Capítulo 5 (Tiempo Atrás)

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Dos días después de mi pesadilla sobre el señor Mellark (en la que Peeta me culpaba y decía que me odiaba), acompañé a Peeta por unos cuantos cambios de ropa. Esa tarde, la pasamos limpiando su casa. Cuando estuviéramos casados viviríamos allí y los dos estábamos de acuerdo en darle mantenimiento de vez en cuando hasta entonces. Pero esa tarde, algo pasó. Estabamos hablando sobre la boda y lo que haríamos en cuanto fueramos marido y mujer. Y en un punto de la conversación me dejó helada con sus palabras.
-Deberíamos hacer el tueste.
Dijo él.
-¿Qué?
-No quiero que todo sea una mentira. Y, si vamos a casarnos me gustaria hacerlo... menos falso. Hacer el tueste antes de ir al Capitolio serviría. Pero solo si quieres-se apresura a decir- no es necesario, solo es una sugerencia.- concluyó, ruborizado.
Hacer el tueste. Tostar el pan.
Cualquiera diría que eso no significa nada pero, para nosotros, que vivimos en el Distrito 12, hacer el tueste es muy simbólico. Ninguna pareja se siente realmente casada si no se hace el tueste. Es una tradición.
Hacerlo significaría que estaríamos casados. De verdad casados.
'Juré que nunca me casaría' me digo. Pero no tengo opción. Quiera o no, Peeta y yo seremos esposos en unos meses y, él tiene razón. Estoy segura de que en algun punto, terminaríamos haciéndolo. De una manera u otra.
Lo que me impulsa a aceptar no es solo el hecho de que, haciéndolo, siento que no pertenezco del todo al Capitolio, que aun puedo tomar mis propias decisiones, también porque una parte de mí lo quiere. Hacer el tueste con Peeta atrae mi curiosidad y me hace estremecerme de pies a cabeza cada vez que lo pienso.
Tueste. Peeta. Yo.
Sonrío y contesto:
-Está bien.

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Al día siguiente llevamos la celebración a cabo. No invitamos a nadie. Yo quería que fuera algo privado, solo de los dos, y él lo respetó.
Fue en su casa. 'La que pronto será nuestra casa' pienso. Normalmente, el tueste se lleva a cabo con algunos familiares y amigos de la pareja, quienes cantan una canción tradicional cuando el novio y la novia pasan por el umbral de su nuevo hogar. Eso no pudimos hacerlo. Cuando alguien se casa en el distrito 12, la mujer renta un vestido blanco que ha sido usado cientos de veces antes y el hombre, lleva algun conjunto que no sea el de las minas. Yo usé un vestido blanco que Cinna había diseñado para mi, me llegaba un poco arriba de las rodillas, tenía unos delgados tirantes y se señía a mi busto y a partir de la cintura la falda era mas suelta y caía hermosamente, haciendo que cuando caminaba se ondeara al compás de mi ritmo. Peeta escogió un traje blanco, en verdad eran solo unos pantalones blancos con una camiseta del mismo color. Aun así, se veía espectacular.
Seguimos el procedimiento tradicional: primero encendimos la chimenea, y después tostamos un pedazo de pan que Peeta preparo ese día, el cual compartimos. No hubo tarjetas que leer, ni siquiera hubo palabras bonitas, pues no necesitamos decir nada. Cuando acabamos nuestro respectivo pedazo de pan la realidad me golpeó.
Estaba casada con Peeta Mellark ¿significaba eso que ahora era Katniss Mellark? ¿Era esto necesario? ¿Quería hacerlo? ¿Por qué acepté? El pánico me embargó por unos segundos hasta que sentí sus brazos rodearme gentilmente.
Sí. Definitivamente esto es lo que quería. Y lo que necesitaba.

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Regresamos a mi casa para evitar que alguien sospechara. Ambos nos cambiamos antes de salir, claro.
Contrario a lo que pude pensar que pasaría, no nos dirigimos la palabra en todo el trayecto. Pero sí siento como su mirada me sigue a todas partes.
Cuando nos sentamos a cenar, nadie habla mas que Prim, quien nos cuenta que la escuela es muy aburrida. Mi hermana es importante para mí. Demasiado, es mi todo, y por supuesto que me interesa lo que sucede en su vida pero, ahora no puedo sacar de mi cabeza al chico sentado a mi lado. Miro de vez en cuando en su dirección y me percato de que, a diferencia de mi, él sí presta atención a mi hermana. 'Será un buen padre, uno magnífico. Pero no serán mis hijos' pienso '¿y si quiere niños?' El miedo me invade. ¡La noche de bodas! ¿Cómo pude olvidarlo? Mi cabeza comienza a doler cuando siento sus dedos entrelazarse con los míos bajo la mesa. Volteo en su dirección y me doy cuenta que me mira preocupado y con las cejas ligeramente levantadas, preguntando silenciosamente qué sucede. Niego con la cabeza y le doy un apretón a su mano. Sonrío y me obligo a concentrarme en Prim.

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Miro a la pared. ¿Qué se supone que debo hacer?
La puerta del baño se abre y Peeta sale de su interior. Mi corazón se acelera. Mi nerviosismo aumenta.
Sin embargo, él parece tranquilo. Siento que mi corazón se va a salir de mi pecho cuando da la vuelta a la cama y se acuesta a mi lado, pero se acomoda abrazándome como siempre hace. La confusión se hace presente.
-Buenas noches, Katniss.
Al instante me siento profundamente aliviada y agradecida.
-Te amo.-susurra bajito, como si no quisiera que lo escuchara.
Me quedo paralizada un momento, sin saber qué decir. Finalmente respondo:
-Yo te quiero.

N/A: como se habrán dado cuenta, el título dice 'tiempo atrás'. Alguien comentó en el capítulo anterior que le gustaría que nuestra parejita se casara y pudieran vivir juntos unos meses antes del vasallaje.
Aquí alguna explicación: si en capítulos anteriores ninguno de los dos pareció comportarse de manera diferente (dando indicios de lo sucedido) es porque apenas me vino la idea hace unos días, no estaba en los planes:b
De todas maneras, espero que les guste y que me dejen algun comentario, eso me anima:3
Xoxo<3

El castigo de Peeta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora