Capítulo 31

520 43 0
                                    

Jess

- ¿Qué hora es? suéltame, no quiero que me cargues, idiota. ¡Suéltame!- Grito al ver que estoy en los brazos de Dallas.

- Jessica si te bajo ahora vas a irte de bruces al piso.- Responde él harto.

Me friego los ojos. Todavía estoy mareada y mi boca tiene un sabor a trago terriblemente fuerte. Me doy cuenta de que estamos entrando al edificio.

Me remuevo inquieta hasta que logro que Dallas me baje y  entonces me caigo al tropezar con una pequeña mesa de la sala de estar.

- ¡Jess! ¿estás bien?- Pregunta Patrick en cuanto me ve.

- No lo está. La llevaré a su departamento y esperaré a que se le pase la borrachera.- Responde Dallas mientras me levanta del suelo.

- Como diga, señor Brett.

Me agarra de las piernas y me carga en su hombro. 

- Estoy a punto de dejarte pasar la noche en el piso de este ascensor.- Se lleva la mano a la cara al verme aplastando mi nariz contra el espejo.

- Sí, claro. Déjame aquí y vete con la chica con cara de rábano, no es que me importe mucho.- Me baja, me pone frente a él, aprieta sus manos en mi cintura para sostenerme y empieza a reírse.

- ¿Estás celosa?- Me guiña un ojo y me acerca a él un poco para hacer que mis pies pisen los suyos y estar un poquito más alta.

- Puede que sí, puede que no.- Se abren las puertas del ascensor y me vuelve a cargar para entrar al departamento.

- ¿Soy más bonita que Jade? - Cierra la puerta y me lleva hasta la habitación.

- Jade no es bonita, tú lo eres.

- ¡Lo sabía! - Me recuesta en la cama pero me levanto y me acerco al espejo.

Me tambaleo así que él me sostiene con una mano de la cintura.

- Mírate, Jessica. Tan guapa como siempre.- Imito una pistola con mi mano y hago un sonido con la boca mientras le guiño un ojo a mi reflejo en el espejo. 

Dallas empieza a reír a carcajadas y le doy un empujón.

- ¿Y eso por qué fue? - Pregunta sin borrar la sonrisa y yo también me rio aunque no sé por qué, si lo que quiero es llorar.

- Porque me mentiste - se me borra la sonrisa en cuanto vuelve la imagen a mí - y porque la besaste en mis narices luego de lo que pasó.

Su expresión se torna seria.

- Quisiera decir que lo siento - por un momento deseo que no lo vaya a decir en serio, pero continúa - pero no es así. 

Lo siguiente que me dice y juro que duele cada palabra, es que no me quiere, que no le gusto más de lo que le ha gustado cualquier otra chica antes, que él y yo jamás seremos nada y que él no será quien se enamore de mí. 

- Jessica, no te hagas esas ilusiones conmigo.

- Eres un idiota.- Le digo con todo el asco que siento ahora.

Pero lo más raro es que aunque se lo digo de corazón, aunque de verdad siento que lo detesto, hago algo que de verdad no me esperaba de mí misma. Es extraño lo que el deseo hace que las personas hagan, ¿no?. Mi mente, mi cerebro y mi corazón lo iban a abofetear hasta que saliera corriendo de mi departamento, pero mi cuerpo quiere otra cosa.

Responde a mi beso como sabía que haría, me apega a él y puedo sentir su abdomen bien marcado y lo duro que sus brazos fuertes aprietan mi cintura. Nuestros labios encajan perfectamente como la última pieza de un rompecabezas. Nos besamos y es increíble la forma en que sus labios seducen los míos. Ahora sé por qué todas las chicas caen a sus pies en segundos.

Mi imaginación estaba por rebasar limites hasta que de la nada frena el beso.

- Jessica, aléjate de mí - cierra los ojos con fuerza y me quedo callada - no quiero lastimarte.

- Pero ya lo hiciste.- Admito casi en un susurro mientras una lágrima resbala por mi mejilla.

- No, Jess. 

- ¡Ya lo hiciste! - le grito - Ya rompiste mi corazón. 

- No, te lo has roto tu misma - dice él con su indiferencia – por esperar algo que sabes que no te puedo dar.

Me siento en la cama rendida y me clavo las uñas en las palmas de las manos para ver si eso me duele más que esta maldita situación.

- No vuelvas a hablarme nunca.- Espeto.

- Adiós, Jessica.

Tan pronto se va me levanto de la cama y después de tropezarme un sin número de veces, llego a la cocina. Saco un paquete de cervezas que Emma trajo hace unos días, tomo el celular y le marco para que venga a tomarlas conmigo.

- ¿Jess? - Contesta y por su tono de voz me doy cuenta de que no soy la única ebria.

Le pido que venga enseguida y acepta sin problemas. El timbre no tarda en sonar así que abro la puerta y la hago entrar.  Tira su bolso por ahí y se quita los tacones.

- Me rompieron el corazón, desapareciste por ahí con tus dos amiguitas, Jade obligó a Jake a besarse con una mujer con pinta de barbie y encima, alguien derramó una asquerosa bebida en mi vestido. Para rematar el otro sábado en tu cumpleaños algo va a pasar pero se supone que no sé así que no sé.

- Sí, te fue mal pero tal vez a mí me fue peor.- Advierto y empiezo a contar.

Le cuento un resumen de todo lo que pasó. La noche con Dallas, la playa, el borracho que me atacó, Avril y Terrie, la fiesta, el beso y el montón de consecuencias que todo esto me trajo hasta hace unos minutos. Nos quedamos charlando con detalles lo que pasó durante el día. Me meto en el baño un par de veces para devolver todo lo que había tomado y con la misma energía regreso a seguir conversando con Emma. Ella me cuenta de la pelea con Jake, la razón por la que bebió de más. 

- A veces tenemos que ser nuestras propias héroes.- Admito con tristeza cuando termina y le doy un abrazo. 

- Tú eres la mía- Sonríe.

Y ahí me doy cuenta de que creo que ya conocí a la mejor persona que puede existir en el mundo. 


Inesperadamente EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora