Narra Layla
Sonrío mientras mi padre inserta la nueva llave en mi pulsera, esta vez los pequeños diamantes a su alrededor eran de color rosa. La numero veintiuno. No solo simbolizaba todos mis cumpleaños, también simbolizaba los años en los que mi mamá nos había abandonado. Me obligue a no llorar. No debería llorar por la mujer que me abandono cuando era solo una niña para irse con su amante. Rodeó a mi papa y lo abrazó con todas mis fuerzas, no podía pedir a alguien mejor que él como mi padre. Me sonrie mientras deposita un beso en mi frente.
-Gracias por otro fantástico cumpleaños, papá. -Le digo con una gran sonrisa.
-Mereces lo mejor mi princesa. -Responde sonriéndome.
No dudaba de el cariño que mi padre tenía hacia a mi. No solo era su única hija, sino también la única mujer en su vida. Beso su mejilla y le agradezco nuevamente para luego salir de la joyería. Antes de atravesar la puerta, puedo sentir unas fuertes manos rodearme y taparme la boca. Mi cuerpo se congela al instante. Trato de soltarme pero su agarre es mucho más fuerte, por lo que no podía hacer nada.
Los cristales de la joyería estallan mientras un fuerte sonido se apodera del lugar. Los disparos resonaban a través de mis oídos al igual que mis gritos. Las lagrimas corrían por mis mejillas al ver a mi padre en el suelo con su ropa llena de sangre. Esto no podía estar pasando. Uno de los hombres lo obliga a colocarse de rodillas mientras le apunta con una pistola en la frente. Un grito desgarrador abandona mi garganta.
-Esto es solo un aviso de lo que podemos hacerte a ti y a tu hija. -Dice uno de los hombres.
Cierro los ojos esperando escuchar el estallido de la pistola, pero no hubo sonido alguno. Las manos ya no me rodeaban. Abro los ojos con terror y caigo en cuenta de que los hombres ya han desaparecido. La policía y la ambulancia no tardan en llegar. No podía escuchar todas las preguntas que los policías me hacían, yo todavía escuchaba los disparos y veía la forma en la que casi mataban a mi padre. Todo había sucedido tan rápido que aun me encontraba conmocionada.
Me dirijo rápidamente hacia la ambulancia donde un par de enfermeras se encuentran curando las heridas de mi padre. Tenía una venda en su brazo al igual que en su abdomen. Mis ojos se llenan de lagrimas nuevamente por lo que casi pudo haber terminado en una tragedia.
-¿Como te sientes papá? -Le pregunto tomando su mano, tratando de reprimir las lagrimas.
-Estaré bien. ¿Cómo estás tú? ¿Estas herida? -Su rostro se llena de preocupación mientras examina mi mirada.
-Estoy bien. No se que habría hecho si... -Las lagrimas caen por mis mejillas y mi papá enseguida me atrae hacia su pecho.
-Te quiero tanto, Layla. Eres lo mas importante para mi. -Dice besando mi frente.
-¿Ahora que vamos a hacer papá? -Le pregunto aun aterrorizada de que esos hombres quisieran volver.
-Iremos al departamento de policía, tienen que tomar nuestros testimonios y contratare al mejor equipo de seguridad para que no se vuelvan a acercar a nosotros. -Responde. Sabia que trataba de conservar la calma para no preocuparme, pero algo me decía que por su mente pasaban muchas cosas más.
-...-
El oficial Johnson tomó ambas declaraciones para iniciar la búsqueda de los hombres que casi intentan matarnos en la joyería. A pesar de las promesas de mi papá diciendo que no volvería a suceder y que quizás eran solo unos simples ladrones que querían dinero, yo aun no podía borrar aquellas palabras de mi mente. Ellos habían amenazado con herirnos.
-El agente Henderson y Parker son los mas calificados que tenemos, no tendrá que preocuparse por nada. -Afirma el oficial.
-Supongo que con unos guardias de seguridad en la casa no tenemos que preocuparnos por nada. -Digo sintiéndome mas tranquila.
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MI GUARDAESPALDAS
RomanceLayla Jones no solo es una chica rica de Los Angeles, también es la hija de uno de los empresarios más famosos y poderosos del país. Después del atentado sucedido en su cumpleaños, su padre sabe que Layla corre grave peligro y el único indicado para...