Capítulo 2
La alarma del despertador suena emitiendo un molesto ruido. Estiro mi brazo para alcanzarla y en el intento caigo de la cama. Auch. Me levanto aun con los ojos algo cerrados y la apago. Me siento en la orilla de la cama y observo la habitación que me rodea. Las paredes blancas cubren todo a su alrededor, los muebles algo viejos pero en perfecto estado se alzan en un extremo formando un espejo, dos burós y un armario. Miro hacia la ventana y según mis cálculos los primeros rayos del sol no tardaran en salir, tengo que apresurarme. Me levanto de la cama y camino hacia el armario, abro uno de sus cajones laterales y de ahi saco unos shorts deportivos grises y una blusa blanca suelta de manga corta. Cierro el cajon y abro otro del cual salco unas calcetas, por ultimo, me agacho para recoger mis tenis color aqua, mis favoritos. Me cambio, amarro mi cabello en un chongo y salgo de la habitación. Al tiempo que salgo otra puerta se esta cerrando, volteo y me encuentro con la melena enmarañada de Sean, lleva el pelo algo alborotado pero a la vez lo hace ver bien. Lleva unos pantalones sueltos, una camisa sin mangas que se le pega al cuerpo y unos tenis, todo negro.
-Buenos días- lo saludo pero el nada mas me mira y asiente. No es que como si esperara otra cosa , al fin y al cabo es Sean. Continúo por el pasillo a la vez que escucho como más puertas se abren. Salgo al corredor principal y respiro el aire fresco de la mañana, en el horizonte a penas y se notan los primeros rayos de sol, el viento sopla pero no hace frio, simplemente es, perfecto.
Miro a mí alrededor y me encuentro con la sonrisa de Joanna. Ella es rubia, alta, y tiene unos bonitos ojos color verde, somos mejores amigas desde que llegue aquí, de hecho el mismo día que llegue al campamento ella llego también, juntas hicimos el "curso de iniciación". – Hey Lia, ¿Vas a calentar o qué? – corrí hacia ella.
-Me impresionas, ¿desde cuándo tanta puntualidad?- la moleste.
-Calla, estoy trabajando en ello- me fulmino con la mirada a lo que yo sólo reí. Empezamos a correr. El campamento estaba cerca de las "montañas humeantes" en carolina del norte así que teníamos un paisaje hermoso. Corríamos por las orillas del lago para mantenernos en forma, luego de eso empezábamos a entrenar. Nos clasificaban por edades, los más chicos eran de 10 a 12 años, luego estaban de 13 a 15 años, y por ultimo de 16 a 20. Se suponía que cuando cumplías veintiuno estabas graduado y podías decidir si irte o quedarte a vivir en la comunidad.
Después de haber corrido unos kilómetros volvimos a las cabañas. Había cinco casas principales, tres eran para los estudiantes, cada una por grupo de edad, una para los entrenadores y la última para los directores. También había otras casas a los alrededores, esas eran de los que habían decidido quedarse.
-¿Crees que si finjo estar enferma me descubran?- Joanna y yo estábamos sentadas en el césped.
-Creo que sí, y si te descubren te castigaran a mínimo una semana de ayudar en la cocina-
-Aghh... bueno creo que mejor- No pudo terminar la frase ya que un gran estruendo la interrumpió. La mire confundida y ambas volteamos hacia la puerta principal del campamento. Ahí pudimos observar como guardias luchaban contra algo que quería entrar. .
En teoría las rejas estaban protegidas por un viejo hechizo de protección, nadie podía entrar o salir. Por los altavoces se escuchó la voz del entrenador Evans
-"Esto no es un simulacro, estudiantes por favor reúnanse en la entrada principal del campamento, código 64, repito, esto no es un simulacro, estudiantes por favor reúnanse en la entrada principal del campamento".
<<No puede ser>> pensé. El código 64 significaba que debíamos atacar a lo que fuese quería entrar. Esto era serio, nunca habíamos tenido un ataque. Nos habían entrenado para amenazas pero nunca creí que fuéramos a necesitarlo.
Mire a mi alrededor aturdida y me encontré con varios compañeros listos para luchar. Con todo el caos no supe cuando me puse de pie, a mi lado Joanna estaba seria también, lista para luchar.
Otro estruendo, ahora más fuerte, se escuchó. La puerta había cedido y yacía destrozada en el suelo. Me concentre y trate de mantener la calma. Todos contuvimos la respiración, ante nosotros una imponente bestia se abría camino entre los guardias. Y no estaba sola, junto a ella marchaba un pequeño ejército. De repente alguien gritó algo que me heló la sangre
-¡Morganos!-
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~Los elegidos~
ФэнтезиMi vida nunca ha sido normal. Siempre supe que era ...diferente. Incluso antes de que mis padres me enviaran al campamento. Me llamo Dahlia Olsen, y soy una elegida.