bandeja en la pequeña mesa y me senté a su lado.
-¿No crees que estarías más cómodo en el sillón?-Dije amable.
-Calum prefiere aquí.
- ¿Calum? ¿Qué Calum?
-Él-Señaló a su lado.
"Esquizofrenia" recordé.
-Michael, necesitas tomarte la pastilla.-Intenté decirlo con la voz más suave que pude, pero ya me había interrumpido a media frase.
-NO NECESITO PASTILLAS-Se alejó de mí- No me duele nada.-Abrazó sus rodillas.
-¿No tienes hambre?-Intenté arreglarlo, no hubo respuesta de su parte.
-Zorra
-¿Perdona?
-Calum dice que eres una zorra.-Dijo calmado, fruncí el ceño.
-Pues dile que se calle la boca.
Volvió a ladear la cabeza, sacó un tenedor de su bolsillo.
-Mi-Michael-Me levanté corriendo.
Imitó mi acción, corrí cerrando la puerta tras de mí.
-AYUDA
La vieja de recepción se acercó a Michael con lo que supuestamente es un calmante, se lo inyecto en el brazo.
-¿Ves que fácil?-Miré al chico medio atontado ahora, asentí.
Suspiré mientras se lo llevaban a su habitación, éste trabajo no es para mí