1. Larga Vida A La Reina

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Todo ocurrió sin más. Fue en uno de los grandes bailes que los Reyes MacGarden organizaban cada sábado. Todo el Reino acudia, todos estaban invitados, desde los nobles hasta los más pobres. Así eran los Reyes, hospitalarios, y entregados plenamente a las necesidades de los demás.
La princesa Levy aún recordaba cuando todas las luces se apagaron. Los gritos de la gente estallaron. Para cuando los sirvientes de los Reyes hubieron arreglado el problema, era demasiado tarde.
La chica había cumplido aquel día quince años. Y, lo primero que vió cuando las luces volvieron fue a sus padres. Ambos muertos en sus tronos, con las gargantas cortadas.
Lo que pasó después no lo recuerda bien. Alguien la cogió y se la llevó de allí, a lo más alto del castillo. Para cuando se quiso dar cuenta, el frío aire de la noche le desordenaba el cabello.

-Aquí, princesa- Dijo una voz. Levy lo conocía. A pesar de tener tan solo diecisiete años, era el fiel Guerrero del Rey, o al menos lo había sido.

-Gajeel...-Susurró, acercandose a él. Sintió alivio a respirar un aroma conocido, aunque fuera aquel metálico olor que recordaba a la sangre. El chico esta agachado, tras los muros. Levy dirigió su mirada hacia donde miraba él. Allí, habían seis figuras vestidas de negro. La princesa no llegó a verles el rostro. Una de ellas era enorme. Otra con muchas cuevas, supuso que era una mujer.
Una de las figuras se paró en seco, a pesar de que sus cinco compañeros seguían adelante, sigilosos en la noche. La figura no llevaba capucha, a diferencia de sus otros acompañantes. Se giró hacia el castillo.Solo duró un segundo, antes de volver a su grupo. Levy, aún estando a la altura a la que estaba, pudo ver su melena, blanca y negra.

-¿Quiénes son?- Le susurró a Gajeel en el oído, inclinandose a su lado. El chico pegó un leve respingo y después la miró. Levy lo sabía antes de que él contestara. Eran asesinos. Eran los asesinos de lis Reyes. Eran los asesinos de sus padres.

-Oración Seis- Murmuró el chico. Levy frunció el ceño- Ninjas. Asesinos a sueldo- La chica alzó las cejas.

-Eso significa que...- La princesa no pudo evitar notar que el labio le temblaba. Gajeel la cogió por los hombros, clavando su fría mirada roja en sus ojos.

-Princesa, alguien quería a tus padres muertos- Levy notó sus ojos humedecerse- Y también querrá tu cabeza.
* * *
Las campanas resonaron en todo el Reino. Levy sabía cual sería su destino después del funeral de los Reyes. Allí ya no estaba segura. La trasladarían, a un nuevo Reino en el que hacian años que el Rey había huido. La princesa agachó los ojos. Se lo habían explicado bien, pero le daba totalmente igual. Sus padres habían sido asesinados. Era lo único que le importaba en ese momento. Y lo que le mataba por dentro.

-Siento vuestra perdida, princesa- Fue casi un susurro, pero suficiente para que Levy se estremeciera. Giró el rostro. Gajeel miraba al suelo. Iba vestido de negro, como todos los presentes allí. Pero, al igual que ella, había preferido estar tras el gentío, lejos de las tumbas donde ahora descansaban sus padres- Vuestro padre...Hubiera querido que os protegiera en su ausencia.

-Supongo que no podremos saberlo nunca- Su voz sonó fría y cortante. Pero era justo así como se sentía. Su espíritu alegre descansaba junto a sus padres- Está muerto, ¿recuerdas?

Gajeel le sostuvo la mirada un momento, levemente sorprendido. Finalmente, dirigió sus ojos al frente.

-Hemos perdido a unos grandes Reyes- Levy no pudo evitar notar que su voz temblaba. Un pequeño temblor en el fondo de su voz, casi imperceptible- Pero tú no lloras por lo mismo que todas estas personas. Tú no has perdido a unos Reyes. Has perdido a tus padres - La chica se llevó las manos a los ojos, tapándolos. Era la primera vez que lloraba por la muerte de sus padres, a pesar de que hubiera pasado la noche anterior. Y no quería que Gajeel la viera llorar. Notó las calientes lágrimas acumularse en las palmas de las manos y huir por los huecos que no podía tapar, siguiendo su recorrido por las mejillas. Le pilló de sorpresa cuando unos brazos la rodearon. Gajeel era más alto que ella, mucho más y, de alguna forma, parecían encajar- Sé lo que es perder a tus padres, Levy. No es malo llorar, pero no puedes dejar que esto te pare...

La chica se aferró al traje de él, dejando salir las lágrimas libremente. Era la primera vez que el chico la llamaba por su verdadero nombre. Y aquello, de alguna manera, le hizo caer en la realidad. Su hogar estaba destrozado y tendría que abandonarlo. Su vida corría peligro. Todo se había roto. Entonces Gajeel la soltó y la princesa lo vió girarse.

-Larga vida a la nueva Reina- Dijo el chico, levantando un brazo sin girarse a modo de despedida. Y Levy no pudo evitar sonreir, porque antes de girarse, el rostro de Gajeel sonrojado le había devuelto la mirada.

La Princesa Protegida #FTT #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora